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El viernes por noche me encontraba haciendo la maleta, tenía YouTube en la televisión con las canciones de Morat a todo volumen, mientras me repetía que era lo que debía meter.
Eduardo estuvo muy distante conmigo estos días, aunque no dejo de hablarme y me contestaba de vez en cuando el día de hoy decidió ignorarme. No contestó mis mensajes desde en la mañana y bueno no iba a armar un escándalo, si no quería hablar no lo iba a obligar.

Estaba metiendo mi mejor ropa a la maleta y algunos trajes de baño que había comprado con junto con Mayve.
Recibí un mensaje de papá diciendo que no llegaría para despedirse pero que esperaba que disfrutara el viaje, todos mis hermanos estaban trabajando así que me tocaba estar sola como perro.

Mi teléfono sonó nuevamente

"Abre la puerta" -El mensaje era de Marcos.

Como necesitada baje las escaleras corriendo y abrí la puerta y las subí nuevamente siendo consciente de que el venía tras de mi.

El entró a mi habitación paseando la mirada como si buscara algo o a alguien. Me puse las manos en las caderas cuando el se acercó a inspeccionar de alguna forma el closet.

-¿Has terminado?.- conteste enfadada.

-¿Te parece que esto es divertido?.- escupió con una mueca de enojo.

Rodee los ojos y empecé a doblar la ropa dentro de la maleta. Mi teléfono vibro en la cama.

-¡¿Es el?!.-  gritó haciendo que pegara un brinco.

-¿Estás loco?

-Lo sabía, sabía que me estabas engañando.- me limite a mirarlo.

-¿Crees que te engaño?.- pregunté sin poder creerlo.
No me moví del sitio, me quede parada en la habitación mirándolo fijamente.
El se acercó tomando mi cara con sus dos manos.
Se apartó y tomo mi teléfono, el se sabía la contraseña no entendía como podía creer algo así.
Me senté el el filo de la cama esperando a que dijera algo.

No se por que se estaba comportando de una manera tan posesiva, no es que yo fuera la miss universo.
La gente solía coquetear con mis amigas todo el tiempo pero con migo era tipo ...ah es Isabela.
Me puse de pie cuando vi que el todavía está revisando el teléfono y empecé a empacar nuevamente.
Vi como Eduardo aventó levemente el teléfono a la cama y yo lo tome para ponerlo en el buró.
Seguí empacando.

-Isa...-dijo cuando llevaba cinco minutos de silencio y yo no respondí.- Isabela.- dijo nuevamente.- ¿Ahora me vas a dejar hablando solo?.

-Callate Eduardo.- dije apartándome los mechones de cabello de la cara.

-¿Por que?.- respondió y yo tome un vestido de la maleta y se lo lancé a la cara.

-Si vuelves a decir una sola palabra juro que voy a soltar todo lo que pienso de ti en este momento y estoy segura que no vas a querer escucharlo.- dije bastante enojada.

Mi intención era volver a hacer la maleta pero Eduardo me tocó del brazo y me empujó en su pecho.

-Te vez tan sexi cuando te enojas hija de la chingada.-  susurró inclinándose  hacia mi cuello, segundo después sentí sus labios ahí.

-Eres un idiota.- dije con la respiración acelerada luchando contra el deseo.

Empezó a subir mi blusa pasando sus manos por mi estómago, siguió besando mi cuello y sentí como la temperatura aumentaba entre mis piernas. Su mano se coló en mis leggins acariciando mi parte con su dedo.

-Tienes que dejar de ponerme celoso, tú sabes como me pongo solo de pensarlo.- dijo en susurró.- No me gusta que hables con otros chicos.
Se sentó y agarró mis piernas para dejarlas en su regazo, tomó la cinturilla de los leggins y los bajo dejando ver mis bragas blancas con un pequeño liston rosa.

-Te miran como si... como....- continuó poniendo sus manos nuevamente en mis caderas bajando hacia mis bragas.- Como si fueras suya y no lo eres ¿Eres mía verdad?.- pregunto susurrando mirándome directamente a los ojos.

Por dios no tenía un poquito de amor propio, debería estar enojada y no tirada en la cama disfrutando lo que estaba haciendo.

Momentos después la pasión terminó, no dije nada solo me limite a descansar.

-¿De verdad tienes que ir a Mazatlan?.- me preguntó una vez más.

-No empieces, voy a ir.- le dije enfadándome nuevamente.

-Está bien, aunque me cueste de a madre, tener que pensar en ti sola con ese bastardo, tengo que confiar en ti.- dijo abrazándome mis ojos pesaban y aún no había terminado la maleta.

-Te amo.- dije sin pensar antes de quedarme profundamente dormida.

TENIAS QUE SER TÚ (Markitos Toys)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora