Hola

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Amelia

Los movimientos en la habitación me despiertan. Abro los ojos con dificultad, si hay algo que me cuesta luego del accidente es enfrentar el día con ganas.

-Cariño -mamá se acerca a mí-

-Hola -sonrío-

-¿Te sientes mejor? -pregunta-

-¿Qué? -la miro confundida-. ¿Por qué?

-Ah -responde-. no, por nada.

-Mamá -la miro fijamente-

Toma asiento en la camilla, y me mira nerviosa.

-Porfavor, no te molestes con él -hace una mueca-. Leo me contó que ayer no estabas muy bien, se preocupó porque no quisiste comer, y pensó que te podría pasar algo, desvanecerte o cualquier cosa.

Ay Leo.

-Ah, eso -respondo-. estoy bien mamá, ya estoy mejor.

-¿Segura?

-Sí -asiento-

-Perfecto, porque me mando esto.

Se pone de pie, se acerca a su bolso y de el saca unas jaffa cake's. Vuelve a la camilla.

-Dijo que ayer se las comió todas -me entrega el paquete-

-Sí, lo hizo -rio-

-Estuve hablando con el doctor en la mañana, y me comentaba que estas teniendo avances increíbles, sobre todo con tu pierna -sonríe-. quizás en un par de semanas ya puedas salir de aquí.

-¿Un PAR de semanas? -pregunto sorprendida-. ¿enserio? pensé que estaba considerablemente mejor mamá, yo...

Mi móvil anuncia una llamada.

-¿Me lo alcanzas por favor? -miro a mamá-

-Claro.

Una vez que tengo en mis manos el móvil, veo de quién se trata. Charlotte.

-¿Hola?

-¡Amelia! ¿Podemos hablar?

-Claro, dime ¿qué pasó?

-Es por mi hermano.

Harrison

Leo aparece no me permitió obtener las respuestas que quería por el móvil, así que, me ha hecho venir a un café para hablar las cosas.

No es mucho lo que espero, pues no tarda en aparecer con su motocicleta. Estaciona en el lugar, baja de ella, se quita el casco, y se acerca a mí.

-Que rápido -comento-

-Siempre -sonríe-. ¿cómo estás?

-Bien, ¿y tú?

-Bien -responde-. ¿entramos o qué?

-Pensaba que podríamos sentarnos en los puestos de afuera.

-Oh claro.

Leo se adelanta acercandose a las sillas que hay en el lugar, para tomar asiento en ellas. Me toma un momento reaccionar, pero en cuanto lo hago, lo imito.

-Bien -suspiro-. ¿ahora me responderas?

-Oh, si -sonríe-. yo tampoco sabía, pero permiteme decirte que, Trevor y yo estabamos en peores condiciones, nosotros nisiquiera sabíamos que se había postulado al intercambio.

Mis ojos se abren como platos. ¿Por qué Amelia ocultaría todo a nosotros? nosotros hemos estado desde los inicios con ella, no entiendo.

Una chica se acerca para ofrecernos lo que tienen en la cafetería. Leo pide un café con un muffin de arandanos, y yo, lo mismo que él, no tengo cabeza para ponerme a pensar en qué comer.

-¿Por qué lo ha hecho? -pregunto-. no entiendo, jamás la detendríamos.

-Yo tampoco entendía, por algo me molesté -responde-. pero creo que te hace falta escucharla.

-Lo sé.

-¿Puedes creer que me permitió comerme todas sus galletas?

-¿Jaffa? -pregunto sorprendido-

-Sí -responde-. de algo que haya servido que te molestaras con ella -bromea-

-Em... ¿de nada?

Leo me mira durante un momento en silencio, pero no tarda mucho en soltar una carcajada.

-Lo siento -su cara vuelve a estar seria-. escucha, no creo que se pueda ir después de todo lo del accidente, así que no deberías preocuparte demasiado.

-No es eso -respondo-. a mí sí me gustaría que fuera, es uno de sus grandes sueños. Lo que me preocupa es que no haya querido contarme, es que no haya confiado en mí.

-Bueno, en nosotros tampoco confio -hace una mueca-. pero si hay algo que puedo asegurarte, es que ella no lo hizo con la intención de dañarnos, sabes que Amelia no es así.

-Si -resoplo-. solo me hubiera gustado enterarme por ella, y no por Theo. Es que, si no hubiera entrado en ese momento quizás nunca me lo hubiera dicho.

-No te hubieras molestado, y nosotros por consecuencia, tampoco nos hubieramos enterado -Leo pone una mano en su mentón-. esta Amelia -niega con la cabeza-. bueno, gracias a la secretaria que le informo a Theo que Amelia había quedado, sino nunca le hubiera ido a hablar y nunca nos hubieramos enterado -sonríe-

-¿Secretaria? ¿no que fue Amelia quien le contó?

-¿Qué? no, pero Hazza si tú sabías que Theo y Amelia no se hablaban.

-Pero, yo pensé que...

-Pensaste mal -ríe-. Theo solo se enteró por la universidad, y las chicas se lo confirmaron. Amelia no tuvo nada que ver.

Amelia

Mis ojos se abren con lentitud. No sé en qué momento me he dormido, pero ya no hay nadie aquí conmigo.

Luego de la conversación con Charlotte, no he dejado de pensar en Hazza. Para ser justos, nunca dejo de hacerlo.

Suspiro cansada. Si tan sólo me hubiera escuchado, o más sencillo... si tan sólo le hubiera dicho todo, y le hubiera explicado mis miedos desde un principio, me hubiera evitado todo este pequeño o quizás gran drama, simplemente ya no sé nada.

-Amelia -me llama Nick-

Típico, me voy en mis pensamientos y todo a mi al rededor deja de suceder.

-Lo siento -respondo-. ¿tenemos terapia?

-No, son las 8 p.m -dice él-

-¿Qué? ¿tan tarde? -pregunto-

-Sí, de hecho ya me voy -responde-. pero debía hacer esto antes.

Abre la puerta de la habitación, y tras ella aparece Harrison.

-No es horario de visitas -le dice Nick a Hazza-. última vez, o ustedes dos me meteran en problemas.

-Gracias, Nick.

-Bien, ahora sí me voy, adiós.

-A-adios, Nick -me despido de él-

Nick sale de la habitación cerrando la puerta tras de si. Harrison se queda parado mirandome, mientras guarda silencio.

Se queda así durante unos minutos, hasta que decide acercarse.

-Hola -rompe el silencio-

-Hola.

Cuando nuestros caminos se cruzan // Harrison OsterfieldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora