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Quedamos totalmente agotados y eso que era sólo el segundo día aquí.
Llegamos al hotel y todos fueron directamente a su habitación a bañarse y descansar para poder salir en la noche.

Eduardo me dirigió a su cuarto primero se bañaría el ahí y después iríamos a mi habitación.

-Gracias por todo lo que hiciste hoy me gusto mucho.- Agradecí sincera.

-Bueno, de haberte dicho que yo lo estaba planeando no hubieras querido venir corazón.- Comentó el

-¿Como? ¿Tus papás no planearon nada entonces?.- Pregunté sorprendida.

-No.- contestó buscando en su ropa.- Te dije eso para que vinieras conmigo.

-Eres un cabron Eduardo.- Le avente un cojín que el esquivo y soltó una carcajada.

-Pero soy tu cabron Chavela.- Antes que le aventara el otro cojín el corrió hacia el baño y se encerró.

No tardo mucho y después nos fuimos al mío, busque mi ropa interior y saqué un vestido fresco y unos huaraches de la maleta, me duché tomándome mi tiempo y cuando salí me empecé a maquillar, algo muy natural y alisé el cabello.

Me recosté en la cama acomodándome entre los brazos de Eduardo y dándole la
Espalda, el encendió la televisión.

Esperamos a que los demás nos hablaran o vinieran a buscarnos.

De vez en cuando Eduardo depositaba suaves besos en mi hombro y acariciaba mis brazos.

Mis ojos empezaron a cerrarse y me quedé dormida, pero creo que no tardo mucho cuando el teléfono de Marco empezó a sonar avisando que nos estaban esperando.

El movió mi hombro y con toda la pesadez abrí los ojos poniéndome enseguida de pie.
Agarre mi bolsa, dinero y mi celular y cerramos la puerta.
Caminamos por el pasillo y bajamos en el elevador y ya todos estaban esperándonos.
Salimos del hotel y fuimos todos a cenar.

Cargue un rato a la bebé y vi como Doña Vero me miraba sonriente.

-Haber si ya no se tardan mucho en darme un nieto he.- Advirtió divertida y yo me sonroje.

-Amá me la va a espantar, además ahí está el Kevin y Ana.- Le regaño Eduardo con una sonrisa apuntando a los mencionados y el también jugó con la bebé en mis brazos.

-Pues déjenme decirles que sus hijos saldrían Hermosos, échenle ganas.- Comentó la mamá de la bebé apoyando a doña Vero.

-Y yo necesito un sobrino.- Le siguió Luis y yo rodee los ojos.

-Tienes otros dos hermanos Luis.- Jugué con el.

-Solo tú tienes novio estúpida.- Reí ante su respuesta.

Terminamos la cena y nos despedimos de quienes no querían ir a dar una vuelta por los antros.

Entramos a una antro ellos empezaron a pedir alcohol, estos hombres no medían sus gastos.

Enrique empezó a bailar y a hacer un show arriba de la mesa.
La verdad me divertí mucho y estuve tranquila todo el rato. Aunque a Eduardo no le gusta bailar siempre lo saco de su zona y se mueve un poco, más no se suelta como quisiera.

Después de varias horas y cuando el reloj marcaba casi las 3:00am decidimos irnos al hotel, yo estaba bien y creo que los demás también, no tomamos mucho.

Dejamos a todos por conforme pasábamos el pasillo ya que nuestras habitaciones quedaban al último.

-Nos vemos mañana.- Me dijo el dándome un beso intenso.

-No te vayas.- Susurré en sus labios.

-¿Estás segura?.- Me preguntó queriendo asegurarse y yo asentí.

Saqué la tarjeta de mi cartera y entramos al cuarto, empecé a desmaquillarme para darme un baño y el fue a su habitación a traer ropa para bañarse y para mañana salir de aquí directamente.
Termine mi rutina de Skin Care y puse lo más sexy que tenía, se que parecía necesitada pero en verdad lo necesitaba.

Me sentía un poco rara haciendo esto así que deshice la cama y me metí entre las sábanas.

Segundos después llego el ya duchado.

-Me tarde por que mejor me bañe haya para no estarte apurando.- Comentó el dejando  su ropa sobre el sillón.

-No te preocupes.- Le conteste yo encendiendo la televisión y buscando algo que ver.

Apago la luz a su paso y  deshizo la cama de su lado, quito sus chancletas y se acostó, no sabía cómo acercarme, pero como siempre el tomó el control y me hizo la seña que me acercara a él para abrazarme.

Tenía mucha pena, no quería verme como una urgida así que pensé que esta noche no pasaría nada de nada.

Algunos minutos después el apago la televisión y la habitación se quedó en silencio.
Cerré mis ojos para conciliar el sueño y le di la espalda tomando su brazo y colocándolo en mi cintura para que me abrazara.
Sentí su respiración en mi cuello y la piel se me erizo por completo.

-Me estás matando.- me susurró en el oído y prosiguió a darme pequeños besos en el cuello provocando que me estremeciera.

-¿Por que?.- Pregunté y al instante me arrepentí, más que una pregunta mi voz había salido como un gemido.

-Porque tienes encima solo esto.- Tocó la tela de la diminuta bata de dormir y subió su mano hacia mis pechos apretándolos e instantáneamente yo solté un gemido.- No haré nada que tú no quieras.

-Pero yo quiero que lo hagas.- Contesté de inmediato.

-Sus deseos son órdenes mi Reyna.

Me volteo de inmediato atrapándome en un apasionado beso, abrió mis piernas y se posicionó entre ellas.
Me encantaba como besaba, sus labios eran deliciosos y suaves.

Bajo sus besos al cuello nuevamente y con sus manos empezó a bajar los tirantes de la bata, dejando a la vista mis pechos, empezó a acariciarlos y a besarlos y aunque trataba de controlarme y no hacer tanto ruido de vez en cuando mi boca me traicionaba.
Poco a poco la ropa fue desapareciendo y de un momento a otro el ya estaba dentro de mi, no dejo de besarme y repitió muchas veces el "Te amo" mientras me embestía fuertemente.

Éramos uno solo.

TENIAS QUE SER TÚ (Markitos Toys)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora