Capítulo 54

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ROSES P O V

Mi cuerpo se encuentra inmóvil sin reaccionar ante la situación de recién, el móvil se resbala de mi mano y cae al suelo.

Observó a Destiel acostado en su cama mientras juega con su chupete y manitos, los ojos se me llenan de lágrimas y comienzan a resbalar por mis mejillas sin control.

Mis manos temblorosas cubren mi boca, mientras que mi vista se pierde en algún punto fijo de la habitación.

_¡Hola campeón de papá!-Derian entra al cuarto sonriente mientras camina a Destiel.

_¿Rose? ¿Te encuentras bien? ¿Sucede algo?-me observa confundido.

Levantó la vista y lo observo a los ojos, mis lágrimas no cesaban y las palabras no salían de mi boca.

_¿Por qué lloras Rose? ¿Qué ocurrió?-pregunta caminando a mí, lleva sus manos a mis antebrazos y me acaricia.

_Da-Dania-susurro temblando.

_¿Dania? ¿Qué sucedió con ella?-pregunta preocupado viéndome a los ojos.

_¡Ay Derian y-yo, estaba ha-hablando con ella cu-cuando sentí un ruido, le pre-pregunte que sucedía y di-dijo que alguien había entrado a su casa, lu-luego sentí sus gri-gritos de au-auxilio, ella me grito que l-la atra-paron-hablo entre cortada por mi llanto.

_¿Qué?-veo el rostro de Derian palidecer enseguida.

_La secuestraron Derian, secuestraron a Dani-susurro para luego explotar en llanto de nuevo.

_No, no puede ser si acabo de mandar a los guardaespaldas-habla mientras niega y camina de un lado a otro por toda la habitación.

_No llegaron a tiempo, Derian-susurro desconsolada.

_¡AHH MALDICIÓN, ELLA NO JODER, NO DE NUEVO!-grita mientras tira todo a su alrededor.

Su acción hace que mi llanto aumente, y que Destiel se asuste demasiado que empieze a llorar y a quejarse.

_Llevatelo Rose-susurra acomodando su cabello.

_¿Qué harás?-susurro cargando a Destiel mientras ambos lloramos.

_Te prometo que la buscaré, la encontraré y la traeré a casa, se lo prometo a los dos-habla tomandome de mis hombros para luego besar mi cabello y la mejilla de Destiel.

Asiento y salgo de la habitación caminando despacio, las chicas que trabajan aquí ayudándome, corren hacía a mí y me ayudan a sentar y a calmar a Destiel, para luego tranquilizarme a mí.

...

Las lágrimas inundan mis ojos y siento como el vacío que Dania dejó en mi corazón cuando se fue de mi vida, se hace más grande que antes.

Pero ahora no siento rencor hacía ella como cuando se marchó, ahora lo único que siento es desespero, la desesperación invade todo mi cuerpo en este momento.

Camino por toda la habitación recapacitando lo que ha dicho Rose.

_Secuestraron a Dania-susurro viendo la foto de los dos juntos, que tenía sobre la mesita de noche.

_A mi princesa, a la razón de mi vivir, al amor de mi vida-susurro llorando desconsoladamente.

Sacó el móvil de mis pantalones de trabajo, y marcó el número del encargado de darle las ordenes a los guardaespaldas por mí.

_Jefe ¿En que le puedo ser útil?

_¡Escucheme imbecil! ¿Usted mandó los escoltas para la dirección de la casa que les di?-pregunto sintiendo la irá recorrer mis venas, mi cuerpo, mi ser.

_Si señor, hace cinco minutos y un poco menos, que salieron directo hacía allá jefe.

_¡DEMASIADO TARDE IDIOTA, ME LA SECUESTRARON! ¿Entiende eso? Acaban de llevarse contra a su voluntad a la mujer de mi vida, a la madre de mi hijo, imbecil-mi voz se apaga cada vez más con cada palabra, mientras el llanto se apodera de mí.

_Jefe yo...-lo interrumpo.

_¡Callese y venga para la mansión!-ordenó.

_Si señor-le tiembla la voz del otro lado.

_Traiga a los escoltas civiles con usted, los quiero aquí en veinte minutos-ordenó para luego colgar la llamada.

Lanzó el móvil contra la cama, este rebota pero vuelve a caer sobre la misma, me siento sobre está y siento mi cuerpo derrumbarse.

Apoyo mis codos en mis rodilla y mi cabeza sobre las palmas de mis manos, jaló fuertemente mi cabello para ver si sentía dolor, y esto no era una maldita pesadilla pesada.

Pero el dolor que siento me hace darme cuenta que estoy en la realidad, sentirlo por una parte era bueno por que sabés que estás vivo, que aun sigues existiendo y valiendo como cualquier persona del mundo. Y no sentirlo era saber que nada de lo que vives, sientes o piensas es real.

Eso era, y es lo que quiero sentir justamente en este momento de mi vida, no sentir el dolor para llegar a pensar por un momento que nada de lo que está pasando es real, y que tengo a Dania a mi lado despertando conmigo, viendo como la hora dorada hace que sus ojos verdes se mezclen con el color oro de la atardecer, haciéndote confundir tanto hasta llegar al punto de no descifrar el color de sus ojos.

Esto sólo le sucede en la suma de los sesenta minutos de ese momento del día, esta hora se ha convertido en los mejores sesenta minutos de mi vida.

_¡Joder estúpido Lear, me las vas a pagar!-hablo tirando todo lo que está a mi alcance.

_Me las voy a cobrar malditos los odio, maldita seas Cámily, maldita seas Lear.

Trago saliva y bajó las gradas rápido, camino al bar que tenía en la oficina que se encontraba en casa, tomo un vaso y la botella de whisky, sirvo de este en el vaso y lo bebo de un solo trago.

_Señor Derian-susurra la nueva mucama que había contratado para que ayudara a  Roses.

Volteó y la observó serio esperando a que diga algo, su rostro inmediatamente se me hace familiar pero no lo reconozco.

_Hable-susurro sirviendo más en el vaso.

_Ya llegaron los escoltas ¿Los dejó pasar?-habla adentrándose a la oficina.

_Primero am.. No sé cómo te llamas-hablo esperando a que me diga su nombre.

_Sophia-susurra.

_Bueno Sophia primero a usted no se le está pagando para informarme a mí quién me busca, segundo usted no debe entrar a la oficina sin antes tocar, y tercero usted abre la puerta cuando yo le de el pase ¿Entendió?

_Si señor, disculpe.

_Lo sabe para la próxima, ahora déjelos pasar.

_Como diga-ella sale de oficina y cierra detrás suyo.

Camino y me siento en mi sofá, giro la silla volteandome para observar el jardín de la mansión, puedo ver a Destiel jugar con Roses sentados ambos en el verde del césped.

Sonrió y observó a mi hijo gatear y tropezarse, Roses sonríe sorprendida haciendo que Destiel se ría, mi hijo observa la mansión dejándome notar los mismo reflejos de Dania.

La hora dorada había llegado, los sesenta minutos estaban ocurriendo y ahora los protagonizaba Destiel, el verde de sus ojitos se mezcla con el color oro confundiendome, no podía descifrar el color que sus ojos al igual que los de su madre, tomaban a está hora del día.

_Señor, nos mando a llamar-siento a Thomas el encargado de los guardaespaldas hablar.

Quito mi vista de la ventana y observó en caso vacio que llevaba en mi mano, giro la silla volteando a ellos, dejo el vaso sobre la mesa y los miro serio.

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