Noche de fiesta

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Amelia

Ya han pasado un par de horas, las suficientes como para que la mayoría esté borracho. Sam y Harry se han encargado de hacerme reír hasta que me duela el abdomen. Al menos así no se siente aburrido el no poder beber.

-Leo no pierde el tiempo -dice Hazza posandose a mi lado-

-Parece que no -respondo-

Hace unos días Leo conoció a Sophia, una chica bastante guapa, con la cual parece estar naciendo el amor.

-Y tú... -miro a Hazza- apareciste -le sonrío-

-Sí, te vi bien con estos dos y no quise interrumpir -sonríe-

-Tenemos nombres -dice Sam-

-Y apellidos -agrega Harry-

-Como sea -Hazza rueda los ojos-

-Parece que alguien quiere exclusividad con la razón de la fiesta -ríe Harry-

-¡Eh! -lo miro- tengo nombre y apellido -bromeo-

-Anda Harry, después volvemos a entretener a la damicela -sonríe Sam-

-Son grandes chicos -les sonrío-

Ambos depositan un beso en mis mejillas, logrando que estas se ruboricen. Lo que hace el alcohol -pienso-. Luego de eso, se acercan al grupo en el que se encuentra Tom.

-¿Te has sentido bien?

-Sí.

-¿No te ha dolido la cabeza? ¿Algún mareo? -pregunta preocupado-. recuerda que si te sientes mal...

-Estoy bien Hazza -le interrumpo-. de verdad -cojo su mano y sonrío-

-Bueno -sonríe-. lo siento, solo quería asegurarme.

-Lo sé.

Suelto su mano al darme cuenta que aún la tenía sujeta a la mía y aparto la mirada. Sé que no es la gran cosa, pero, me he propuesto olvidar toda clase de sentimientos que no sean de una amistad.

-¿Bailas? -dice una chica rubia mirando a Hazza-

-Oh, yo... -Harrison me mira- estoy con mi amiga -responde a la chica, que ahora deposita su mirada en mí-

Sé que él quiere ir con ella, lo noto en su mirada. Además, si la chica me está mirando así, es para que interseda en la decisión de Hazza. Al diablo.

-No se preocupen por mí -sonrío-. voy a... voy... iré al baño -digo por fin-

La chica me sonríe y toma la mano de Harrison para acercarlo donde está la música. Hazza me mira, pero, aparto la mirada y salgo de allí.

-Mierda -resoplo mirandome al espejo-. ¿Por qué dejaste que eso pasara? -volteo y me apoyo en el lavamanos- estúpida, Amelia, estúpida.

Me dispongo a salir del baño, al hacerlo e intentar cerrar la puerta, un tipo me choca.

-L-lo siento -levanto la vista-.

-No te preocupes, preciosa -sonríe coqueto-

Dios, está ebrio. Ruedo los ojos e intento retomar mi camino, pero adivinen qué, así es, me lo impide.

-Tú eres por quién celebramos ¿no? -se acerca. El olor a alcohol de impregna en mis fozas nasales-

-Sí -respondo incómoda-. ¿me dejas pasar? mis amigos me están esperando.

Su mano toca mi mejilla, intento apartarlo, sin embargo, es considerablemente más grande y fuerte que yo. En estas situaciones recuerdo cuánto detesto a los hombres.

-¿Celebramos tu belleza? -se acerca aún más-

-P-por favor -desvío la vista-. estoy incómoda.

-Puedo arreglar eso -responde-

-¡Que me dejes pasar te digo! -lo empujo, pero tampoco da resultado-

-Sólo será un beso -su nariz está rozando la mía-

-¡No quiero besarte imbécil!

Odio sentirme acosada, odio que no respeten mi espacio. La frustración que siento comienza a manifestarae, un nudo en la garganta se forma en mí, las lágrimas anuncian su salida.

-¡Por favor! -mi voz se quiebra-

-Erick ¿Qué haces imbécil? -dice molesto-. ya, dejala -Tom aparta a aquel chico-

Gracias vida. Miro a Tom, miro a ese tal Erick y salgo de allí rápidamente.

-Amelia ¡Espera! -Tom se acerca a mí-

-Gracias por eso.

-¿Estas bien? -me mira preocupado-

-No podía sacarlo de encima, me estaba desesperando -una lágrima cae por mi mejilla-

Tom me abraza, intentando tranquilizarme.

-Tranquila -susurra-. no volverá a acercarse.

-G-gracias -suspiro-

Me separo de Tom, me dedica una amble sonrisa y yo se la devuelvo.

-¿Quieres un poco de agua? -pregunta-

-Sí, desaría que fuera un poco de vodka.

-Prohibido para ti -ríe Tom-

-Lo sé -comento resignada-

Nos dirigimos a la cocina y me apoyo en unos de los muebles. Diviso la mesa que se encuentra llena de tragos, vasos y comida.

Recibo el vaso con agua que me ha ofrecido Tom. Estoy tan agredecida de que haya aparecido para quitarme a ese idiota de encima.

-¿Mejor? -pregunta-

-Sí, gracias -sonrío-

Lamentablemente eso no duraría mucho tiempo.

Elevo mi mirada obteniendo la vista de todos aquellos que se encuentran bailando ¿Ese es?, mis ojos lo encuentran, sí, es él. En ese instante todo se vuelve borroso, mis oídos ya no escuchan la música, ni lo que Tom estaba por decirme. Al igual que ese día en el que perdí la consciencia, todo transcurre en cámara lenta. Por desgracia, esta vez he perdido mi corazón.

Siento como todo el aire que me acompañaba hace unos segundos comienza a dejarme. Me duele respirar, me duele estar aquí. Con dificultad intento salir de allí, me sostengo de la mesa para no caer.

-¡Amelia! -grita Tom-

Tomo la fuerza suficiente para alejarme de todos, y de todo. Cuando por fin logro salir de la casa de Tom, las lágrimas comienzan a abandonar mis ojos, se que no tienen intención de parar en un buen rato. Apoyo mi cabeza en la entrada intentando controlar mi respiración, sin embargo, sólo son intentos inútiles.

-Amelia -Tom toca mi hombro-

-¿Puedes llevarme a casa? -digo sin voltear a mirarlo-. porfavor.

Tom va en busca del auto con rápidez, en menos de diez minutos ya estamos en camino a mi casa. Nisiquiera me ha importado si Tom había bebido poco o demasiado, lo único que quería era largarme de la estúpida fiesta.

Agradezco que Tom no hable. No me siento con la energía para decir algo, aunque estoy bastante segura que sabe la razón por la que me encuentro así, creo que he sido bastante evidente.

Todos los intentos que hice por no pensar él, solo hicieron que se maracara aún más en mi memoria. Y ahora, sólo duele.

Cuando nuestros caminos se cruzan // Harrison OsterfieldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora