Chiquis [México x Canadá]

152.

—También me gustas.

Letonia sonrió antes de suspirar. No podía pedir demasiado, porque era exactamente eso lo que le gustaba de Canadá. Su inocencia y distracción.

—Como amigo.

—¡Sí! —Canadá sonrió—. Eres muy divertido.

—Canadá, tú me gustas mucho, pero no como amigos —dejó las palomitas en una mesa y le tomó de las manos—. Mírame Canadá, mira mis ojos... Estoy fascinado por ti desde hace años, mucho antes de que salieras con México.

—Tú... —se sonrojó levemente.

—Estoy enamorado de ti —confesó antes de reír de forma nerviosa—. Al fin lo dije.

Canadá se quedó callado un momento, procesando esa mirada y el sonrojo, sintiendo nervios y sin saber qué decir.

—No tienes idea de cuánta rabia me da que México te trate así, cuando yo solo quiero pasar el tiempo contigo y...

—Letonia —Canadá le miró seriamente—, muchas gracias... Pero sabes que...

—¡Lo sé! —apretó los labios—. Pero date cuenta de cómo te trata, Canadá... No es que me esté aprovechando... Sólo... No quiero verte triste.

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México corrió como loco preguntando por su novio, tratando de adivinar por dónde se fue y si aún estaba con Letonia. Planeaba disculparse por ser tan pendejo, y romperle la boca a putazos al idiota que se aprovechó de todo.

Pero no había nadie que le diera razón.

—¿Qué chinga'os quieres? —contestó el celular en furia.

—Soy Letonia.

—Ay, cabrón. Dime dónde chinga'os estás y qué le hiciste a mi maplecito.

—Eres un idiota muy grande y espero que te dejen —dijo dolido y furioso—. Pero Canadá te ama demasiado para eso. Suertudo hijo de...

—¿Dónde está Canadá?

—Dijo que iba a volver a su casa.

México no lo pensó. Solo colgó y regresó corriendo. Porque tenía miedo. Miedo de haber sido un idiota por demasiado tiempo.