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Jodido viernes de desenfreno. Amado viernes de descontrol. Si hubiese sabido que una docena de copitas de tequila lo llevarían a esa situación, lo habría hecho mucho antes.


—Oh... jevus...


Jadeaba en medio de sus lágrimas, escuchando la respiración entrecortada de su maplecito en su oído derecho, sintiendo su espalda sudorosa rozar con ese pecho desnudo, arqueado su cuerpo debido a esas manos que lo elevaban al cielo, abriendo sus piernas aún más para acomodarse sobre ese regazo.


—Chingada ma... madre —soltó el aire en un gemido largo—. Esto... duele.


Aun saltaba como podía para que esa vergota le acariciara el timbre del pecado, gemía a viva voz mientras sentía que las caderas de su maplecito también se esforzaban en darle bien duro. Mejor no podía estar.


—Mexique —esa ronca, pero dulce voz, le hizo temblar—. Are you... okey? —susurró deteniendo poco a poco sus manos y su cadera—... ¿quieres que... pare?

—No. No —jadeó girándose un poco—. Me vale verga... Sólo... dame más duro, maple.


Y tal vez fue su imaginación, pero sintió que esa cosa gloriosa se agrandó más. Hasta gimió agudamente y él mismo volvió a moverse. Ah sí. Amaba los días donde era el pasivo, tanto como cuando era el activo y gozaba de ver a su maplecito suplicar. 

Chiquis [México x Canadá]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora