23. Sorpresas.

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Demian

—¡Sorpresa! —escuché gritar a varias personas dentro de mi apartamento.

—¿Ustedes qué hacen aquí? —pregunté aún con los oídos pitando.

—Comprándote el apartamento, dah —dijo con sarcasmo Matías.

Lo miré con cara de pocos amigos, pero después una sonrisa se instaló en mi rostro. Si bien era cierto que no me gustaban las sorpresas, por qué nada de ello dependía de mí, sin embargo, siempre me había causado curiosidad poder recibir alguna.

Miré a Luisa, esperando que me diera una excusa, aunque fuera mentira, o cualquier otro tipo de argumento para no matarla por haberme engañado.

—¡Me vas a explicar todo esto ahora mismo! —le exigí a Lu, señalándola con un dedo— ¿Me montaste una trampa y gasté toda mi tarde solo para qué tú me distrajeras?

—Por supuesto que te monté una trampa, tontito —respondió ella como si nada estuviera pasando—, era la única forma de sacarte de casa, para que los chicos pudieran entrar y preparar todo para ti —reconoció ella—. También necesitaba que me ayudaras con el regalo para mi madre, eso fue en serio.

Me quedé atónito, ¿cómo era posible que hubieran preparado todo esto en una sola tarde?, además, ¿Cómo habían logrado entrar al apartamento, sin tener una llave o estar autorizados?

—¿Cómo entraron? —pregunté.

—Tengo mis métodos —respondió Ámbar—, no quieres saber.

—¿Y que se supone que estamos celebrando? —les pregunté, de verdad no sabía que estaba ocurriendo—, para mi cumpleaños falta mucho, tampoco he tenido ningún logro importante en estos últimos días, entonces, ¿Qué celebramos?

—Estamos celebrando que tienes un nuevo apartamento —mencionó Carlos— ¿te parece poco?

—Carlos tiene razón —intervino Mat— con lo de la noticia de tu familia y con todo lo demás que ha pasado, no hemos tenido oportunidad de felicitarte por tu nuevo apartamento.

—Así que, aquí estamos y no nos vamos a ir —dijo Ámbar mientras cruzaba los brazos sobre el pecho y arrugaba el ceño—, así que, si vas a hacer pataleta, te la guardas para después de que nos hayamos marchado, ¿entendido?

Era asombroso, a pesar de todo lo que había estado sucediendo en mi vida, que los haya alejado y me escondiera en mi apartamento, ellos seguían a mi lado, brindándome todo su apoyo, y haciéndome sentir de la mejor forma posible.

Tenia amigos maravillosos, podría decir los mejores del mundo, pero eso sería demasiado pretencioso.

Miré alrededor de todo el lugar, el salón estaba decorado y se veía hermoso; desde la cocina flotaba un delicioso olor. Se notaba que Ámbar se había esforzado en organizarlo todo. Y como una buena líder, había presionado hasta el fondo por hacer todo lo que ella quería hacer.

—Sí mi general —y saludé al estilo militar— como usted ordene.

Salí corriendo porque sabía que venía un pellizco o una palmada en los brazos o en la nuca o en la espalda. Esquive a Ámbar dos veces y justo cuando me iba a dar la tercera, mi teléfono sonó.

—Dame un momento, tengo que coger esta llamada —le dije levantando un dedo indicando que me diera un momento.

Me dirigí a mi habitación para poder contestar la llamada, en la pantalla aparecía el nombre de Kaleb y no quería que mis amigos se dieran cuenta que me estaba llamando, les ha caído bastante mal desde que se enteraron de la forma en que se comporta conmigo.

Me and My Broken Heart.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora