Eternal wait

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Harrison

Llegamos al hospital y comienzo a mensajear a Leonardo para saber dónde se encuentran, en respuesta me manda la ubicación.

-Pueden irse -digo a Tom y Harry-. no sé cuánto tardaré aquí.

-No te dejeramos solo -sentencia Tom-

Quiero insistir, pero, no tiene sentido hacerlo, sé que no se irán y lo agradezco.

-Bien, vamos -digo-

-Decidí avisarle a Sam, así que esperaré aquí a que llegue, vayan -dice Harry-

Tom y yo asentimos. Con el móvil en mano nos ponemos en marcha. Pasan un par de minutos hasta que lo veo, ahí está Leonardo.

-Llegaste -Leonardo se acerca-

-¿Cómo va todo? -pregunto preocupado-

-Aún no dicen nada -hace una mueca-

-¿Dónde están sus padres? ¿Maura? -pregunto-

Leonardo apunta a su derecha y los veo. Le digo a Tom que me espere un momento para ir a saludar.

-Harrison -Lissette me abraza con fuerza-

-Aquí estoy -acaricio su espalda-

Se separa y sus ojos hinchados e irritados encuentran los míos. Duncan, el padre de Amelia se acerca a saludar, tiende su mano y yo la aprieto con fuerza.

-Gracias por venir -dice con la voz quebrada-

-¿Qué ha pasado? -pregunto-

-Íbamos a venir acá, Amelia le había dicho a Maura que bajaría a desayunar. Todos estabamos esperandola, cuando sentimos un golpe fuerte. Maura subió a toda prisa, encontrando a Amelia en el piso. Intentamos despertarla, pero, no reaccionaba, cuando llegó aquí tampoco lo hacía, el doctor decidió ingresarla de inmediato -me explica Duncan-

-Desde que entró no hemos tenido idea de nada -lágrimas caen de los ojos de Lissette-

-Todo saldrá bien -intento animarla-. solo hay que esperar ¿cuánto tiempo lleva?

-Una media hora, no más que eso -responde Duncan-

-Ya veo.

Maura se acerca y me saluda, luego le dice a sus padres que irá por café. Lissette insiste en que la acompañé, por lo que acepto. Tom está hablando con Leonardo, así que no creo que mi ausencia le moleste unos minutos más.

-No pensé que vendrías -suelta Maura-

-¿Por qué lo dices? -pregunto confundido-

-Amelia dijo que la odiabas -se encoje de hombros-

Oh no, la culpa reaparece. Yo no la odio, no estoy ni cerca de odiarla. Es más, ahora estoy odiandome a mí mismo, no puede irse pensando algo así, tiene que salir todo bien, ella tiene que saber que no la odio.

-Eso no es cierto -susurro-

-Lo sé -me mira con tranquilidad-. el orgullo es un arma de doble filo.

-Y-yo...

-Disculpa -me interrumpe-. no tuve que decir eso, es solo que, mamá también estaba molesta con ella -su voz se quiebra-. Amelia estaba triste, no quiero que le pase nada, no puede irse pensando que mamá está molesta o que tú la odiabas, ella, ellla no merece eso -Maura rompe en llanto-

Me detengo y la abrazo. Maura se aferra a mí hundiendo su cabeza en mi pecho. Se mantiene unos minutos así hasta que sus sollozos cesan, se separa lentamente y me mira.

-Gracias.

-Estara todo bien, Maura.

Nos acercamos a la cafetería para comprar los cafés y volver con los demás.

No tardamos mucho, una vez que volvemos Maura se acerca a sus padres con los cafés, mientras que yo me acerco a Leonardo que está con Tom, Sam y Harry. Los chicos estaban animando a Leonardo, y ahora que he llegado yo, buscan darnos ánimos a ambos.

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-Chicos, deberían irse. Han pasado dos horas -les digo-

Los hermanos Holland se miran entre sí, puedo notar su cansancio. Estar en un hospital tanto tiempo y en estas circunstancias, no es agradable.

-Está bien -Tom coloca su mano en mi hombro-. avisanos qué tal va todo y cuando quieras que vengamos por ti.

-Gracias -abrazo a Tom-

-Todo saldrá bien -me anima Sam-

-Te digo algo -comenta Harry-. a pesar de las bromas, ella siempre recalcó que no eras su amuleto de la mala suerte, es más nos comentó que eras un muy buen guía turístico -sonríe-

-Gracias por eso -sonrío-

-Nos vemos Hazza -dicen al unísono-

Los chicos se van, por lo que me acerco a los asientos en los que estaba Leonardo.

-Se pondrá feliz al verte -susurra Leonardo-

-No lo sé -confieso-. fui un idiota, estuve ignorandola todos estos días y ahora piensa que la odio -las lágrimas salen de mis ojos-

-Todo va a salir bien Hazza -posa su mano en mi hombro-. ella siempre dijo que todo saldría bien.

Me estremezco al recordar sus palabras, la culpa vuelve a hacer de las suyas. Pude haberle dicho que sí, que todo saldría bien y que de no ser así yo estaría para ella, que no la dejaría sola. Idiota, idiota, idiota. Mis pensamientos se ven interrumpidos cuando escucho la voz del doctor. Leonardo y yo nos levantamos de golpe, acercandonos lo suficiente como para escuchar.

-Amelia ha sufrido lo que llamamos un hematoma subdural crónico. Al golpear su cabeza las pequeñas venas que están entre la superficie del cerebro junto con su cubierta externa se estiraron y se rompieron, permitiendo que la sangre se acumule. Ante eso, el sangrado llenó la zona cerebral rápidamente, comprimiendo el tejido cerebral -explica-. lo que hemos hecho durante la cirugía ha sido perforar un pequeño agujero en el cerebro de Amelia para drenar la sangre y aliviar la presión del cerebro.

-¿Ella está bien? -pregunta Maura, ya que sus padres no reaccionan-

-La cirugía tomó su tiempo, pero Amelia se encuentra estable. Esperamos que al tratarse de hematoma subdural crónico, los síntoma desaparezcan luego de la intervención.

-¿P-podemos verla? -pregunto-

-En estos momentos se encuentra dormida, pero, si gustan los padres podrían pasar un momento -sugiere el doctor-

-¿Pueden haber complicaciones? -Lissette habla por fin-

-Lamentablemente sí. Luego de la operación, debemos tener a Amelia bajo cuidados intensivos. Al pasar semanas de su caída, la sangre que se drenó no era menor -guarda silencio y continúa-. una de las complicaciones que más nos preocupa es una hernia cerebral, ya que esto podría causar que Amelia cayera en un coma.

-Oh -dice Duncan-

-Pero quiero que estén tranquilos, Amelia se encuentra en las mejores manos y la operación apunta hacia un buen pronóstico.

-Gracias doctor -responde Maura-. papás pasen a verla, yo esperaré aquí.

Lissette y Duncan asiente, el doctor sigue comentandoles cosas mientras los guía a Amelia.

-Realmente espero que lo que dice el doctor sobre el pronóstico sea cierto -Maura seca sus lágrimas-

La espera para nosotros seguirá siendo eterna, pero no me importa, yo no me muevo de aquí hasta verla, aunque sea dormida.

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Cuando nuestros caminos se cruzan // Harrison OsterfieldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora