Cumpleaños pt.2

266 20 17
                                    

Harrison

Una vez salimos del parque, nos acercamos al auto. Claramente tenía que venir en el para que Amelia no hiciera mayor esfuerzo.

Cojo mi móvil para avisarle a Maura que en unos minutos estaremos allí. El plan ya está por llegar a su fin, espero que todo salga bien.

Me acerco a la puerta del copiloto para abrirle a Amelia, y le ayudo a subir.

‐¿Todo bien? -pregunto-

-Sí -responde-. todo bien.

Asiento. Me pasa sus muletas, cierro la puerta del copiloto, y me muevo hacia las puertas traseras para guardar estas allí. Perfecto, ahora me muevo hacia la puerta del conductor para subir al auto.

-Bien -suspiro-. vamos.

-No sé por qué tienes tanto apuro.

-Porque... porque tienes que descansar esa pierna, y estar en el parque solo te hacía ejercitarla.

-Había olvidado que eras mi enfermero, cariño -rie-

-Siempre cuidandote, pequeña.

___

Amelia

No nos toma más de 15 minutos llegar a casa, y a penas lo hacemos Hazza vuelve a cojer su móvil para mandar más mensajes. Debo admitir que me tiene con intriga saber a quien mensajea tanto, pero no quiero parecer una celopata.

Lo miro un momento, sigue concentrado en el móvil, por lo que decido bajarme sola. Acerco mi mano para abrir la puerta, pero...

-No te bajes -comenta-. yo te ayudaré.

-Ah, soltaras ese celular entonces.

-¿Celosa? -eleva una ceja-

-Si tú novio le presta más atención a un aparato, quizás.

-Estaba viendo las fotos que nos han tomado esta tarde -responde-. las muletas te dan un estilo único.

-Muy gracioso -ruedo los ojos-. mejor ayudame a bajar.

-Bien -rie-

Hazza baja del auto. Pasa por delante del mismo, y llega hasta la puerta del copiloto para ayudarme a bajar.

Me aferro a sus hombros, hasta que logro pisar con más estabilidad. Él abre las puertas traseras para sacar mis muletas, las que me entrega para empezar a caminar a casa.

-¡Hey! ¿no me esperas? -pregunta-

-Como si no pudieras alcanzarme -rio-. no me muevo muy rápido, si puedes notarlo.

-Igual -se encoje de hombros al posarse a mí lado-. ¿tienes las llaves?

-Aquí -con mis labios señalo mi bolsillo-

-Genial.

Con sus manos saca las llaves de casa, y una vez más saca su móvil. Me está calcomiendo la cabeza, no me sorprendería que colpasara una vez y terminara en el hospital por tercera vez.

Cuando estamos frente a la puerta, Hazza no realiza ningún movimiento, tan solo se queda de pie.

-¿No piensas abrir? -pregunto-

-Sí -responde-

Se pone frente a mí, mirandome con ternura.

-Solo quiero recordarte que, te amo.

-Yo también te amo -sonrío-. aunque no pronuncies bien la r.

-Ser muy difícil para mí.

Cuando nuestros caminos se cruzan // Harrison OsterfieldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora