I "Comienzos" (1/2)

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Los suaves rayos de luz solar que entraban por la ventana me sacaron de mi sueño al dar de lleno en mis ojos. Gruñí, tratando en vano de cerrarlos y conciliar el sueño otra vez, pero eso no sucedió. Bufé estirando la mano para alcanzar el móvil, percatándome de la hora a la que había despertado. La noche anterior, con todo lo sucedido, se me había olvidado cerrar las cortinas y eso me costó el despabilarme abruptamente y por sobre todo, muy temprano, precisamente a eso de las 9:17 AM. Temprano, para mí.

Pase mi mano por mis ojos tratando de eliminar el sueño, me senté en la cama barriendo con pesadez habitación con la mirada, enterándome del caos en el que estaba durmiendo. Recordé entonces los acontecimientos de ayer, Marcos y yo tuvimos una pelea, no recuerdo que es exactamente lo que le estaba reclamando, pero todo terminó en una reconciliación de sexo. Tal y como siempre, el no se quedó a dormir, no porque no quisiera, si no porque a mi no me gusta dormir con nadie, a pesar de tener una cama para dos personas, prefiero ser sólo yo.

Miré hacía abajo y me descubrí totalmente desnuda. Luego de bostezar y desperezarme, caminé al armario para ponerme algo cómodo e ir a hacerme algo de comer.

Ese día en particular, a pesar de que siempre me pasaba, no deseaba hacer nada.

Terminé de cocinar las tostadas con jamón curado encima y un café negro amargo. El sofá me esperaba y, frente a este, la TV que encendí para ver las noticias. Puse un noticiario cualquiera, mientras me llevaba el café a los labios, pasando aburridamente mis ojos por el cuadradito que exponía la fecha.

"17/12/2019"

—Oh, es mi cumpleaños.—solté con algo de sorpresa, se me había pasado por completo.

Bueno, después de todo sería seguramente lo mismo de todos los años, un par de regalos caros por parte de mi hermano y un maratón de películas con Marcos.

"Necesito amigos", me dije a mi misma mientras sonreía y terminaba el desayuno. "Nah, serán igual que todos los que tuve"

Pasé al baño y rápidamente me duché, para luego lavar mis dientes y  terminar con una breve inspección en el espejo, observando mi reflejo al que lentamente, al pasar por la parte que más odiaba de mi rostro, se le formó una mueca de recelo.

Tomé las lentillas y después de colocármelas, salí a dar un paseo por las bellas calles de Barcelona, recordando cómo el día anterior me había topado con unos zapatos que me fascinaron.

"Podría ser mi Auto-Regalo de cumpleaños".

"Cry For My" de Camila Cabello sonaba en mis airpods. No sabía mucho Inglés, pero la cantidad de veces que había leído las letras de sus canciones ya me acostumbraron a saber en lo que en cada una se decía. Y puedo decir que lo que transmite en ellas me llega al corazón y a la par, invade mi mente de pensamientos.

"Sería lindo que alguien llorase por mí".

A mis veinticuatro años jamás tuve una relación sería siendo sinceros. Marcos es guapo, pero es más seco que el desierto del Sahara. Me refiero a que no es sentimental, no hacemos nada más que follar o ver películas, hablar de actores... y después de eso ninguno sabe más de la vida del otro. Marcos no es exactamente la persona con la que quisiera compartir mi vida, cuando fanfarronea de lo "sexy" que es o de que, y cito, "¿Cómo aún no le habían llamado de Marvel para que el fuese el próximo "Capitán America"?" Cada vez me hartaba más la relación que teníamos, no entendía como aún no le dejaba.

En realidad sí lo entendía, era tan simpe como saber que no me gustaba estar completamente sola, pero mis pocas ganas de socializar no ayudaban. Crear relaciones nuevas, desde cero, era mucho trabajo. Pasar por tanto, para que luego un error destroce el proceso por completo, no era algo que me gustara.

Divagando en mis pensamientos llegué a la Zapatería, cuyo cartel rezaba el nombre de "Flores y Jazmines". Entré al lugar.

—Hola Cristina.— Saludé a la recepcionista, la cuál me devolvió una sonrisa falsa.—Me gustaría probarme los Christian Louboutin Rojos que están por allí.—Le señalé a la encargada, que asintió y fue detrás de los zapatos.

Horas más tarde...

—Venga, ¿me vas a decir gracias o...?—Me preguntaba mi hermano luego de darme las llaves del Lamborghini Veneno que me acababa de regalar.

Lo observé de la misma forma atontada que mantenía hace ya varios minutos.

—Bruno, yo...eh...n-no... no puedo creer que lo tenga frente a mí, ¿Cómo mierda sabías que quería exactamente este?— pregunté anonadada observando a mi hermano que me sonreía felizmente.

—Intuición, querida hermana. Eso y que te has pasado todo un día aturdiendo a mi secretaria contándole lo que te gustan estos tipos de carros, y pensé ¿Qué mejor regalo para mi hermanita de veinticuatro años que el auto de sus sueños?

Solté una risa, divertida por sus ocurrencias y le abracé con fuerza. Mi hermano, Bruno Villanueva, era una persona tan buena y leal que no podrías expresarle lo mucho que le quieres en palabras ni en acciones, y él, con tan sólo recibir pequeños gestos de afecto, ya quedaba satisfecho y continuaba su día con esa sonrisa resplandeciente que tanto lo caracterizaba.

Y que tantas veces, varios habían remarcado que a mí me faltaba.

—Vale, debo dejarte, la empresa me espera. Espero poder ir luego si el trabajo no es tanto, te amo y Felíz Cumpleaños.

Me dio un beso en la mejilla y luego se marchó con su carro, otra vez al trabajo.

"Este hombre no para" me dije mentalmente.

AL DÍA SIGUIENTE

Salté sobresaltada de mi cama cuando el móvil sonó, eran cerca de las 9:00 AM y mi cabeza explotaba con la jaqueca que tenía.

En el día de ayer Marcos no apareció, ni siquiera un mensaje. Mi hermano no podía cenar conmigo por culpa del trabajo y yo me había quedado sola en el apartamento. Un sentimiento de tristeza afloró en mí  y comencé a beber las botellas de vino que tenía en el mini-bar, mientras sollozaba en el sofá. Tratando de descifrar el motivo de mi tristeza, a pesar de tenerlo todo.

Mis pensamientos sobre la noche anterior fueron interrumpidos por el llamado de la secretaria de mi hermano.

—¿Halo?.

—Hola, señorita Valeria.

Rodé los ojos molesta.

—Es Valentina, ¿Qué sucede?

—Su hermano me mandó a llamarla, necesita que acuda urgente a la empresa.

—¿A estas horas?—Contemple el reloj con cara de sueño, este marcaba las 9:07 AM, "Yo sólo quería dormir una hora más".

—Si señorita, dice que es algo muy urgente y que la quiere antes de las diez en su oficina.

—Vale, voy para allá.

Corté la llamada.

—¿Qué querrá ahora?

ARAGONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora