55. Sofia Castillo.

32 9 21
                                    

Matías.

—¿Dónde se supone que estás? —gritó Sofia al otro lado de la línea— llevo esperando aquí casi dos horas.

Me iba a matar, había quedado de verme con Sofia en un centro comercial cercano a la universidad, pero se me había olvidado completamente, afortunadamente estaba muy cerca y podía llegar rápido hasta allí.

—Tuve dificultades aquí en la universidad, pero ya casi salgo para allá.

—Si así es que tratas a todas las personas con las que sales, ya entiendo por qué estás solo.

—No seas cruel —me quejé— y ese tema te lo explico luego.

—No te demores o me voy a ir y será difícil que nos volvamos a ver.

—Espérame que ya casi llego.

—Vale.

Ni siquiera había tomado el auto, pero quería hablar con ella, estar con ella. Desde que estuvimos juntos en el hotel, hemos estado hablando casi todos los días por chat y es como si nos conociéramos de toda la vida, podemos hablar casi de cualquier tema y me siento super cómodo con ella, intentaría una relación seria con ella, pero tiene a Félix y yo sigo con sentimientos fuertes por Demian, pero a pesar de todo eso sentía un sex appeal y una química muy especial entre nosotros.

Salí de la biblioteca, donde estaba estudiando para los exámenes parciales, y corrí hasta el estacionamiento donde había dejado el auto, me subí en el y lo encendí para salir del campus y conducir por la ciudad para llegar a la cita con mi amiga.

No era una cita romántica ni sexual como la ultima vez, era más bien una reunión de amigos, amigos que ya se conocen desnudos y que han escuchado los gemidos del otro, ese tipo de amigos que ya no tienen inhibiciones al estar frente a la otra persona y se muestra tal cual es; obviamente se guardan secretos

Por fin luego de unos diez o quince minutos llegué hasta el lugar en el que habíamos quedado de vernos, ella estaba impresionante, estaba vestida con un jean que le quedaba como una segunda piel, una blusa de color blanco y unos lentes de sol grandes que le ocultaban los ojos, se veía como toda una modelo en una sesión de fotos.

—Hola preciosa, ¿Cómo estás? —la saludé mientras ella me miraba con cara de odio.

—Hubiera estado mejor hace dos horas —dijo mientras se cruzaba de brazos.

—No te pongas así —le rogué mientras me acercaba a ella— estaba en la biblioteca de la universidad estudiando, y se me fue el tiempo volando.

—Me gusta que le prestes atención a tus estudios, pero ¿no podías llamar?

—Lo siento, te juro que lo siento, pero no me di cuenta de la hora —expliqué— no te pongas así conmigo por favor —le rogué.

—Tendrás que esforzarte para que te perdone —dijo ella, con una expresión de malicia en su rostro.

—Lo que tú quieras.

—Ya te contare, ahora vamos, invítame a comer —pidió ella.

Caminamos hasta la plazoleta de comidas del centro comercial y buscamos un buen lugar para sentarnos a comer, un lugar que a ella le gustara. Escogimos un lugar de pasta y nos sentamos mientras observábamos los carteles en los que estaban expuestos los platos que ofrecían.

—Yo quiero un plato de pasta corta con un buen filete de carne bien asado, un jugo de mora y un postre —pidió ella.

—Esta bien, iré a ordenar nuestra comida y ya regreso —dije mientras me levantaba de la silla en la que estaba sentado.

Me and My Broken Heart.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora