Odiaba que hubiera elegido la casa de los Tomlinson para darnos la noticia como si fuera una especie de santuario en el que no podíamos enfadarnos. Yo no había sospechado absolutamente nada de lo que se nos venía encima, con la potencia de un tsunami que sin embargo no hace temblar la tierra, precede a un terremoto ni roba agua de la orilla del mar. Scott no había emitido ningún tipo de señal que pudiera interpretar como un cambio en el cielo que anunciara la llegada de una nueva estación, y creo que eso era lo que más me dolía de todo. Que, para él, su vida apenas iba a cambiar, mientras la mía se quedaba patas arriba.
Cuando se levantó, con cara de circunstancias, tragando saliva y mordisqueándose el piercing, pensé que todo se trataba de una broma con la que poner nerviosos a nuestros padres. Bien sabía Dios que no sería la primera vez que nos tomaban el pelo con algo serio porque les apetecía arriesgarse a que les castigaran, así que yo seguí comiendo tranquilamente, como si la cosa no fuera conmigo. Lo que habían preparado entre Eri, Tommy y mi hermano estaba delicioso, y se merecía mi atención más que la tontería del día que fuera a hacer mi hermano.
-Eh... familia-carraspeó, nervioso, y fue entonces cuando yo levanté la vista para mirarle. Puede que fuera a interpretar bien su papel y consiguiera, por primera vez en su vida, no echarse a reír antes de terminar la frase trágica con la que tenía que desatar el apocalipsis-. Tommy tiene algo que contaros-soltó, y se sentó, mirando a su amigo con una sonrisa de disculpa que le temblaba en las comisuras de la boca. Tommy se lo quedó mirando, pero yo no miré al mayor de los Tomlinson: estaba demasiado ocupada preguntándome qué pasaría para que Scott hubiera escondido las manos debajo de la mesa.
-Serás cabrón...-gruñó el susodicho, levantándose. Todos los ojos de la mesa (doce en total) estaban fijos en él, expectantes-. Bueno... no sé cómo decir esto... veréis-Diana le acarició la mano, y yo me preparé para lo peor: se había quedado embarazada. Y, contra todo pronóstico, querían tener al bebé. Lo que no entendía yo era qué tenía que ver mi hermano en todo eso, si desde que había llegado, lo mejor que había hecho por la americana había sido tolerarla. Sólo ahora, después de que las cosas con Tommy volvieran a la normalidad, Scott y Diana empezaban a sentir un mínimo de afinidad el uno por el otro.
-Ya sé lo que os pasa-respondió papá, y miró a Louis, que asintió despacio con la cabeza, volvió a clavar sus ojos en su primogénito y dijo:
-Diana está embarazada-las bocas de la mesa se abrieron hasta formar círculos concéntricos.
-Y no sabéis de quién es-añadió papá, terminando de despejar la incógnita en la ecuación, mirando a Scott-. Porque habéis hecho un trío y no os pusisteis condón, ¿a que no?
-En algún momento tenían que hacer una gilipollez semejante-comentó Louis, reclinándose en la silla y suspirando trágicamente-. Verás cuando se entere Harry. Me va a matar. Me manda a su hija para que la cuide, y le hacen un bombo.
-No puedo decir que me sorprenda. Me decepciona, pero no me sorprende-respondió papá, adoptando la misma postura que él. Del rostro de Tommy había volado todo color, pero Diana había fruncido el ceño, como si lo que acababan de decir fuera la peor acusación de la historia. La verdad es que no entendía por qué se lo tomaba tan a pecho: Tommy era muy guapo, y en otra época de mi vida (concretamente en la que Alec aún era un gilipollas a mis ojos), tener un bebé con él tampoco sería una tragedia de las proporciones que la pintaban en mi familia.
-No estoy embarazada-replicó Diana con la voz gélida, y añadió en un tono más ofendido aún-: Y no me he acostado con Scott.
-No ha tenido el privilegio-balbuceó Scott por lo bajo, y Tommy lo fulminó con la mirada. Mamá y Eri intercambiaron una mirada cuando papá y Louis fruncieron el ceño, confusos.
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B o m b ó n (Sabrae II)
RomanceHay dos cosas con las que Sabrae no contaba y que le han dado la vuelta a su vida completamente: La primera, que Alec le pidiera salir. Y la segunda, que ella le dijera que no. Aunque ambos tienen clara una cosa: están enamorados el uno del otro. Y...