Hermanas drama

547 38 11
                                    

Amelia no ha dejado de pensar en Leonardo, tanto así, que no oye lo que su hermana conversa con su amigo, y es que ese chico apareció tan de repente... no entiende su amabilidad e incluso ese humor raro que tiene, parece que le gusta hacerla enojar.

Entre tanto pensamiento, la vuelta a casa se hizo breve y para su sorpresa ya están en casa nuevamente. Amelia suelta la correa de Maia y ésta se retira hacia su cama, cuando sin previo aviso...

—Amelia Isadora me puedes explicar por qué estas con un café si te dije explícitamente que no te compraras uno? —su madre la fulmina con la mirada.

De tanto pensar, olvidó botar la evidencia de su pecado.

—Mierda —dice para sí.— Lo siento mamá, pero es que hacía demasiado frío allá afuera y bueno, no me pude resistir. Perdóname, ¿Sí? —le hace un puchero a su madre, quien la mira con desaprobación.

—¿Ese chico que estaba contigo no te calentó lo suficiente? —dice Maura con un tono picarón.

—Ah no, yo a ti te mato —grita Amelia abalanzándose sobre su hermana.

La madre de ambas chicas no alcanzó ni a preguntar a qué se refería la mayor de sus hijas cuando se encuentra separándolas de otra de sus peleas. Benjamín quien sigue ahí ayuda a la madre para que ambas dejen de pelear, cuando nuevamente serán interrumpidas y quien se llevará la mayor sorpresa será Amelia.

—¿Benjamín?, ¿Eres tú? —dijo una voz masculina en inglés.

Benjamín sigue intentado detener la pelea entre Maura y Amelia, por lo que no responde al llamado de ese chico que acaba de entrar en la casa. No obstante, la madre de ambas chicas se aleja de ellas y abandona la sala de estar para atender al chico.

—Disculpe señora, pero la puerta de su casa quedó abierta y mi madre me mandó en busca de mi hermano Benjamín a quien vio entrar aquí —dice el chico esta vez en español al escuchar que aquellos gritos que venían de la sala de estar eran en español.

—¡Maura! La puerta se deja cerrada ¿Acaso te volviste loca? —grita.— Sin embargo, Maura sigue peleando con Amelia por lo que no responde a su madre.— ¿Y tú eres?

—Trevor, el hermano menor de Benjamín

—Verás —comenta Lissette.— Mis hijas se convirtieron en... no lo sé, pero están peleando a golpes, así que tu hermano amablemente me está ayudando a separarlas, antes de que terminen en el hospital.

Trevor no puede evitarlo y deja escapar una pequeña risa.—¿Cree que necesite una mano extra para separarlas?

—Oh, ¡Por favor! Yo lo intenté, pero no dio resultado. Acompáñame.

Trevor va detrás de Lisstte hacia la sala de estar de aquella linda casa, cuando de pronto, visualiza todo lo que está ocurriendo.

Es en ese momento que Trevor se acerca mientras Lissette observa y se avergüenza de sus hijas —Dios, ¿qué te hice para merecer esto? —Dice Lissette.— En eso Trevor toma a la más baja de las hermanas por la cintura, logrando que su hermano Benjamín separe a Maura de Amelia.

—¿Qué haces? —Grita Amelia al sentir que la toman por la cintura.— ¡Suéltame!

—Trato de salvar tú vida —Comenta Trevor.

Amelia al percatarse que es una voz masculina quien la sostiene y no su madre como pensó, se queda helada.

—Ya estaba por acabarla, ¡Suéltame! —Maura le grita a Benjamín quien también la tiene por la cintura.

—¡¿Qué ya estabas por qué?! —Grita Amelia ofendida.

—Oh no, aquí vamos de nuevo —Dicen Benjamín y Trevor utilizando todas sus fuerzas para que ninguna de las hermanas se suelte de sus agarres.

—¡YA BASTA! —Grita Lissette.— ¿Qué no les da vergüenza? Ni los monos se compartan como ustedes, parecen bestias sin control —Dice fulminando con la mirada a sus hijas.

Amelia y Maura al escuchar el tono de su madre se dan cuenta que está realmente enojada, por lo que ambas se calman y dejan de forzar para seguir con aquella pelea.

—D-Disculpa —Tartamudea Amelia.— ¿Te molestaría soltarme?

—Si, claro —Sonríe Trevor.— Tienes fuerza, pero creo que ya no debo detenerte. Soy Trevor, el hermano menor de Benjamín.

—Yo soy A-Amelia, tú vecina.

—¿Y ahora qué te pasó que tartamudeas tanto? ¿Te eliminé alguna neurona con mis golpes? —Dice Maura en tono burlesco y provocativo.

—Déjala ya —Le dice Benjamín a Maura con una expresión seria.

—Como sea —Maura rueda los ojos.

—Tuve suficiente con ustedes hoy —Dice Lissette.— Ambas están castigadas. Maura tú no saldrás de fiesta por todo lo que queda de semana y Amelia, tú me entregarás tu tarjeta, no habrá más café por el resto de la semana —Sentencia la madre de las chicas.— Ahora, Benjamín, Trevor, lamento que hayan tenido que presenciar semejante drama entre estas dos locas que no saben lo que es el autocontrol. Gracias por la ayuda.

—Mamá ¿Te volviste loca?, recién es martes —Le grita Maura.

—Con el café no mamá, ¡por favor!

—Ambas tuvieron que haberlo pensado muy bien antes de actuar como salvajes —La madre se va de la sala de estar y se dirige a la cocina, su cuerpo expresa su molestia.

—Genial —Dicen ambas hermanas con sarcasmo.

—Esto es tú culpa —Le regaña Amelia a su hermana.

—Ya fue suficiente, ¿no creen?—Interviene Benjamín mirando a ambas.

—Sí —le apoya Trevor.— Deberían dejar esto aquí y no buscar culpables o seguirán discutiendo y solo aumentarán su castigo.

Maura le dirige una mirada asesina a su hermana y abandona el lugar para dirigirse a su habitación.

—La acompañaré un rato, dile a mamá que ya voy —Le dice Benjamín a su hermano Trevor y acto seguido se va tras Maura.

—Bien, creo que solo quedamos nosotros dos —Trevor mira a Amelia y le sonríe, cuando de pronto se encuentra con su mirada molesta, por lo que su reciente sonrisa se borra.

—No me conoces de nada, ni a mí, ni a mi hermana, debería ahorrarte tus comentarios y no decirme si debo o no culpar a alguien de lo que acaba de pasar —suelta la chica con evidente molestia.

—Solo intentaba calmar el ambiente, creo que ya se habían golpeado bastante —se limita a responder Trevor.

—¿Y a ti qué? —Amelia quita la mirada.

—Bueno, disculpa, solo quería ayudar a tú mamá que estaba preocupada y cansada de intentar de separarlas, no la molesto más princesita —le responde, ahora sin su tono amable.

—No soy una princesita, idiota —susurra Amelia.— Puedes irte, si quieres, nadie te obliga a estar acá, mi madre ya no te necesita.

—Bien, adiós —responde molesto y abandona el lugar.

Amelia cansada de tanto drama se va a la cocina, pues sí, tanta tensión le dio hambre, así que definitivamente iría a ayudar a su madre para poder comer lo antes posible.

_________________________________________

Paciencia, paciencia, les prometo que queda poco para el encuentro con Harrison<3

Una pregunta ¿Creen que los capítulos son muy largos?
Cualquier sugerencia, etc, dejenlo en los comentarios, las leo!

Cuando nuestros caminos se cruzan // Harrison OsterfieldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora