Capítulo 46

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Al pasar los días fue cada vez más difícil para Marina poder sortear cada uno de los avances que Olivia lanzaba sobre ella. Una vez que las cosas fueron lo suficientemente claras entre las dos, después de su viaje a Acapulco y sobre todo después de que los sentimientos de Olivia habían sido expuestos de manera contundente y para nada sutil, ella no dejaba de manifestarle cuanto la deseaba y cuáles eran sus intenciones.

Y Aunque Marina también tenía muy claro cuáles eran sus sentimientos, a pesar que sabía que su corazón no tenía la más mínima posibilidad de olvidar a Mauricio, hacía hasta lo imposible para no herir los sentimientos de Olivia, no podía olvidarse que aun así, era la única persona, además de su hermana, en quien podía confiar.

No podía confiar en nadie más, como tampoco podía volver a amar, excepto al dueño de los ojos azules más hermosos del mundo.

Pero el hecho era que Marina todavía no había encontrado la forma de decirle que no podía ni siquiera considerar la probabilidad de estar con ella. Nada tenía que ver su condición sexual, Marina no sabia de prejuicios y menos de inseguridades. Pisaba firme en sus convicciones y mucho más en sus sentimientos.

Y allí radicaba su mayor preocupación. Porque sentir de esa manera le traía otras preocupaciones. No quería que Olivia se sintiera rechazada. No quería lastimarla y mucho menos que se enfadara.

Trabajaban juntas y lo que habían logrado superaba hasta lo que la misma Olivia había esperado.

Marina ya era tapa de las revistas más importantes del país y era el rostro de muchas de las marcas de mayor prestigio en el mercado de la moda. Pero ahí no había terminado todo, las campañas hechas en distintos países habían dado sus frutos y cada vez era mayor la cantidad de contratos que Marina tenía que firmar. Su rostro había comenzado a dar la vuelta al mundo, con propuestas que harían temblar a más de una modelo ya de renombre.

Sí, eran un equipo, pero tal como Marina veía las cosas estaba todo en peligro. Olivia parecía no querer comprenderla y lo que era peor, estaba decidida a no darse por vencida.

Es por eso que Marina había decidido terminar una vez por todas con esta situación y hablar con Olivia sin rodeos, porque creía que en algún punto indefectiblemente iba a mezclar lo profesional con lo personal.

El avance de Olivia, como era su costumbre, no se hizo esperar. Habían terminado de organizar la agenda repleta de compromisos laborales, y poco a poco los integrantes del equipo de Olivia se fueron retirando, para así disponer todo lo necesario para la jornada de trabajo. Quedaban en el estudio Olivia, Paula y la modelo.

Marina día a día fue comprendiendo muchas cosas con respecto a Olivia, iba conociéndola cada día más y una de las más importantes que descubrió fue que Paula estaba enamorada de ella. Ahora podía comprender su fría expresión cada vez que la miraba. Pero Marina supo ver más allá de sus ojos fríos. En ellos había celos y dolor. A Marina no le cabían dudas de que Olivia usaba a Paula cómo y cuándo quería. Pero su secretaria estaba enamorada, y nada se podía objetar con respecto a eso.

Una vez que terminaron de programar su trabajo, Paula dio vueltas por el estudio pretendiendo acomodar papeles, adelantando trabajo para los días próximos. Pero solo bastó una mirada de la fotógrafa para que Paula se despidiera y abandonara el estudio con un áspero saludo.

– Ahora entiendo porque Paula nunca me dirigirá una sonrisa– Declaró Marina cuando vio desaparecer a la secretaria de Olivia por la puerta.

– Paula es de la última persona por la que deberías preocuparte– Dijo acercándose, contoneando su atractivo cuerpo hacia Marina. Y ella como hipnotizada no podía dejar de mirarla.

La traición esta de modaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora