Empire (The Hunt) [Finalizada]

Episodio 97

 — ¿Te importa si la toco?— Preguntó Roseanne. Roseanne estaba acoplada, pero todavía era bella y poderosa. Por un instante, Wendy quería gruñir en la imagen de Roseanne tocando a Irene, incluso para curarla. El sentimiento era extraño y sin embargo completamente natural.

— Yo... está bien.— Dijo Wendy. Roseanne sintió la garganta de Irene, puso su mano sobre su pecho, tocó el dorso de la mano a su abdomen.

— Los latidos de su corazón son más fuerte. ¿Ves cómo su piel es ligeramente espolvoreada con la piel? Ese es su lobo cada vez más fuerte. Ella está curando. Dale tiempo.— Dijo Roseanne.

— ¿Cambiará antes de que se despierte?— Pregunto Wendy.

— Puede, pero creo que va a necesitar un poco más de fuerza para hacer eso.— Vaciló Roseanne. — Y el valor de confiar en su lobo.— Wendy se erizó.

— A ella no le falta coraje. Es la Were más valiente que nunca he conocido.— Dijo Wendy.

— Tienes razón. Ella es muy fuerte y muy valiente.— Dijo Roseanne y alargó la mano para acariciar el pelo de Irene y Wendy le advirtió con un fuerte gruñido. Asintiendo con la cabeza, Roseanne retiró su mano.

— Ella te ha hablado de su experiencia como prisionera, pero tal vez no te dijo que cuando el Alfa la liberó, su lobo estaba fuera de control. El Alfa casi tuvo que bajarla.— Dijo Rosé.

— No lo dijo, pero no me sorprende. Su lobo es muy fuerte, feroz.— Dijo Wendy, sonaba orgullosa. Estaba orgullosa. — Ella no tiene ninguna razón para avergonzarse.

—Exactamente. Hazle saber lo mucho que valoras eso. Cuánto confías en ella. Ella tiene que cambiar tan pronto como sea lo suficientemente fuerte para sanar completamente. No dejes que se detenga.— Dijo Rosé.

— ¿Qué te hace pensar que puedo convencerla?— Dijo Wendy.

— Porque eres Omega, y porque ella es tuya.— Dijo Roseanne. Wendy se quedó sin respiración.

— ¿Es eso lo que piensas?— Preguntó Wendy.

— ¿No es eso lo que se sientes?— Preguntó Roseanne. Algo duro y apretado relajado dentro del pecho de Wendy, y una inundación de alegría corrió a través de ella. Levantó la barbilla, sonrió.

— Sí, eso es lo que siento.— Dijo Wendy.

— Bueno.— Dijo Rosé.

— No me avergüenzo de lo que soy.— Dijo Wendy.

— No.— Dijo Roseanne y le acarició el pelo a Wendy, y el consuelo fue tan inesperado que Wendy se apoyó en ella.

El poder de Roseanne la llenó de paz de la misma manera en que el poder del Alfa fuerza a la manada. Kai temía la fuerza de los demás, y él nunca había querido que ella supiera que había más de una forma de poder, y más de una manera de servir a la manada. Después de un momento, Wendy dijo en voz baja : —Ojalá pudiera darle lo que haces... la comodidad y la fuerza, con sólo un toque.

— Creo que es probable que puedas. Date tiempo para eso también.— Dijo Roseanne y la abrazó por otro momento antes de retroceder. — Ahora, mi joven guerrera, ¿quieres algo de comer?

— Pronto. — Dijo Wendy y levantó la vista y sonrió. Por primera vez, sabía quién era y lo que podría ser su lugar. Vio un futuro que tenía sentido y vale la pena. Miró a Irene y vio algo más. Un tiempo en el que no estaba sola.

— Gracias.— Dijo Wendy.

— No es necesario que me des las gracias. Somos manada.— Dijo Roseanne.

— Sí. Lo somos.— Dijo Wendy. Cuando la puerta se cerró detrás de Roseanne, Irene dijo en voz baja : —Ella tiene razón, ¿sabes?

Wendy respiró hondo y miró hacia abajo. Irene estaba observando. Estaba pálida y los ojos hundidos, pero despierta. El corazón de Wendy se disparó, pero ella gruñó tristemente.

— ¿Cuánto tiempo has estado escuchando?— Preguntó Wendy y Irene sonrió débilmente.

— Un rato.— Dijo Irene.

— Tal vez no quería que escucharas eso.— Dijo Wendy.

— ¿Crees que no lo sabía? ¿Que eres Omega? Que eres fuerte y valiente.— Dijo Irene y trató de incorporarse, y fracaso, frunció el ceño. — ¿Qué parte no quieres que supiera?

— La parte en la que dudaba. Quédate quieta.— Dijo Wendy y arrastró la sábana sobre Irene y le acarició la mejilla.

— ¿Tienes hambre?— Preguntó Wendy.

— Sí.— Dijo Irene u tomó la mano de Wendy y la mantuvo en su lugar. —Roseanne dijo que yo era tuya.

— Debes de haber entendido mal.— Dijo Wendy.