Capítulo 13

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Sus miradas quedaron fundidas y ninguno de los dos se animó a apartarla, porque la sensación era demasiado hermosa para malograrla. Marina sintió el fuerte palpitar de su corazón que no la dejaba respirar y el deseo que le despertaba ese hombre, comenzaba a invadir sus venas, haciendo que su sangre hirviera a punto de derretirla.

Mauricio llenó las copas con la bebida burbujeante y con extremada lentitud se fue acercando al sillón en donde Marina trataba de controlar su respiración. Los pasos lentos y sigilosos, pero absolutamente seguros de Mauricio,  a Marina le hicieron recordar a un depredador. Un hermoso depredador al acecho de su presa, con la que se divertiría antes de comersela. Una presa a la cual ya tenía acorralada, total y completamente rendida.

Le ofreció una de las copas que llevaba en la mano y se sentó en el extremo opuesto del sillón, mientras la recorría con la mirada.

–Esto va a ser más que complicado– Pronosticó Marina apenas en un susurro, mirando sus increíbles ojos azules. Y no solo pensando en Olivia, porque sentados ahí los dos, mirándose de esa manera, la palabra complicado abarcaba también la increíble atracción que se agitaba entre ellos dos.

–Lo sé, pero... no voy a mentirte Marina, no me importa nada–Dijo resignado– ¿Acaso hay algo en esta vida que no sea complicado?–repuso acomodándose en el sillón para mirarla de frente–Brindo por eso, y porque estoy más que dispuesto a afrontar el riesgo– Expresó firme, levantando levemente la copa pretendiendo brindar.

– ¿Qué sentido tiene la vida si no corremos riesgos?–Respondió Marina a modo de brindis mirándolo por encima del filo de la copa.

Mauricio sencillamente tembló. Odiaba sentirse así y sobre todo detestaba no poder dominarse. Había pretendido seguir con ese juego de seducción, pero su control estaba al límite, ya no podía seguir esperando a tenerla entre sus brazos, explorar su cuerpo, para hundirse en ella. No podía mantener encerrada por más tiempo esa parte suya salvaje e irracional que cohabitan en él y que nunca nadie pudo despertar. La que ahora estaba rugiendo, bramando para que la dejara salir.

– ¿Por qué te quedas en este hotel si nunca venís con ninguna mujer?–Preguntó Marina sin poder contener su curiosidad.

– ¿Por qué tengo la leve sospecha que seguís sin creerme?

–Quizás porque es difícil de imaginar.

– ¿Por qué crees que es difícil imaginar que siempre vengo solo a este lugar?

Marina bufó y lo miró escéptica.

–Es increíble lo odiosamente engreídos que pueden ser algunos hombres ¿Nuevamente buscando halagos señor Robles?

–No, no lo hago–Respondió con fingida inocencia.

– ¿Es que no se ha mirado al espejo últimamente? ¿Es que acaso no se ha fijado esta noche lo que les ha ocurrido a todas las mujeres que estaban a su alrededor?

–No, no me di cuenta, porque tenía los ojos puestos solo en una– Marina suspiró mentalmente.

–Solo eso tendría que hacer, mirar, y le aseguro que no volvería solo a esta habitación. Nunca más. Conmigo funcionó–Dijo con una sensual sonrisa que embelleció su rostro mucho más de lo que ya era.

– ¿Debo imaginar que usted siempre hace esto Señorita Sallinger?–Preguntó Mauricio divertido, pensando que jugar con ella de esta manera era otra forma de quedar atrapado, mucho más de lo que nunca estuvo por nadie.

–Nunca he hecho esto en mi vida, es la primera vez, y eso se debe a que nunca nadie me miró como usted lo hizo esta noche–dijo con seriedad, Mauricio nunca sabría cuanta verdad había en esto.

La traición esta de modaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora