124.

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—Me lleva la verga.


Refunfuñó cuando sobre su cabeza cayó una gota de agua. Suspiró. No le gustaba la lluvia. Menos cuando sólo llevaba encima una túnica toda fea y delgada.

Quiso blasfemar, pero de pronto vio algo sobre su cabeza, algo que lo cubría de la lluvia. Hizo una mueca extrañada, porque estaban en medio de un desierto sin vida por la sequía. Pestañeó antes de enfocar el objeto y se dio cuenta de algo raro... Vio plumas, muchas plumas blancas y brillantes.


—Pos ora...

—Parecía que no te gustaba la lluvia.


Eran las plumas de un ala blanca gigante, y el dueño era un ángel de cabellos rojizos y rizados, con su nariz un poco pequeña y enrojecida levemente, de piel pulcra y blanca.


—Tú...

—Oh sí —sonrió y se encogió de hombros—. Yo hice que lloviera... Ya era hora... Todo estaba muriendo —miró su alrededor con felicidad—. Un pequeño milagro celestial para todas estas criaturas del señor.

—No —hizo una mueca—. ¿Tú que haces aquí?

—Oh... pues —el ángel jugó con sus dedos—, me acaban de designar a la Tierra —sonrió fascinado—. Es un lugar hermoso... Pero está en caos y bueno... Tengo que ayudar y...

—Pérate —sonrió de lado—. ¿Sí sabes que soy un caído y tú mi enemigo?

—Sí... ¿Y qué tiene?

—Debes odiarme y no cubrirme de la lluvia —mostró sus colmillos en una sonrisa burlona.

—Claro que te odio —se defendió—, pero es cierto que mi deseo es ayudar y... Te ayudo —sonrió.

—Uy sí... Qué rudo te ves.

—Gracias.

—No era... —el azabache negó y bufó—. ¿Nombre?

—Oh, disculpa, querido —carraspeó y sonrió—. Mi nombre es Canadá, un gusto.

—Sí —se burló ante ese ángel sin una pisca de experiencia—. Soy México... Y si sigues tratándome así, voy a chingarte.

—Hum... ¿bien?

—¿Bien? —se rio divertido—. ¿Me entendiste siquiera?

—Hum... No.

Chiquis [México x Canadá]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora