Me and My Broken Heart.

37. Bufete.

Demian.

¿Qué había pasado? ¿En qué momento una noche de sexo caliente se había convertido en una pelea a gran escala? Todo había estado bien, o lo que cabe de esa palabra en mi situación en ese instante.

Yo lo había provocado, me había insinuado y de cierta forma le había calentado tanto la cabeza, que su cuerpo comenzó a reaccionar a mis estímulos. Quise comprobar hasta donde sería capaz de llegar y con cada paso me quedaba mas sorprendido que en el anterior.

Nunca pensé llegar tan lejos, esa no era mi idea, pero él fue quien me dio la iniciativa. Lo comprobé con darle solo una mirada en el momento que abrí la puerta del baño. Supe que él estaba despierto, esperaba que hiciera algún gesto, dijera algo o por lo menos diera señales de vida, pero se quedó mirándome fijamente, como si estuviera esperando alguna señal o algo por el estilo.

Tomé la decisión de exhibir mi cuerpo desnudo, dándole una buena vista de mí trasero. El reflejo del cristal de la ventana me confirmó que me estaba mirando y que no despegaba sus ojos de mí. Había captado su atención. Aunque lo niegue eso me subió el ego. Pensaba que hacerlo dudar de si mismo le ayudaría a dejarme en paz y me dejaría un poco más tranquilo.

La situación subió de nivel muy rápido, y eso me dejó un poco confundido. Esperaba que él se enojara, se alejara o que se fuera de mi casa, pero para mi sorpresa todo ocurrió muy diferente a lo que pensaba.

Al principio su boca decía que no, pero su cuerpo pedía a gritos que continuara, que me acercara a él y nos devoráramos como si fuéramos un par de bestias salvajes.

Estuve a punto de creer que me estaba poniendo a prueba, pero cuando se lanzó a besarme, todas mis barreras cayeron al piso. Debo de admitir que besa mucho mejor de lo que se ve a simple vista, sus labios son una fruta prohibida que se vuelve muy adictiva. Quise resistirme, pero nadie nunca, ni siquiera Mat, había logrado calentarme de esa forma y solo con unos cuantos besos.

Después de la sorpresa inicial, me dejé llevar por sus caricias, sus besos, el movimiento de su cuerpo hasta llegar al punto en el que la ropa sobraba, pero él se quedó en blanco, quitó mis manos de su cuerpo, se alejó y regresó a ser la misma persona llena de barreras que había conocido hasta ese momento

Me había sorprendido lo mucho que habían cambiado los acontecimientos en un abrir y cerrar de ojos. Primero estábamos discutiendo, luego teniendo algo de intimidad y terminamos discutiendo de nuevo y de una forma brutal. El remolino de emociones que sentía era increíble.

Por la forma en que su cuerpo había reaccionado al mío, entendía que él quería tener ese contacto. Debí de adivinar que no estaba preparado para tener algo así. Hasta ese momento pensaba que era completamente heterosexual y que solo sentía atracción física por las mujeres.

Entendía o eso pensaba, lo que debía de estar pasando por su cabeza, de todas maneras, yo había provocado que llegara a ese punto. Quería creer que la entendía. Imaginaba el torbellino de emociones, palabras y sentimientos de culpa que debía de estar ocurriendo en su cabeza en ese momento. A fin de cuentas, también había pasado por algo similar cuando me había aceptado como lo que soy.

Es un hombre adulto, con su vida hecha y sus preferencias más que decididas. Un camino recorrido, uno que no conocía y que no estaba seguro de querer hacerlo, que lo había llevado a encontrarse en esa situación conmigo, y lo más importante un rumbo elegido. Pero la realidad, es que no sabía su situación. No habíamos hablado del tema, nunca se había presentado la oportunidad de tratarlo en nuestros encuentros, por lo general las conversaciones que manteníamos eran un tanto agresivas cuando se trataban temas personales, y bastante cortante cuando hablábamos sobre las tareas de la universidad.