Awake

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Amelia

Abro los ojos lentamente, una luz me encandila, no sé donde estoy. Intento mover mis manos, pero, mi fuerza es nula.

Comienzo a ver con mayor claridad, noto como mi cuerpo esta rodeado de cables y que el único movimiento que puedo hacer bien es el de mis ojos.

-Amelia -susurran-

Es mamá. Quiero responderle, pero mi voz no sale, se percata de mi intento y acaricia mi mano.

-Tranquila, no te fuerces -dice-

-Iré a buscar al doctor -avisa papá y observo como sale de la habitación-

¿Qué rayos está pasando? ¿Por qué estoy conectada a todo esto? ¿Por qué mamá ya no está molesta?

Harrison

Ha pasado un buen rato desde que los padres de Amelia entraron a verla. A Maura le han permitido entrar también, pero nosotros debemos esperar a que ellos salgan para poder verla.

-¿Crees que pueda hablarnos? -pregunta Leonardo-

-No lo sé -me encojo de hombros- espero que sí.

Aparece Duncan y Lissette por aquella puerta. Se les ve más tranquilos, por lo que, eso me tranquiliza a mí.

-Iremos a casa a buscar ropa para mí, me quedaré acompañandola estas noches, y Lissette aprovechará de descansar un poco -nos explica Duncan-

-Amelia despertó. Maura sigue adentro, pero, el doctor ha dicho que pueden pasar -sonríe Lissette-

-Espero que logren descansar un poco -sonrío-. nos vemos.

-Cualquier cosa, nos llaman -agrega Leo-

-Gracias chicos, Amelia se pondrá contenta de verlos -responde Duncan y se marchan-

Leonardo me mira para que avancemos. Recorremos el pasillo de largas salas, hasta llegar a la que se encuentra ella. Entramos y ahí está, rodeada de cables que monitorean todo su cuerpo, se ve cansada pero aún así se encuentra sonríendole a Maura.

-Pasen -nos dice Maura-

Inmediatamente Leo comienza a hablarle a Amelia, ella asiente con su cabeza ante cada pregunta o comentario. Se mantienen así un buen rato, Leo habla, Maura habla, Amelia intenta responder y yo solo observo.

-Leo, ¿me acompañas a comprar cigarrillos?

-No la acompañes -dice Amelia con un tono que cuesta oir-

Leo me mira y vuelve su vista a Maura. Se que es un intento por dejarnos solos.

-Sé que no te gusta que fume, pero, la tensión de tú situación no me deja más remedio -ríe Maura-

-Vamos -dice Leonardo-

Cuando pasan por mi lado, Maura me mira para luego susurrarme que la cuide. Yo asiento y cobardemente me acerco al asiento en el que se encontraba Maura.

-Lo siento -susurra mientras una lágrima cae por su mejilla-

-N-no llores -seco aquella lágrima y acaricio su mejilla-. yo lo siento Amelia, no tuve que dejarte sola en esto.

Sus ojos se llenan de lágrimas nuevamente, cayendo una tras otra a través de sus mejillas.

-Lo siento tanto -repito-

-Te extrañé -dice con dificultad-

-Y yo a ti -las lágrimas comienzan a caer-. no volveré a dejarte, nunca más. Lo prometo.

Ante mi comentario, sus lágrimas comienzan a cesar y una sonrisa se dibuja en su rostro. Mi mano abandona su mejilla, con esta misma tomo de su mano derecha con delicadeza. El silencio nos acompaña por un rato, hasta que Amelia decide romperlo.

-¿Todo esto me queda bien? -bromea-

-Sigues estando a la moda -sonrío con tristeza-

-El yeso sigue dando un toque -susurra-

Está débil. Me duele verla así, conectada a tantas cosas. Su voz se escucha como un hilo delgado.

-No hables ¿si? -comento-. tienes que descansar.

-Tendré toda la noche para hacerlo -responde tranquila-

-Lo sé, pero, no quiero que te fuerces.

-Creo que te fuerzas más tú intentando escucharme -cierra los ojos-

-Amelia -no responde-. Amelia, ¿estas bien? -pregunto preocupado-

-Si, la luz -suspira-. la luz, me molesta.

-¿Quieres que vaya por una enfermera?

-No hace falta, así está bien -continúa con sus ojos cerrados-

-Tom, Sam y Harry estuvieron aquí, te dejaron sus saludos junto con las mejores energías para que te recuperes -comento-

-Eso es lindo.

-Amelia.

-Te escucho -sonríe a medias-

-Yo... yo no te odio -suspiro-

Sus ojos se abren lentamente para mirar los míos.

-Eres buen actor.

La miro confundido. Amelia, suelta una pequeña risa.

-Pensé que sí lo hacias -cierra los ojos nuevamente-

-Solo fui un idiota contigo, pero no te odio y nunca lo haré, jamás podría hacerlo -confieso-

-Lo fuiste -sonríe-. pero yo también lo fuí, yo tampoco podría odiarte Hazza, eres el mejor guía turístico -dice cansada-

Recuerdo lo que Harry me dijo antes de marcharse y sonrío.

-Estamos a mano -suspiro-

Amelia cae rendida, se notaba el cansancio que llevaba. Aunque me gustaría verla sin todos esos cables, sin su yeso ni ese enorme parche que rodea su cabeza, estoy feliz de acompañarla, estoy feliz de que haya escuchado que no la odio. No volveré a dejarla, es mi amiga y voy a protegerla, pase lo que pase. No volveré a ser un idiota.




Cuando nuestros caminos se cruzan // Harrison OsterfieldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora