Chiquis [México x Canadá]

195.

Impulsivo siempre, por eso un día estuvo ahí, frente a la puerta de Canadá, porque iba a ofrecerse para cuidarlo hasta que naciera el chamaco... Y tal vez un poco más.
Pero no sabía si era buena idea.

—¿Mexique?

—Maple —rio nervioso—. Wey... vine a ver si estabas bien.

Lo raro es que Canadá ni lo cuestionó, lo aceptó como visita, le sonrió con calidez, y hasta le dio un mini recorrido por los alrededores.

El canadiense se vía sumamente bien, enérgico y sereno.

—¿No te da miedo lo que viene después?

—¿A qué te refieres?

—Al chamaco... Tus responsabilidades... La vida... ¿Todo?

—No sé —suspiró—. Desde que me enteré del bebé, todo pasó muy rápido y tuve que adaptarme —se tocó la pancita—. Es muy raro, pero no es malo.

—¿No te hace falta que alguien te cuide?

—La verdad sí —intentó sonreír, pero solo hizo una mueca—. Me siento solo a veces... También tengo miedo a que algo salga mal... Y a veces necesito un abrazo... —soltó una risita triste.

—Maple... —le sostuvo el brazo— déjame cuidar de ti —lo dijo seriamente—. Wey... No puedo estar en paz pensando que estás tú solito en tu casita, alejado de la ciudad... Con tu barriguita y tus antojos.

Canadá rio bajito, enternecido por lo que decía el tricolor.

—No voy a poder dormir si no sé que estás bien.

—Lamento preocuparte.

—Maple... Yo cuido de ti y tu chamaco... —le sostuvo la mano y lo miró directamente—. Déjame ser un padre temporal para el bebé y también, déjame ser parte de tu vida.

—Eso suena como una declaración.

—Es porque sí es una —el tricolor se rascó la nuca—. Aunque tal vez no debí decirlo ahora.

—Mexique...

—Me gustas, ¿sí? Y tal vez es muy pronto y todo... Pero lo importante es que quiero cuidar de ti ahora que más lo necesitas.

—Mexique... No puedo corresponderte... No Ahora... y tal vez no pronto.

—Ya sé... Y no pido que lo hagas... —sonrió—. Sólo... déjame cuidarte y ya.

—¿Por qué?

—Porque nadie debería pasar su embarazo solo.

Canadá por primera vez en mucho tiempo dejó brotar sus lágrimas, y aceptó.

Porque no quería estar solo.

Ya no.

Estaba asustado.

Y estaba muy dolido.