¿Calma después de la tormenta?

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Amelia

Han pasado dos semanas de la operación. Mi yeso ya no me acompaña y, según el pronóstico de los doctores, solo me quedaría una semana aquí.

Mis días se han traducido en monitoteos por parte de las enfermeras, las visitas de mis padres con Maura. Leonardo contandome su vida, Hazza acompañandome cuando tengo fisioterapia, Coni llamando por videollamada, Rebeca enviando a Trevor para verificar que estoy bien, porque ella tiene un trauma con los hospitales y finalmente, noches en las que me dedico a pensar... pensar en lo que siento por Harrison.

Desde que prometió no volver a dejarme sola, hemos estado más juntos que nunca y aunque quiero mantener mi visión sobre nosotros como una amistad, porque eso es cómo ve él, como una amiga, se me ha hecho difícil.

Flashback

-Creo que me estoy enamorando de él -hago una mueca-

-Amiga ¿segura que no te estas adelantando? -pregunta Coni-. quizás solo estas confundida.

-No lo sé -suspiro-. creo que es enserio. Sé que suelo ilusionarme rápido, pero, te prometo que esta vez es diferente.

-¿Por qué lo dices tan triste? -pregunta-

-Sólo me ve como su amiga -respondo-. y no está mal, tampoco quiero alejarlo de mí.

-Eso no lo sabes -me anima-. él puede estar sintiendo lo mismo que tú.

-No creo -sonrío a medias-. Debo dejarte, el doctor está acá.

-Ánimo amiga, creo que deberías decirle, no sabes lo que pasa por su mente -dice-. cuídate, te amo.

-Amistad, eso pasa por su mente -río- adiós, te amo también -sin dejar que responda corto la llamada-

Estoy hecha un lío, y los únicos que saben sobre esto son Maura, Coni y Leo. Maura se dió cuenta sola, no fue necesario contarle nada.

-¿Cómo va todo? -pregunta Nick, mi kinesiologo sacandome de mis pensamientos-

-¿Ya son las 4 p.m? -pregunto sorprendida-

-Sí -sonríe-

-Oh -respondo- vamos.

-¿Harrison no te acompaña hoy? -pregunta-

-Sí, pero luego de la sesión. Tenía cosas que hacer -explico-

____

Me costó concentrarme en los ejercicios que Nick me pedía que hiciera. Mi mente últimamente solo piensan en él, y me odio por eso. Es tú amigo Amelia, sólo eso.

Llego a la habitación con la ayuda de Nick y ahí está, tan puntual como siempre.

-Hola Harrison -saluda Nick-

-Hola -sonríe-. ¿Cómo lo hizo hoy? -le pregunta como si yo no estuviera aquí-

-Andaba en otro planeta nuestra paciente hoy -ríe-. pero, hizo lo mejor que pudo.

Harrison me mira y yo me encojo de hombros.

-Bien, los dejo -dice Nick-. Amelia, en un rato vendrá el doctor, te explicará sobre los informes que dejaremos en recepción.

-Gracias Nick -sonrío y él se va-

Harrison me ayuda a recostarme, la fisioterapia normalmente me deja tan relajada que, cuando vuelvo suelo dormirme. Pero esta vez, mi mente no me lo permite.

-¿Estas bien? -pregunta-

-Sí -sonrío-. extrañe tus bromas en la sesión -confieso-. ¿Qué tal el golf?

-Estuvo genial -responde-. los chicos te mandaron saludos, quieren venir a verte de nuevo.

-Cuando quieran -comento-. aún tengo una semana más aquí.

-Ánimate -dice-. pasará más rápido de lo que crees.

Es tan extraño, disfruto mirarlo, pero, también duele. Estoy segura de lo que siento, cada vez que lo veo, cada vez que está cerca es como si mi corazón hiciera una fiesta.

-Hazza.

-¿Si?

-¿Puedes sentarte aquí, conmigo? -pregunto-

-Solo tienes que decirmelo, claro que puedo -sonríe-

Se acerca a la camilla y yo le hago un espacio. Me acomodo para que quedemos a la misma altura, bueno, casi a la misma altura, él es bastante más alto que yo.

-Gracias -lo miro fijamente-

-¿Segura que está todo bien? -me mira preocupado-

-Sí, es solo que... te extrañé -desvío la vista y apoyo mi cabeza en su hombro-

-Ya estoy aquí -susurra y besa mi cabeza-

-Te guarde un croissant -comento- mamá trajo en la mañana.

-Tú mamá es la mejor.

-Lo sé -sonrío-

El silencio se apodera de nosotros. Intento esquivar esos pensamientos que me llevan acompañándo hace días, pero tenerlo cerca solo los aumenta.

-Amelia, ¿puedo preguntarte algo? -Hazza rompe el silencio-

-Adelante.

-Sé que dices que está todo bien, pero, llevas días extraña -suspiro-. no sé si hice algo mal o es que tú ánimo no está bien por todo esto. Pero, quiero que estés bien, y te noto triste.

Me toma por sorpresa. Siempre asumí que él no notaba lo que me pasaba. ¿Y si le digo? ¿Y si le cuento que he eatado confundida? o que simplemente me he enamorado de él. Levanto la mirada fijando mis ojos en los suyos y, sin pensarlo bien, me acerco. Mi frente se junta con la suya, lo que me permite sentir su respiración. Cierro los ojos y una lágrima cae de ellos. Con mi mano derecha tomo su mejilla, acariciándola.

-Harrison yo... -otra lágrima cae-. yo... lo siento -me separo de él bruscamente-.

Vuelvo a mirarlo, está confundido, puedo notarlo por cómo me mira, siento la obligación de hablar.

-Me siento culpable -miento-. ya sabes, le oculté esto a todos y mira dónde terminé.

Limpia mis lágrimas, luego, toma mi mano y sonríe.

-Todo salió bien, ya no debes pensar en eso -dice- tú estas bien ahora, eso es lo que importa. No te lamentes, ni culpes más, por favor.

-Gracias -sonrío a medias-

-Prometo que cuando salgas de aquí, te haré olvidar todo esto.

Vuelvo a posar mi cabeza en su hombro, miro nuestras manos entrelazadas y suspiro. Ojalá pueda olvidar lo que estoy sintiendo por él.

Cuando nuestros caminos se cruzan // Harrison OsterfieldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora