¿Vamos?

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Amelia

Luego de la salida con Trevor, he vuelto a mis estudios e intentado avanzar lo que más puedo y así es cómo se me ha pasado gran parte de la semana.

Desde que hablé con Trevor y Leo sobre mi conversación con Hazza, me he propuesto intentar vivir con lo que siento, sin que eso consuma mis pensamientos. Para mi suerte, no ha sido muy difícil, pues, la universidad se ha encargado en reinar en mi mente.

-Deberías darte un respiro -la figura de Theo aparece frente a mí-. te he visto aquí desde la colación.

-¿Me estas espiando? -pregunto sin mirarlo-

-Ya te gustaría -ríe-

-Ser perseguida por un chico -lo observo-. uf, sí, que emoción -digo con sarcasmo-

-Bien, no es lo más genial del mundo, pero, al menos el chico sería yo -sonríe-

-Peor -bromeo-

-Eres una pesada -rueda los ojos-

-Sabes que eso no es cierto -sonrío-. por algo te acercaste a mí.

-Por lástima, te vi sola.

-¿Ahora quién es el pesado? -lo miro con cara de poco amigos-

-Empate -eleva los brazos-

-¿Te vas a sentar o qué? -pregunto-

-En realidad... venía a decirte que fueramos a dar una vuelta -tiende su mano hacia mí-. y luego me acompañas a secretaría, necesito sacar unos papeles.

-Espera... ¿me estas dando una orden?

-Si me acompañaa, pasamos a comprar uno de esos helados que tanto te gustan.

-Hecho.

-Mira cómo eres, debo darte algo a cambio -ríe-

-No voy por eso, me apetece caminar -miento-

-Oh si, claro, justo ahora... -eleva una ceja-

Guardo mis cosas en el bolso con rápidez. Lo cargo en mi hombro, y cojo la mano de Theo.

-Vamos, antes que me arrepienta-

Harrison

Si antes sentía que Amelia estaba distante por la universidad, ahora lo siento el triple, y honestamente... no creo que sea por los estudios.

Verla durante esta semana se ha vuelto aún más complejo, pues, ella ha decidido aplazar las sesiones con Nick por sua ensayos, así que, muchos días ha optado por quedadarse en la residencia de estudiantes con Natalie. Y cuando, ha vuelto a Londres suele llegar bastante cansada, tanto que, se duerme durante nuestras videollamadas.

Todo esto ha impedido que tenga la conversación que tanto quiero, necesito que sepa todo lo que siento, que la confusión lentamente me ha abandonado, y que lo único que podría frenarme ahora es el miedo que siento de perderla como mi mejor amiga, aunque en el fondo sé que Amelia seguiría siendo la misma, así lo ha sido todo este tiempo.

-De nuevo pensando -Charlotte se asoma por la puerta-

-Se ha vuelto mi pasatiempo favorito.

-Siempre pense que tú pasatiempo favorito era estar junto a la mejor hermana del planeta -sonríe-

-¿Cuando dije que lo eras?

-Te odio -envía una mirada asesina-. mamá necesita de tú ayuda.

-¿Qué pasó? -pregunto-

-No lo sé -se encoje de hombros-. dijo algo sobre que se le había atorado unas prendas en la lavadora.

-Bien, voy.

Charlotte asiente, y se aleja con lentitud de la puerta, pero, antes de que pueda ponerme de pie, vuelve.

-¿Sigues pensando en Amelia?

-Yo... -guardo silencio-. sí.

-Solo debes ser honesto, ya sabes -sonríe-. ella me agrada y a mamá también, hasta a Monty... no lo sigas arruinando.

-Gracias.

-De nada -fija su mirada en mí-. hay algo que quiero decir.

-Adelante -la observo curioso-

-Deberías traerla más a casa -comenta-. 3 veces resultan bastante pocas, considerando todo lo que se ven.

-Es que, es algo que la pone muy nerviosa, pero, si no me manda a la mierda luego de soltarle todo lo que tengo para decir, haré que venga -río-

-Mas te vale -advierte-

Además de los chicos, resulta que mi familia también ama a Amelia, cómo no hacerlo... Sólo quiero que pasen rápido estos días, para verla y poder ser totalmente honesto con ella.

Amelia

-¿Y esos papeles para qué eran? -pregunto curiosa, mientras como de mi helado-

-¿Nunca te comentaron sobre erasmus?

-No -niego con la cabeza-

-¿Es enserio? -pregunta asombrado-

-¿Por qué mentiría?

-Buen punto -sonríe-. es como una especie de intercambio que puedes realizar durante un semestre, o un año completo.

-¿Te vas?

-Es lo que planeo -comenta-

-¡Eso es genial! -digo emocionada-

-Pensé que te pondrías triste porque me voy lejos y no nos veremos -dice entre risas-

-Voy a extrañarte, pero, solo será un año. Además, prefiero ponerme feliz por ti, porque conocerás otra cultura y esas cosas -sonrío-. ¿dónde piensas irte?

-Alemania es mi primera opción, sino, Rusia -se encoje de hombros-. quiero aprender otro idioma.

-Yo puedo enseñarte español.

-Ni en broma, siempre que intentas enseñarme terminas burlandote de mi acento -me fulmina con la mirada-. pobres de tus futuros alumnos.

-Eh -golpeo su hombro-. con ellos no seré así -digo en mi defensa-. además, no has puesto un esfuerzo serio en aprender español.

-Bueno, sí, esta vez ganaste -admite-

-Siempre he querido ir a Alemania -comento-. cuando vivía en mi país tenía un compañero, quien tenía a su padre viviendo allí, y siempre lo molestaba para que me llevara con él -río-. así que, debes mandarme videos de todos los lugares, hacer videollamdas para escucharte hablar alemán, etc.

-Wow -sonríe-. creo que tengo una mejor idea -me mira con misterio-

-¿Cuál? -lo observo mientras como lo que queda de mi helado-

-Vamonos juntos.

Me quedo parada por un momento mirando fijamente la expresión de Theo, hasta que, suelto una carcajada. Debe estar de coña.

En respuesta no ríe, sigue serio.

-¿Es enserio? -mi risa cesa-

-Claro que es enserio, por quién me tomas -dice-. tú al igual que yo, puedes postular y si lo haces lo más pronto, podremos coincidir en el período para así irnos juntos a Alemania -sonríe-

-Oh -susurro-

¿Irme a Alemania? un gran sueño. ¿Irme con Theo? junto a un gran amigo. ¿Me darán la beca? puede ser. ¿Mis padres lo permitirían? es una gran oportunidad.

Theo me queda mirando fijamente. Es una idea genial, me encantaría recorrer eternamente todas las partes del mundo que pueda. Ya partí con Inglaterra, ahora sería con Alemania. Sonrío al imaginar todo lo que podría pasar si me dieran esa beca y me fuera con Theo.

-¿Qué dices? ¿Vamos?

-No sé si resulte -confieso-. pero, puedo intentarlo -sonrío-. así que, sí. Vamos.

Cuando nuestros caminos se cruzan // Harrison OsterfieldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora