Prólogo

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Mientras el sol anuncia su caída por un día más, Amelia y Harrison caminan por las afueras del parque Battersea para llegar a sus respectivas casas.

- Estoy cansada

- Lo sé

- ¿Lo sabes? -dijo, con su voz quebrada-. ¿Sabes el por qué también?

- No, sólo lo decía porque yo también estoy cansado... después de todo hemos caminado bastante -respondió él, ante la sorpresa de Amelia-

En ese momento ella duda sobre todos sus sentimientos hacía él, ¿Realmente valdrá la pena decirle toda la verdad? Amelia se mordió el labio y puso un mechón de su pelo detrás de su oreja. Ahí se quedó, inmóvil, en un mundo donde abundaban sus pensamientos.

A tan poca distancia, Harrison pudo ver el aspecto tan cansado que mostraba Amelia, pero no podía entender por qué además sus ojos transmitían tanta tristeza. ¿Acaso había algo que su amiga aún no le ha contado? Sin darse cuenta, se había detenido también, y al igual que su amiga, sus pensamientos fueron más importantes por un instante.

Amelia comenzó a caminar nuevamente, y Harrison la siguió. Ambos no dijeron ni una sola palabra más en todo lo que quedaba de camino, sus mentes seguían muy ocupadas.

- Gracias por acompañarme a casa -dijo, cabizbaja-.

- Amelia, ¿Estas bien? -le preguntó-

- Sí, no te preocupes, no es nada, sólo cansancio... ya sabes -le respondió-.

El tono de Amelia estaba por lo bajo de convencer a Harrison de que todo estaba bien. Pero era tarde, y estaba cansado, por lo que tenía que irse a casa.

- Está bien, sabes que cualquier cosa puedes contar conmigo, por algo somos amigos.

Esa última palabra terminó por quebrar los sentimientos de Amelia, y sin antes poder pensarlo las lágrimas comenzaron a caer. Harrison se da cuenta y la abraza. Amelia quiere salir de sus brazos, le duele. Le duele saber que eso será lo más cerca que podrá estar de él, y que, además, él sólo hace todo esto por amistad. Tras varios intentos Amelia logra alejar a Harrison, pero el vacío que siente al tenerlo lejos es mucho más fuerte que sus ganas de eliminar cualquier sentimiento hacia él, por lo que, antes de que pueda arrepentirse hace lo que por tantos meses ha deseado.

Harrison no entiende qué está pasando, ¿Por qué lo aleja? ¿Qué ha hecho mal? ¿Será que su amiga ya no lo quiere?, siente la necesidad de preguntárselo, pero antes de que pueda decir una palabra Amelia corta nuevamente la distancia entre ellos y lo besa.

Cuando nuestros caminos se cruzan // Harrison OsterfieldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora