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Regrese cuando estuve segura que mis ojos no estuvieran rojos y los encontré ahí riendo, esa era mi familia.

Llegó el momento de irnos y me despedí de Amanda, no puedo compararla con mi madre eso es obvio pero si hace feliz a mi papá yo estoy feliz con eso.
Llegamos nuevamente a casa y esta vez no había nadie afuera, subí desempacando la ropa sucia y dándome una ducha para dormir relajada, mañana tenía trabajo y no quería quedarme dormida.

En la madrugada se oyeron varios golpes en mi ventana del balcón, los cuales me asustaron.
Me senté alarmada en la cama agarrando mi teléfono para poder hablar con alguno de mis hermanos pero un mensaje de Marcos llegó diciendo "Soy yo".

Me paré de la cama y quite las cortinas, efectivamente era el.

-¿No sabes que tenemos puerta?.- le dije enojada.

-Despertaría a todos si llegara a tocar y si te avisaba no saldrías.

-¿Que quieres Eduardo?.- dije de mala gana.

-Quiero que me expliques esas fotos y esos estados, quien era el otro Wey que estaba contigo.- dijo exasperado.

-No tengo por que darte explicaciones.- dije firme.

-Si, por que tú eres mía.- dijo tratando de calmarse.

-No Eduardo no soy tuya, no soy un objeto, no puedes venir a joderme después de los he me hiciste, eres como un perro, olvidas que tienes un hueso enterrado hasta que viene otro y lo desentierra, es ahí cuando le prestas atención.No tengo por que darte explicaciones por que prácticamente tu y yo ya no somos nada. .- dije molesta.

-Pero es que tú no entiendes...-Dijo queriendo explicarme.

-No es que si entendí, no me amas, es todo, yo no puedo obligarte a amarme, eso tiene que salir de ti y perdóname si yo lo hice, perdón por pensar que mis sentimientos eran correspondidos.

-Es que lo son pero no de esa forma.

-¿Como entonces? Si solo querías un acoston lo hubieras dicho, si hubieras sido sincero conmigo desde un principio todo esto no hubiera pasado y me hubieras ahorrado muchas lágrimas.

-Yo te quiero.- me dijo afligido

-Si, pero yo te amo y no es lo mismo, ahora vete, estoy segura de que encontrarás a alguien que pueda complacerte sin pedir nada a cambio, yo no soy esa persona.- me di media vuelta esperando que se fuera.
Y así fue, salió por la ventana cerrándola a su paso.
Llore toda la noche sin pegar ni un momento las pestañas.
Cuando la alarma sono me levanté perezosa hacia la regadera, me cambié y salí antes de alguien pudiera ver mi apariencia.

-Dios Mío ¿Estas bien?.- me preguntó la directora del colegio cuando firme la entrada.

-No me siento bien, creo que alguien me cayó mal.- le dije dándole una pequeña sonrisa.

-Ve al doctor, yo me encargaré de los niños por hoy.- me dijo dándome el pase de salida.

Me iría al infierno por mentir, no necesitaba un doctor, solo necesitaba no sentir.
Y el ser su vecina no me ayudaba.

🌟🌟🌟🌟🌟🌟🌟🌟🌟🌟🌟🌟🌟🌟🌟

Dos meses pasaron y todo siguió un rumbo, mis hermanos y mis papás saben que termino la relación pero no hicieron preguntas y era lo mejor.

Su familia siguió hablándome de lo más normal, en especial Mayve quien no dejaba de visitarme y nunca mencionaba a su hermano.

Jamás les prohibí o me enoje con mis hermanos por que le hablaran a Marcos, yo entendía que desde que llegaron habían sido amigos y eso yo no lo iba a cambiar.

Ya no dolía tanto al verlo como en el principio. Todavía lo amaba y con todo mi ser, pero necesitaba empezar nuevamente mi vida y no podía estar atada a algo que no pudo ser.

Seguía trabajando normal, la amistad con los muchachos fue creciendo más y más al grado de volvernos inseparables.
Marivel seguía soltera y Erick empezó a salir hace dos semanas con una muchacha que conoció en el sushi ¿Que cosas no?.

Llegue a mi casa estacionando el carro enfrente.
En ese rato chiquete llegó en su moto y se cruzó a saludarme, atrás de él llegó Kevin y también de acercó.
Salió Marcos y la tensión creció.
-Me voy chicos, que estén bien.- me despedí de los dos entrando a mi casa. Entre más lejos mejor.

Mi hermano estaba en la sala jugando su videojuego y me tumbe junto a él en el sillón.

-Doña Vero nos invitó a su cumpleaños.- dijo metiéndose un puñado de palomitas.

-¿Cuando?

-Hoy a las 8:00 y dijo que quería que todos fuéramos.- asentí y subí a mi habitación.

No sabía si quería ir, no quería verlo pero tampoco quería estar huyendo todo el tiempo.

Me acoste quitándome los zapatos y prendiendo la tele, mis ojos se fueron cerrando hasta que sentí como alguien golpeaba mis mejillas.

-Chavela párate que ya es tarde y tú ni te has cambiado.- Carlos me estiro de los pies.

-No quiero ir.- le dije haciendo pucheros

-No mames, lo vez todos los días afuera.- dijo entendiendo el porqué.- Ademas los dos se quieres nada más se hacen weyes, párate no estoy jugando.- menciono saliendo de la habitación.

A duras penas camine hacia el baño y me duche, me puse unos pantalones apretados Color negro y una blusa del mismo color sin mangas, tome mis botines de "Marilyn Manson" como les decía mi papá y me los puse, me maquille un poco y puse algo de crema para peinar en mi aún húmedo cabello para que no se me esponjara.
Tome mi chaqueta de mezclilla y mi cartera saliendo del cuarto, tocando la puerta de todos y haciéndolos salir, primero me estaban apurando.

Gracias a dios a Carlos se le ocurrió comprar un regalo de mi parte si no me daría pena llegar sin nada.
Por lo que me dijo era un reloj.

Salimos de la casa hacia el lugar de la fiesta.
Llegamos minutos después y le entregamos los regalos, ella nos señaló la mesa en la que estaban sentados sus hijos, si, Marcos estaba ahí también.
Mis hermanos se adelantaron y fui tras ellos, salude a todos de beso y llegó su turno, de paro de su silla y el me saludo de igual manera.

Trague saliva y me senté al lado de el, pues era la única silla disponible, mire como Luis se codeaba con Carlos, malditos.

TENIAS QUE SER TÚ (Markitos Toys)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora