Capítulo 38: Manjar.

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Esa noche me estaba cambiando la vida, para bien y para mal. Estaba poniendo patas arriba todos y cada uno de los anclajes que creía tener asegurados, rompiendo mis esquemas y demostrándome que había un nuevo mundo ahí fuera por ser descubierto. Un mundo que yo creía conocer como la palma de mi mano: el mundo del placer que acompañaba al sexo, el universo que era el cuerpo de todas y cada una de las mujeres, cortadas por el mismo patrón pero tan distintas entre sí que no podías encontrar nada parecido entre dos más allá de su feminidad. Un mundo del que yo me creía el emperador, el dueño absoluto, amo de unos dominios tan extensos en los que nunca se ponía el sol...

... hasta que llegó ella, y me hizo descubrir que lo único que era, era el guardián de la única puerta de acceso. Puede que hubiera estado con otras muchas que me hubieran ayudado a desentrañar los secretos del universo, pero ninguna de ellas me había dado un mapa estelar como el que Sabrae había dibujado en mi pecho, con unos dedos de fuego que convirtieron sus caricias en un tatuaje que memoricé en un segundo. Las demás me habían hecho disfrutar, pero con Sabrae había gozado, que no era lo mismo. Se habían mezclado sentimientos, había perdido el control, y lo más importante, le había concedido la única banda sonora que yo había negado a las demás, por mucho que me suplicaran. A pesar de que me encantaba la música, o precisamente por lo mucho que me gustaba esa música en particular, siempre había preferido el silencio a The Weeknd. Es más: había llegado a ser la única elección posible.

Lo que yo no sabía era que no estaba protegiendo su música para mí, sino reservándola para ella. El único momento en que podía escuchar canciones como High for this, Acquainted, Often, o Six feet under y comprender de qué hablaban y quién podía inspirar letras así, era cuando la tuve frente a mí, desnuda, mirándome desde abajo para regodearse en el placer que me proporcionaba con la boca, o regodeándose en el que le proporcionaba saberse tan sensual, tan poderosa sobre mi cuerpo que podía conseguir sólo con sus labios que yo perdiera la razón, y gruñera y gimiera como si aquella fuera la primera vez que me la chupaban. En cierto sentido, así se sentía: puede que su técnica con la lengua estuviera lejos de ser perfecta, pero ella había traído a la ecuación tantas cosas que la variable de la experiencia se había convertido en un cero a la izquierda. Había traído la música, había traído el descontrol, había traído el ser incomparable, y sobre todo, había traído los sentimientos.

Las cosas se habían torcido demasiado por lo intenso de la ecuación, pero enseguida había conseguido apartar de mi mente los pensamientos enfermizos y venenosos que me decían que había algo malo en mi interior, algo que no debía dejar que alcanzara a Sabrae. Es un poco complicado pensar en que estás haciendo algo mal (o, bueno, pensar a secas) cuando la tienes delante de ti, desnuda, abriendo la mampara de la ducha para invitarte a entrar con ella. O cuando se pone de rodillas para volver a chupártela. O cuando tú te pones de rodillas para venerarla como mejor sabes: comiéndole el coño con tu mejor técnica, saboreando su placer mezclado con el ligero toque afrutado del jabón que ha cogido de la rejilla de la ducha.

-Oh, sí-había gemido, mordiéndose el labio y pegando la nuca a la puerta de mi habitación, cuando mi boca abarcó todo su sexo y mi lengua penetró suavemente en su interior sensible. Había arqueado la espalda, y sus uñas se hundieron en mis hombros, cuando una nueva ola de su dulce néctar descendió de sus entrañas directamente hacia mi garganta, lo que me había hecho enloquecer. La cogí por los muslos, le pasé las piernas por encima de mis hombros, y la levanté en el aire.

¿Te imaginas que hubiera pensado en ese momento en cómo la había agarrado del cuello sin tan siquiera darme cuenta? A ver quién es el guapo que consigue pensar algo que no sea "joder, he nacido para esto" mientras tiene el coño de Sabrae contra su boca.

B o m b ó n (Sabrae II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora