Oh no

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Amelia

Hace una semana que mis padres pidieron mi traslado al hospital en el que estuve la primera vez, acá en Londres.

Leo junto a Trevor no han dejado de visitarme desde entonces, ambos se sentían algo culpables por no estar todos los días conmigo durante mi estadía en el hospital de Cambridge. Ambos se han comportado como unos dramaticos, pero definitivamente han sido un gran aporte, y no podría amarlos más.

Nick fue el primero en aparecer en mi habitación, pues, él no podía creer mi nivel de mala suerte. Por otro lado, el doctor se ha tomado bastante enserio mi observación, ya que teme que vuelva a sufrir alguna complicación en mi cerebro.

-Por favor Amelia, cualquier molestía hazmela saber -insiste una vez más antes de abandonar la habitación-

-Le prometo que lo haré -respondo como de costumbre-

El doctor asiente.

-Tienes visitas, haré que pasen -comenta-

-Gracias, doctor.

Voltea, y se dirige hacia afuera.

-¡Cariñooooo! -Natalie se avalanza hacia mí-

-Auch -cierro mis ojos con fuerza-

-Estúpida, ¿quieres matarla? -le recrimina Chloe que aparece tras ella-

-Eso es algo que ella hace sola -bromea-. lo siento, olvidé lo de tú hombro.

-No pasa nada, sólo no vuelvas a hacerlo ¿si? -hago una mueca-

-Te extrañaba -dice en su defensa-

-Yo también la extrañaba, pero tengo respeto por su vida -exagera Chloe-

-Está todo bien, Chloe -sonrío-. tranquila.

-¿Cómo te has sentido? -pregunta ella-

-Bien -respondo-. bueno, hay días y días, a veces siento mucho dolor, como hay momentos en los que no tanto.

-¿Nos extrañas? -pregunta Natalie-

-Sí, obvio -respondo-. también extraño ir a la universidad, aunque eso signifique pasar horas estudiando en la biblioteca con... -guardo silencio-

Después de mi accidente Theo no ha venido a verme, tampoco ha enviado mensajes de texto, absolutamente nada... simplemente desapareció.

-Eh -Chloe peracata la incomodidad del momento-. eres una cabezota -cambia de tema-. no deberías estar enviando trabajos estando aquí, así con tus lesiones.

-Sí, realmente los golpes te han dejado mal de la cabeza -agrega Natalie-. tú deberías dedicarte a descansar y recuperarte.

Sabía que este momento de mamás protectoras aparecería.

-Chicas, ya tuve la experiencia de atrasarme con la universidad, dejenme decirles que no fue para nada genial -comento-. por suerte, mi hombro derecho no fue el lastimado y puedo escribir los ensayos. Además, no es tan malo, hasta podría decirles que me entretiene.

-Dios mío, escucha lo que está diciendo, Chloe, ¡le entretiene! -Natalie exagera el tono-. ay, por favor que nunca me pase algo así.

-Que la vida nos libre -bromea Chloe-

-Si estuvieran en mi posición, les prometo que hasta leer en un ensayo de diez mil páginas suena tentador.

-Oye -Natalie se sienta en el borde de mi camilla-. ¿y ese joven que estaba aquí la otra vez quién era?

Cuando nuestros caminos se cruzan // Harrison OsterfieldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora