Un poco de distracción

302 24 4
                                    

Harrison

El no tener noticias sobre ella desde ayer me estaba poniendo los nervios de punta, por lo que, el venir aquí creo que ha sido la mejor opción. Llamo a la puerta. El rostro de Maura aparece una vez que esta se abre.

-¿Hazza?

-Hola -saludo-

-¿Qué haces aquí?

-Quería ver si Amelia estaba bien, no ha respondido mis mensajes, tú tampoco... pensé que...

-Amelia no está -me interrumpe-

-¿Cómo? ¿Ayer no llegó?

Maura resopla, abre la puerta por completo, saliendo de ella. Se sienta en la entrada de la casa, esperando a que la imite, y yo no tardo mucho en hacerlo.

-Ella me contó todo lo que pasó -dice-. se sentía muy mal Hazza, así que se fue. Se fue a Brighton.

-¿A vivir? -la miro fijamente-. ¿Se fue sola?

-No, solo por unos días y Trevor fue con ella.

-¿Trevor?, pero, si no se soportan -digo confundido-

-Sí, él la encontró sola a las afueras del parque -responde-. Amelia llegó aquí con Trevor. Ella solo quería largarse lejos, pero, mis padres no le querían permitir irse sola por razones obvias, así que, como nadie podía acompañarla Trevor se ofreció -explica-

-Ya veo... -resoplo-

-¿Tú estás bien? -fija su mirada en la mía-

-No -respondo-. no quería hacerle daño, ni mucho menos perderla.

-No la vas a perder -posa su mano en mi hombro-. tú eres el opioide perfecto para sus receptores.

-¿Su qué? -elevo una ceja-

-Lo siento, he estado estudiando como loca -ríe-. la cosa es que, eres importante para ella y esto no los va a separar, sólo debes darle tiempo. Te aseguro que Amelia volverá a hablarte.

-Gracias, Maura.

-De nada -sonríe-. ¿quieres pasar? mamá hizo de esos dulces que te gustan.

-Es mejor que me vaya -me pongo de pie-

-Está bien -Maura se pone de pie-. no te culpes, uno no escoje de quien enamorarse. Además Amelia es fuerte, se pondrá bien.

-Gracias, enserio -sonrío a medias-. espero que se sienta mejor. Saluda a tus padres por mí, nos vamos, Maura.

-Adiós Hazza.

Me alejo de la casa de Amelia, estar allí y no verla sólo hizo que la extrañara aún más. Pero, Maura tiene razón, ella necesita su espacio, y quizás estar alejados por ahora sea lo mejor.

Amelia

Tras la conversación que tuvimos ayer, Trevor se ha encargado de distraerme, dice que es su forma de hacer que mi decisión de escaparme valga la pena y no sabe cuan agradecida estoy. Quizás ahora sí lo odio menos.

-¿Vamos por un helado? -sonríe-

-Mi estómago terminará explotando ¿lo sabías? -bajo mis gafas de sol para que vea mis ojos-

-La comida ayuda a mejorar el ánimo. Además, si eso pasara tendría que llevarte al hospital, algo a lo que este último tiempo estas bastante acostumbrada -se encoje de hombros-

-¿Por qué eres así? -ruedo los ojos-

-Al menos te he sacado otra sonrisa -dice con orgullo-

Siento como mis mejillas se ruborizan ligeramente, por lo que, desvío rápidamente la mirada y me pongo de pie.

-Bien, vamos por ese helado.

-Después volvemos aquí, pero, si sólo te quedaras sentada en la arena, prometo tomarte y lanzarte al agua -se pone de pie-

Comenzamos a caminar en dirección a un carro de helados que se encuentra en este sector.

-No me gusta el mar -explico-

-¡¿Qué clase de persona eres?!

-Bueno, no es que no me guste -río-. pero, me da miedo... digamos que, le tengo bastante respeto. Prefiero los lagos, cuando estaba mi país amaba ir al sur, allí habían muchos.

-Pero, son aburridos -hace una mueca-. el mar tiene olas grandes.

-Lo sé, por eso mismo, prefiero quedarme mirando a que meterme en el.

-Aburrida -ríe-

-I...

-Idiota -me interrumpe-. ¿no que ibas a mejorar tus insultos? al menos eso fue lo que dijiste anoche antes de dormir.

-No he tenido tiempo para pensar en otros -me defiendo-. el itinerario que creaste hoy con suerte me ha dado para pensar qué sabor de helado quiero.

-Si tuvieramos más tiempo aquí, quizás podrías darte ese lujo, pero, tú cabeza falla y eso le preocupa a tus padres -se encoje de hombros-. así que... sólo nos queda mañana.

-A veces pienso que ya no te odio tanto, pero, luego abres tú boca y esos pensamientos se esfuman -sonrío exageradamente-

-No podemos pasar de ser fuego y agua a ser... luna y estrellas tan rápido -lo miro extrañada-. ¿qué? no se me ocurrió otra cosa y creo que la luna con las estrellas se llevan bien.

Suelto una carcajada. Puede que lo que diga Trevor tenga sentido, pero, la forma en que dice las cosas es lo que más me causa gracia.

-¿Puedes comprar ya mi helado? -digo entre risas-

-¿Ves? yo también recuerdo por qué te odio a veces, te aprovechas de mi amabilidad y terminas tratandome como tu esclavo -niega con la cabeza y se aleja para comprar los helados-

Observo como Trevor compra nuestros helados. Volteo a ver la playa y los pensamientos que no tenía hace unas horas se apoderan de mi mente. En un día tendré que volver a casa, volver para darme un golpe con la realidad y pensar friamente en lo que haré. ¿Tendré que alejarme aún más de él? Quizás exagero, pero, ignorarlo durante un día ha sido una tortura. Mierda, ¿Por qué me tuve que enamorar? No lo quiero perder, no quiero que nuestras tardes juntos desparezcan, que nuestras videollamadas antes de dormirnos no vuelvan a ser una rutina. No tengo claridad, y tampoco creo que la tenga cuando llegue a casa. Ha sido bueno salir, disfrutar de este lugar, pero, en el fondo... sigo destrozada ¿cómo no? si todo sigue siendo tan reciente. Estúpidos sentimientos.

Cuando nuestros caminos se cruzan // Harrison OsterfieldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora