Harrison
Camino en dirección a nuestro punto de encuentro, a lo lejos puedo ver que Amelia ya se encuentra allí.
-Hola -beso su mejilla-
-Hola -sonríe a medias-
-¿Qué tal todo? -pregunto-. ¿el hopital? ¿la universidad?
-Bien, Nick me ha ayudado bastante hoy, tenía mis musculos un poco tensos por... -guarda silencio-. las consecuencias de la operación. Y en la universidad han aceptado mi última semana de licencia, por lo que, tendré que volver la semana que sigue.
-Oh, eso es bueno -sonrío-
-Sí -asiente-
-¿Quieres caminar o que nos sentemos en alguna parte?
-Prefiero caminar.
-Bien.
Caminamos un buen rato, conversando de todo. En algunos momentos el silencio incómodo se apodera de nosotros, lo cual es bastante extraño. Sé por las expresiones de Amelia que aquello de lo que quiere hablar no la tiene bien, al parecer no es nada bueno.
-Hazza yo -se detiene y me mira-. escucha, yo... sé que podría alargar esta situación lo más posible, quiero decir, podría pasar todo lo que queda de tarde hablando de cualquier cosa, menos de lo que he venido realmente a decirte.
-Te escucho.
-Ok -toma una boconada de aire y continúa-. jamás pensé que te conocería, digo, eres Harrison Osterfield. Sin embargo, desde que lo hice me he sentido afortunada y no porque seas el gran amigo de Tom Holland, sino porque, te has transformado en mi gran amigo. Antes de conocerte a ti o a Leo me la pasaba encerrada en casa, pero, eso cambió gracias a ustedes, gracias a ti -sonríe-. que fuiste quien me mostró muchas partes de esta hermosa ciudad -desvía la mirada-. me acompañaste en un momento difícil, que la verdad jamás pensé en vivir y mi familia te adora por todo lo que has hecho -resopla-. pero, quien más te adora, soy yo Hazza.
-Yo también te adoro, Amelia -sonrío-
Amelia me mira, veo cómo sus ojos se cristalizan, no parece contenta y no entiendo por qué, no había nada malo en sus palabras ni mucho menos en las mías.
-Lo sé -una lágrima cae por su mejilla-. Hazza, te juro que lo intenté, cada vez que sentía algo que -la miro confundido y ella guarda silencio-. lo siento -más lágrimas comienzan a caer-
Me acerco a abrazarla, en respuesta se aferra a mí con fuerza y sus sollozos se intensifican. Se mantiene así un momento, luego me aleja para mirarme.
-Hazza, yo... -seca sus lágrimas-. yo me he enamorado de ti.
Sus palabras llegan de forma tardía a mis oídos, me quedo helado, sin poder reaccionar. Mierda. Ahora todo toma sentido, todas esas pequeñas señales. Me quedo mirandola, sin poder pronunciar una sola palabra.
-Escucha, no importa si no sientes lo mismo, lo entiendo -las lágrimas vuelven a aparecer-. no podía seguir guardandome esto, me hacía... daño.
-¿Te fuiste de la fiesta por mí? -logro decir algo-
-¿Qué? -me mira confundida-
-Tom... -guardo silencio-. él me ha dicho que me habían visto con la chica ¿por eso estabas mal? ¿por eso te fuiste de la fiesta?
Amelia asiente. Con sus brazos se abraza, intentando calmarse, pero, no da resultado. No se merece estar así, por nadie ni mucho menos por mí.
-Te mereces a alguien que te ame cegadamente, Amelia -digo cabizbajo-. quien no dude en hacerlo, alguien que sea bueno para ti. Yo no soy ese alguien.
Me mira durante unos segundos, sus ojos vidriosos transmiten rabia, pena y decepción. Frunce el ceño.
-E-esa es la respuesta de un cobarde -dice con su voz quebrada-. solo dime que no me amas y listo.
-Amelia, yo no quiero hacerte...
-Olvidalo, Hazza -me interrumpe-
Su mirada pérdida abandona la mía, con rápidez voltea para salir de aquí. Observo como sus pasos se alejan. Las lágrimas caen por mis mejillas. La he destrozado, más de lo que ya estaba y eso ha terminado por destrozarme a mí.
Amelia
El dolor en mi pecho es tan intenso, siento como cada pieza de mi corazón se rompe. Maldita verdad, malditos sentimientos -pienso-. Aprieto mis brazos con fuerza, mientras más lágrimas caen por mis mejillas. Sus palabras penetran en mis pensamientos, por un momento pensé que... -sacudo mi cabeza- pero no, no siente lo mismo que yo. Duele, duele como nunca.
Caminar, estar aquí, recordar lo que acaba de pasar. Todo es una tortura, cómo me gustaría desaparecer, cómo necesito desaparecer. Apresuro mi paso, seguir en el parque me hace sentir que estoy cerca de él y eso, sólo causa más dolor.
Una vez salgo de allí, la presión que siento en mi pecho se intensifica. Sentirlo cerca, duele, pero, sentirlo lejos arde, lo vuelve todo más real. Me afirmo de una pared para recobrar el aliento, siento como mis piernas se debilitan, mi respiración se agita, mi vista se nubla y el estar de pie se me dificulta.
-Calmate, Amelia -susurro para mí-. calmate, y respira.
Intento retomar mi paso con dificultad, sólo quiero llegar a casa y olvidar todo esto.
-¿Amelia? -dice una voz masculina-
Aquella dificultad para estar de pie vuelve a apoderarse de mis piernas, logrando perder el equilibrio. Sin poder hacer mucho, mi cuerpo me traiciona y caigo contra el piso.
-Mierda, ¿estas bien? -corre los mechones de mi cabello-
-Trevor -susurro-
Mi mentón comienza a tiritar, aquí vamos de nuevo -pienso-. en respuestas las lágrimas vuelven a salir.
Trevor toma de mi cuerpo con delicadeza, algunas personas se acercan preguntando si necesita ayuda, a lo que él niega. Me baja con lentitud, logrando posicionarme frente a él. Lo miro, y en un acto desesperado me aferro a él para liberar todo lo que estaba sintiendo. Honestamente, no sé de dónde saco tantas lágrimas, lo que si sé, es que, estoy destrozada y si la tierra pudiera tragarme ahora mismo, lo aceptaría con gusto.
Sabía los riesgos de esta verdad, y ahora que los estoy viviendo, sólo una pregunta ronda por mi cabeza. ¿Por qué no puede sentir lo mismo que yo?
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Cuando nuestros caminos se cruzan // Harrison Osterfield
FanfictionAmelia es una chica de 19 años quien tuvo que abandonar su país de origen por una fuente laboral prometedora para su padre. En este nuevo camino conocerá a mucha gente, dentro de este nuevo grupo de personas se encontrará el chico de sus sueños, por...