46. Quiero Que Me Beses.

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Demian.

No entiendo por qué Kaleb siempre tiene que probar mis límites, estamos bien, bueno relativamente bien y el estúpido tiene que ir a darle con las provocaciones, mi madre lo está protegiendo por lo que cree, bueno lo que le dije que quizás sentía por él y piensa que me está haciendo un favor ademas de que se ha portado como todo un caballero con ella desde que llegó, es gracioso, divertido, coqueto y muy atento.

Mi padre comienza a mirarlo raro, él no es posesivo pero tampoco es que le haga mucha gracia que un pendejo con la mitad de su edad venga a conquistar a su mujer.

Mi madre le quita importancia a todo eso, pero yo estoy que salto sobre su cuello para que se aleje de ella, pero me detengo al tener la certeza de que si hago algo así la tendré encima mío y eso es algo que quiero evitar completamente.

—¿Qué hace Kaleb aquí? —preguntó Ambar al acercarse al lugar donde me encontraba.

—Su respuesta fue que venía a celebrar mi cumpleaños
—las palabras me sabian amargas.

—¿Pero tú lo invitaste? —preguntó Mike.

Yo solo lo miré como si fuera un bicho raro que tenía que aplastar, pero que hacerlo me causaba algo de repulsión.

—Mike mejor cierra el pico, te ves más bonito —solté fastidiado.

—Disculpa Demian, no volverá a suceder —dijo el aludido con las mejillas encendidas por la vergüenza.

—¿Ahora te vas a poner en plan sumiso? —le pregunté— yo soy tu amigo y debes de aprender a saber que en el noventa por ciento de las veces solo hablo estupideces y si te las tomas en serio, vas a morir loco.

Ambar y Mike se pusieron a reír por el comentario. Ambar me conocía lo suficiente como para saber que mis palabras eran en broma. 

—Está bien —dijo Mike—¿Sabías que tienes un humor bastante negro?

—Es uno de mis más bellos encantos —sonreí para él.

Ambar volvió a soltar una risa que se nos contagió a todos los que estábamos cerca de ella. Mi amiga se veía mucho más animada que el fin de semana en el que estuvo desaparecida.

Esta mujer que tenía frente a mí es la amiga que aprecio y adoro, la mujer que ilumina el lugar con su presencia y que hace que los corazones de todos los que la rodeamos se sientan un poco más ligeros.

Cada varias semanas le sucede lo mismo, es como si se le agotara la batería, siempre he querido apoyarla en esos momentos, pero nunca me deja ir más allá de la superficie y eso me frustra bastante; ahora que está en una relación con Mike se le ve un poco mejor, espero esta relación dure bastante.

—Am, ¿Cómo van tus cosas? —le pregunté cuando Mike se fue al baño.

—Pues creo que todo va genial, Mike me comprende mucho, me ayuda con todo y es bastante cariñoso, ahí donde lo ves con todos esos músculos es un osito de peluche muy tierno —dijo ella y yo no salía de la sorpresa.

—¿Sabes? Eso me alegra mucho —reconocí— hace mucho tiempo no te veo tan entregada a una relación como lo estás con Mike, es más hasta pareces más animada que hace unas semanas atrás.

Su rostro se ensombreció un instante y bajó la mirada a la copa de vino que tenía en sus manos, parecía como si hubiese recordado algo que le haya hecho mucho daño, inmediatamente me arrepentí de mi comentario, no podía ser más idiota, ella levantó la vista de sus manos y muy despacio su sonrisa volvió a iluminar su rostro pero aún un poco de esa tristeza se veía en sus ojos.

Me and My Broken Heart.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora