Empire (The Hunt) [Finalizada]

Episodio 122

— Se están moviendo hacia arriba, piso por piso,— el guardia Vampiro informó a Adelaide. —ETA tres minutos.

Adelaide miró a Lourdes, todavía en estado de estupor en el sofá. La oficina estaba junto al laboratorio, y siempre que los lobos nunca llegaran tan lejos, la humana estaría a salvo. Si superaban a los guardias... bueno, la utilidad de Lourdes había llegado a su fin.

— Mantenga el fuego hasta que entran en el pasillo, y luego mátalos. Estoy en camino.— Dijo Adelaide.

— Sí, Senechal.

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El vestíbulo con suelo de mármol estaba vacío, ni muebles, ni guardias, ni sirvientes. Lauren corrió a la habitación principal, lo que había sido una sala formal con techos altos decorativos de yeso, bancos de ventanas de piso a techo, y una enorme chimenea de mármol contra una pared. La gran sala era estéril, a excepción de dos sofás de gran tamaño y una silla de brocado hecho jirones. Esclavos de sangre estirados en los sofás, brazos y piernas enredados.

Dos Were gato recostado en la silla, desnudos y cubiertos de sangre y sexo. Los tres Vampiros que se habían alimentado de ellos cuando Lauren rompió la puerta principal se precipitó precipitaron a Lauren y Merihan. Los Vampiros eran demasiado lentos, y Lauren y Merihan tomaron sus cabezas en dos rápidos arcos de sus largas espadas. Wilmar y Mikasa agarraron los gatos gruñendo por las gargantas y los arrojaron a través de la habitación. Volaron en la repisa de piedra y cayeron al suelo sin sentido. Lauren giró, un gruñido detrás de ellos, y se encontró cara a cara con el enorme Perro que había visto por última vez en Nocturne la noche Ariana había sido expulsada del poder.

— ¿Estás aquí para recoger lo que queda de sus almas?— Preguntó. Los gruesos labios negros del Perro se separaron y sus ardientes ojos brillaron.

— Tómalos, pero Ariana es mía.— Dijo Lauren, dio luz verde a los demás para seguirla mientras el Perro rondaba por la habitación, enviando a los ocupantes a cualquier submundo que gobernaba.

Tres Vampiros más corrieron alrededor de la esquina. Dos sostenían espadas largas, el tercero una pistola. Mikasa disparó al Vampiro entre los ojos y terminó con dos disparos en el corazón. Lauren y Merihan pararon las cuchillas de los guardias de Ariana en una ráfaga rápida que terminó con sus espadas enterradas en los corazones de sus oponentes. A medida que se barrieron habitación por habitación, los humanos y algunos mercenarios corrían para escapar por las ventanas rotas. En la parte trasera del primer piso, Lauren señaló una escalera que conducía hacia abajo.

—Por allí.— dijo Lauren.

Ella comenzó a bajar y se detuvo en seco cuando un enorme gato golpeó con toda su fuerza en el pecho. Ella voló hacia atrás, su espada volando de su mano. Cuando llegó a su arma, una espada de plata la atravesó por el hombro y la clavó en el suelo.

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— Estamos justo debajo de la puerta cortafuegos de la quinta planta.— anunció Jisoo por la radio. Lisa contacto con Irene.

— ¿Están en la posición?— Preguntó Lalisa.

— Sí, Alfa.— Dijo Jisoo.

— Listo.— Dijo a los dos equipos. — Vamos.

Lalisa agarró las bisagras de la puerta, las arrancó, y la abrió. Evitando las escaleras interiores, estrechas y oscuras por completo, se dejó caer por la escalera al piso de abajo. Jennie la siguió. El sonido de cristales rotos cayó en algún lugar fuera de la vista y el otro boom le dijo que Jisoo había roto la puerta de la escalera. Los disparos salieron de todas direcciones. Un Vampiro se inclinó en la esquina y disparó contra ella.

— Estamos atrapados.— informó Lisa por radio a Jisoo. — ¿Puede despejar el pasillo?

— No, sin exponernos.— Dijo Jisoo.

Otra ráfaga de disparos, esta vez desde el otro extremo del pasillo, y el Vampiro cayó, un rifle de asalto a su lado. El equipo de Irene. El Vampiro se retorció y se sacudió, su brazo extendido para alcanzar el arma. No estaba muerto, simplemente herido. Lisa se lanzó hacia adelante, le quitó el arma y enterró una espada en el corazón del Vampiro. Hizo una señal a Jennie, que se agolpó junto a ella al abrir la escalera. El pasillo corría toda la longitud del suelo y terminaba en el otro extremo en una cámara de aire de algún tipo.

— Ese es el laboratorio.— Dijo Lisa.

Entre ellos y esa puerta había por lo menos una docena de Vampiros armados agazapados en las puertas, sujetándolos con fuego intermitente. Lisa escuchó que las puertas de arriba se cerraban y sospechaba que había más Vampiros en el techo.

— Podríamos estar atrapados — Dijo Lisa.— pero también lo están ellos.

— Ellos saben a dónde vamos— Dijo Jennie.— pero los tenemos flanqueados.

— Si tiramos su fuego, los equipos de Jisoo y Irene tendrán disparos claros.— Dijo Lisa y miró a Jennie y sonrió.

— ¿Te apetece correr?— Preguntó Lisa. Los ojos de Jennie brillaron.

— Siempre.