184.

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Tenía que confesarse. Estaba decidido. Era ese día o nunca. Por eso estaba ahí, de traje, con una rosa en la mano a la que le quitó las espinas. Apretando el timbre para ya no arrepentirse.

Quiso salir corriendo. Pero no.

Era su momento.

—¡Ya voy!

Vio abrirse esa puerta, separó los labios y... boqueó.

—¿Mexique?

Poco pasó para que Canadá enrojeciera a un nivel casi gracioso. Para después cerrar la puerta con toda la fuerza que tuvo.

Porque no creyó ser descubierto en esas fachas.

Usando un pijama de cuerpo completo que simulaba un conejo. Se quería morir justo en ese momento y se hizo bolita en el suelo, tirando de la capucha para ocultar su rostro y fingir que no existía.

—Maple... tú...

—Ay no —murmuraba.

—Maplecito... abre la puerta, tengo que decirte algo.

—¡Hoy no! —Ya no podía con tanta vergüenza.

—Maple... No te enojes... Pero ¿puedo hacerte una pregunta?

—No... please.

—¿El pijama incluye una colita de conejo?

Canadá ya no volvería a salir de su casa jamás. No después de eso. No con tal vergüenza a cuestas.

—La respuesta es sí.

México elevó la mirada y se halló con dos figuras en la ventana. El uno era USA y vestía un pijama semejante al que vio usando a Canadá, pero de diferente color. Y la otra personita era cierto chiquillo de seis años que lo saludaba animado, por la capucha, deducía que también usaba pijama.

Y...

¿Qué chinga'os?

—A Hub le gustan los desayunos temáticos.

—Señor México, ¿quiere unirse?

—¡No! —suplicó Canadá que aún se aferraba a la puerta cerrada.

Chiquis [México x Canadá]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora