Me and My Broken Heart.

58. Regaños.

Kaleb.

Nunca me ha gustado ir a la oficina del bufete, me parece un lugar aburrido, castrante y lleno de reglas estúpidas que nadie cumple; el cadáver del recuerdo del abuelo, que putrefacto, apestoso y enmohecido nos mira desde cualquier rincón de las oficinas. No recuerdo mucho a mi ancestro, pero cuando voy al edificio del bufete, su recuerdo viene a mí como un aluvión que arrasa con todo a su paso y nos recuerda que fue él y solo él, el que llevo a esta familia a la riqueza y que, si no fuera por su "buen corazón", mi padre, Kyle y yo nos hubiéramos muerto de hambre en la calle.

Mi padre me contaba que el abuelo, aunque realmente no es mi abuelo, tenía una muy particular forma de corregir, y de enseñar buenos modales y buenas actitudes a sus hijos. El abuelo solía utilizar una vara, con la que se corrige a los animales, para castigar a mi tío y a mi padre, antes de morir mi padre me enseñó muchas de las cicatrices que tenía en la espalda y en las piernas.

Con la muerte de la cabeza de la familia, mi tío y mi padre decidieron compartir todos los bienes de mi abuelo en partes iguales, por orden de mi abuelo mi tío tendría mas importancia que mi padre, ya que era él el único que llevaba su apellido y a mi padre lo dejaba relegado a un segundo lugar.

Creo que esa imagen de mi abuelo, humillando a mi padre es una de las grandes causas por las que no me gustan las oficinas y nada que lleve el nombre de ese hombre, aunque mi padre en un principio y luego mi tío han intentado borrar esa imagen y lograr que yo lo pueda ver de una mejor forma.

Recuerdo que Sofia discutía mucho conmigo por no tomar mi puesto en el bufete, ella decía que, aunque no fuera un abogado aún, ese lugar me pertenecía por derecho y que debería de disfrutar de todos los beneficios que de allí podría sacar.

La última vez que hablamos de eso, fue unos meses antes de que ella muriera, en ese momento estábamos pasando por una situación un tanto difícil, a ella la habían despedido de su lugar de trabajo y yo me había quedado sin empleo, debido a que el lugar donde trabajaba había quebrado; los ahorros que teníamos ya se estaban agotando y ella me insistía de que llamara a mi tío para reclamar mi parte de los beneficios del bufete.

Ese día le grité como nunca lo había hecho a Sofia, ella no podía comprender que recibir ese dinero era aceptar que mi abuelo era un buen hombre y que su apellido había sido una salvación para mi familia, nunca lo había visto así y por esa razón quería ganar mi propio dinero y salir adelante por mis propios medios, siempre había creído que Sofia estaba de acuerdo conmigo, ella sabia lo que sentía por ese hombre y por su legado, pero aún así me presionaba para que dejara a un lado mi orgullo y volviera a ser un digno heredero del señor Roberts.

Después de la muerte de Sofia tuve que replantear todas mis convicciones y aceptar que no podría salir adelante con mi hija si luchaba yo solo, fue por esa razón que acepté la oferta de mi tío y los ruegos de mi padre para que viniera a vivir con ellos en la casa de mi tío.

Después de pensarlo mucho, me decidí a aceptar esa oferta, ya que me ayudaba muchísimo, podría regresar a la universidad y terminar mis estudios, Sofia tendría a su abuelo y a sus tíos cerca, y ellos me ayudarían cuidándola.

Mi padre nunca quiso ser parte del bufete y se dedicó a trabajar como agricultor en un pequeño terreno que tenía cerca de la casa de mis tíos y en el que vivía como un ermitaño, no le gustaba salir mucho de allí y las visitas le desagradaban completamente; lo veíamos cada cinco o seis meses, cada vez que salía para comprar algo que le hiciera falta, pero nunca sabíamos mucho de él.

Él nos dejo su parte de la herencia a Kyle y a mí, para que cuando fuéramos adultos tuviéramos un lugar en el que trabajar y el que nos daría el sustento durante el tiempo que quisiéramos.