28. Regalos.

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Demian.

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Mi teléfono sonaba con mucha insistencia, pero yo tenía los ojos completamente cerrados. No quería despertar, por qué sabía que la cabeza me explotaría con tan solo el primer movimiento que realizara.

Estiré la mano hasta la mesita de la noche, en la que se suponía debía de estar mi celular, estuve rebuscando por toda la pulida superficie hasta que me encontré con el aparato y logré apagarlo y así evitar que siguiera sonando.

Continué con los ojos cerrados. Sabía que estaba en mi habitación, pero no entendía ni cómo ni en qué momento había logrado llegar hasta allí. El último recuerdo que tenía con claridad era haber estado hablando con el amigo de Juan.

Sabía que estaba demasiado alcoholizado en esa noche. Pero hasta donde llegaba mi pensamiento, no creía que hubiera hecho nada malo p que avergonzara a alguien de la familia.

De repente el sonido de un celular llamó mi atención. Estaba seguro de que no era el mío, por qué el sonido que tenía configurado no era el que estaba sonando en ese momento.

Pensé que quizás alguno de mis hermanos se había ido a dormir conmigo a mi habitación o alguno de los otros invitados a la fiesta, que por alguna razón habían quedado tan incapacitados que no podían llegar hasta sus propios hogares.

Aunque no me importaba compartir mi cama, me causaba algo de curiosidad saber quien dormía conmigo, pero al fin de cuentas no me preocupaba y decidí ignorar el sonido de ese teléfono.

No se que hora era, ni cuanto tiempo había pasado desde que me había despertado por la alarma de teléfono, pero sentí que la persona que estaba en la cama unto a mí, se estaba moviendo.

Abrí los ojos, la luz de la mañana se filtraba por las cortinas mal cerradas del balcón, cerca de la cama y en el piso podía ver mis pantalones junto a mi ropa interior y un poco más allá había una camisa que recordaba vagamente de la noche anterior.

Levanté un poco la sabana que me cubría todo el cuerpo, y comprobé que no llevaba puesta ropa interior, no era demasiado extraño para mí que estuviera desnudo en mi cama. Por lo general siempre que viajaba la viñedo, dormía sin poseer ninguna prenda sobre mi cuerpo.

Justo en ese momento giré sobre mi cuerpo y observe al otro lado de la cama, la vista de una hermosa espalda desnuda, me devolvió la mirada. En lo alto de ese espalda, una cabeza de cabello corto estaba reposada sobre una de las almohadas de mi cama. Esa cabeza no estaba en mi registro mental de los invitados de esa noche.

Una idea comenzó a rodar por mi cabeza. No era posible que yo me hubiera desnudado, mientras me hubiera acostado a dormir con uno de mis familiares y mucho menos con un extraño

En ese preciso momento comencé a estresarme por la situación, no podía ser una equivocación, además que la noche anterior estaba demasiado ebrio como para tener el más mínimo sentido de conservación personal.

Cerré los ojos de nuevo y comencé a rememorar todo lo sucedido durante toda la noche. De las últimas imágenes que aún quedaban en mi memoria, era la de estar hablando con el guapo amigo de mi hermano Juan, después de eso parecía que habíamos entrado en la casa y habíamos comenzado a bailar en medio de todas las personas que estaban allí.

A partir de ese momento no tenía ningún otro tipo de recuerdo. Apretaba mí cien con dos dedos, intentando que de esa forma llegara a mi memoria algún pequeño fragmento que me pudiera dar alguna pista de quien era la persona que estaba junto a mí en la cama.

Pero a pesar de todo, mis intentos fueron infructuosos. No podía recordar quien era la persona que estaba durmiendo junto a mí en mi propia cama. Si mis amigos se enteraran de esto no dejarían de molestarme por mucho tiempo.

Me and My Broken Heart.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora