Nervios y algo más

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Amelia

Ya me encuentro fuera de la casa de Tom. Leonardo ha insistido en que debo bajarme de la moto, pero los nervios son tan grandes que ni siquiera he podido avisarle a Harrison que llegué.

-Le avisas y te bajas, o te prometo que voy yo a tocar la puerta -me advierte Leo-

-No, por favor -le ruego-

-Pero Amelia, ¿piensas quedarte aquí toda la tatde? -pregunta molesto-

-Está bien -suspiro y saco mi móvil- ya le aviso.

Le escribo a Harrison que ya estoy afuera, y en cuestión de minutos aparece en la puerta.

-Voy a morir -le susurro a Leo-

-Tú puedes -responde-

Lo abrazo por la cintura fuerte y le doy las gracias por venir a dejarme. Me bajo de la moto para mirar a Leo y despedirme bien. Es impresionante el cariño que le tengo.

-Hola Leonardo -se acerca Hazza-

-Hola -responde-. por fin te la llevas, no quería bajar de la moto.

-Eres hombre muerto -lo fulmino con la mirada-

-Cambio de turno, ahora yo tendré que soportarla -bromea Harrison-

-Son hombres muertos -los miro con odio-

-Suerte con eso -mira a Hazza-. bien, me voy antes de que este animal decida atacarme -sonrié-

-Te odio -le digo ofendida-

-Me amas -me guiña un ojo-. cuídate Harrison, que lo pasen bien.

-Gracias Leonardo, cuídate también -le responde-

Dicho eso, Leo pone en marcha su moto y perdemos su rastro. Olvide decirle que me avisara cuando estuviera en casa.

-¿Lista? -pregunta Harrison-

-No estaría aquí por otra razón -respondo-

-¿No estas aquí por mí, sino que por Tom? -pone su mano en su pecho, sobreactuando la situación-

-¿Te sorprende? -levanto una ceja-.

-Eres malvada.

-Fuiste tú quien dijo que tenías que soportarme -sonrío satisfecha-

-Amelia la reconrosa, ese será tu apodo de ahora en adelante -río-

-Eres un idiota -ruedo los ojos-

-Bien, vamos que te quieren conocer.

Entramos a la casa, es bastante grande, mucho más que en la que vivo con mi familia. Creo que la razón es obvia. Harrison me mira y sonríe, en respuesta sonrío también. Cuando vuelvo la vista en frente ya están ahí, dios, que vergüenza.

-Hola -sonríe- soy Tom.

-H-Hola, yo soy...

-Amelia -termina mi oración-. lo sé, Harrison habla mucho de ti.

-¿Ah si? -miro a Harrison-

-Tengo que contar el estrés que me causa estar contigo -bromea-

-Eres el peor -golpeo su brazo con mi yeso-

-No es justo, tienes un arma -se queja-

-Es un yeso, que ignorante -río-

-Creo que no somos los únicos expertos en acerte bromas -comenta Tom-

-Es que el da mucho material para molestarlo -respondo-

-Punto para ti -Tom extiende su mano para que choquemos los puños-. ¿Pasemos para que conozcas a los demás?

-Claro -sonrío-

-Me las pagarás -Hazza susurra en mi oído-

-Tú iniciaste la guerra -le respondo-

Luego de presentarme al resto, hemos pasado gran parte de la tarde conversando y molestando a Harrison. Tanto Tom como sus hermanos son bastante simpáticos, pensé que me costaría hablar, pero he fluído con bastante naturalidad.

-Entonces caí y ahora tengo que estar con esta cosa hasta la próxima semana -explico-

-Siempre decimos que Hazza es tu amuleto de la mala suerte -comenta Sam-

No puedo evitar la risa, por lo que Harrison me fulmina con la mirada.

-¿La primera vez que lo viste también te caíste? -pregunta Sam-

-Sí -respondo-

-Ten cuidado, no vayas a terminar muerta -bromea Tom-

-Al menos así me libraría de este -sigo la broma-

Todos ríen, menos adivinen quién, Harrison por supuesto.

Harrison

Estos tres se han puesto en mi contra, toda la tarde se ha tratado de hacer bromas sobre mí y preguntas hacia Amelia para conocerla mejor. Agradezco que Tuwaine no haya podido venir, o esto sería un ataque mucho peor.

-Sabes que son bromas -dice Amelia-

A pesar de lo pesada que puede ser, cada vez que la miro siento ternura. Es como si se tratara de mi hermana Charlotte.

-Ya me vengaré, te lo he dicho -sonrío-

-Está bien -se encoje de hombros-

Harry finge toser para notar que siguen ahí y captar nuestra atención nuevamente.

-¿Les gustaria comer unas pizzas? -pregunta Tom-

-Claramente -responde Sam-

-Amo la pizza -sonríe Amelia-

-Por mí está bien -digo-

-Una familiar para mí -dice Harry-

-Bien, comeremos pizza. Sam, Harry ¿me acompañan a comprarlas? -Tom mira a sus hermanos-

-¿Para qué? si podemos pedirlas acá -dice Harry-

-Que lo acompañemos dice -Sam comenta entre dientes-

-Ah -dice Harry-. ya veo, vamos -sonríe-

Demonios, no pueden ser más obvio -pienso-

-¿No quieren que los acompañe? -ofrece Amelia-

-No te preocupes -le responde Tom-. Hazza aún no te ha mostrado bien la casa, no tardaremos -le sonríe-

-Está bien -Amelia le devuelve la sonrisa-

Tom, Sam y Harry se levantan rápidamente para salir de casa e ir por pizza. Antes de desaparecer Tom me guiña el ojo y yo ruedo los ojos. Aún no entienden que Amelia es sólo una amiga.

-Eso fue raro -ríe Amelia-

-Son unos tontos -comento-

-No creo que te superen -bromea-

-Ya fueron suficientes los ataques ¿no crees? -ruedo los ojos-

-Bien, lo siento -levanta los brazos en señal de defensa-. ¿Dónde está la cocina? se me apetece un vaso de agua.

-Sales por el pasillo avanzas unos pasos y a tu mano izquiera está, pero te acompaño -le respondo-

-Bueno -sonríe-. gracias.

Amelia se pone de pie. En cuanto lo hace pone una de sus manos en su cabeza, y su expresión refleja dolor.

-¿Estas bien? -pregunto preocupado-

-Sí, creo que me levanté muy rápido -explica-

-Oh, ya veo -comento-

Amelia levanta la vista y me sonríe, iba a ponerme en marcha para dirigirnos a la cocina, pero vuelve a tocar su cabeza y esta vez sus piernas la traicionan. Intenta sujetarse del sillón, pero no lo logra, era demasiado tarde no alcanzaba a tomarla, por lo que cae. Me acerco rápidamente e intento levantarla.

-Demonios Amelia, ¿qué te pasa? -me altero-

Pero Amelia no responde, sus ojos lucen perdidos y sus manos no abandonan su cien. Qué mierda está pasando.



Cuando nuestros caminos se cruzan // Harrison OsterfieldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora