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ISABELA P.O.V.

Estaba desayunando cuando May y Ana tocaron mi puerta, saludaron a mis hermanos entrando a la cocina donde yo me encontrara haciendo mi desayuno.

-Huele delicioso ¿Que es?.- pregunto Ana.

-Enchiladas ¿Quieren?.- les ofrecí.

-Si me gustaría probar, pero venimos a sonsacarte, vamos a ir a ver los vestidos de novia y quiero que me acompañes, solo seremos nosotros, pura familia.- dijo emocionada.

-Claro, solo me cambio.- dije apagando la estufa y quitando el sartén con aceite.-  ¿Pueden esperarme?.- pregunté

-Si.- Te esperamos afuera.- Dijo May y ambas salieron despidiéndose de los demás.

Me cambié  y baje rápido gritando un "Ya me voy" para que me escucharan.

Salí para encontrarme  a Ana, su mamá, Doña Vero y Mayve afuera.

Salude a todas y subimos al coche.
Llegamos a una tienda que se veía súper cara y al entrar lo confirme, los vestidos eran hermosos, pero sus precios estaban en las nubes.
Si yo algún día me casara esta tienda sería la última de mis opciones, jamás podría comprar un vestido con estos precios.

Ana le dijo a la señorita lo que estaba buscando, para ser sincera Ana era hermosa y su cuerpo también lo era, todo lo que ella se midiera le quedaría bien.
Después de un rato de esperar, la dependienta salió con varios vestidos en mano y era hora de que se los midiera.

Todas estaban demasiado emocionadas y cuando salió con el primer vestido, su mamá no aguantó las lágrimas.

El amor de una madre era irreemplazable y sin pensarlo mi mamá vino directo a mi otra vez.
Yo nunca tendría la oportunidad de que mi mamá me viera vestida de novia, que me acompañara en la iglesia o que viera crecer a sus nietos.
Agache mi mirada y una mano sostuvo la mía.
Vi la mirada de Doña Vero y me tranquilizo.

Le sonreí cambiando mi ánimo para no hacer sentir mal a nadie y observé a Ana.

-No quiero medirme más, Este es el correcto.- Dijo viéndose en el espejo y la verdad es que lo era.

Un vestido blanco, corte sirena, sin ser muy extravagante o muy atrevido, le quedaba hermoso y era el indicado para ella.

La señorita asintió, trajo consigo un par de velos y tocados que quedarían bien con el vestido, además de los accesorios como el ramo y esas cosas.
Ana escogió todo con ayuda de su mamá y su suegra y recogió las cosas pagando.

Salimos de la tienda y subimos a la camioneta.

-Es temprano todavía para ir a la casa.- Dijo Mayve.

-Los muchachos andan con lo del traje de Kevin, márcales, para ver dónde están para ir a comer.- Le dijo Doña Vero a Mayve.

Quedamos de vernos con ellos en el Ranch Roll, sentía nervios, ahí estaría Marcos.

Cuando llegamos ellos ya estaban ahí, chiquete fue el primero en saludar, después Kevin y al último Marcos.
Nos sentamos y esta vez quede frente a él y a un lado de mi estaba chiquete.

En lo que pedían la orden, saqué mi teléfono y cheque mis redes sociales, tenía recuerdos de mis historias y me metí a verlas.

Unas eran de hace un año en una fiesta que hicieron los amigos de mis hermanos, jugamos verdad o reto y Carlos tuvo que aventarse a la alberca y lo peor es que estaba haciendo chingos de frío.

-Ese es el Carlos.- pregunto chiquete acercándose para ver y le mostré, el carcajeo cuando vio cómo Carlos salía todo mojado.- Se le hizo chiquita al perro.
Le seguí mostrando los videos de la fiesta, que eran varios.-Se ponen chingonas las fiestas haya, haber que día nos invitan.- dijo Enrique.

-Pues nada más que vayamos, yo creo que ahora en vacaciones de Semana Santa nos vamos a dar una vuelta por haya, yo les aviso como quiera y se van con nosotros.- le sonreí y voltee hacia enfrente, grave error.
Mis ojos se encontraron con los de Eduardo quien me veía fijamente, le sostuve la mirada unos segundos y el me sonrió.

Cuánto amaba su sonrisa.

-¿Yo también estoy invitado?.- me preguntó sorprendiéndome.

-Claro, solo que tendrás que compartir cama.- bromee.

-Si es contigo no tengo problema.- Soltó y Enrique hizo bulla causando que me pusiera roja.

-Marcos, calma tus hormonas hijo de la chingada, estamos comiendo.- Lo regaño su mamá y yo reí.

-Amá, si todavía no estamos comiendo.- Ella le dio una mirada seria y el alzo las manos en signo de rendición.

La comida pasó tranquila, estuvimos un rato más platicando de los planes que tenían con la boda que era en dos semanas.

Al salir de las instalaciones, nos despedimos y cada quien se fue con quien había venido.

Llegue a mi casa y me tire en el sillón disfrutando de mi día de descanso.

Al día siguiente me levante para ir a trabajar, me puse el mandil que usaba como uniforme y salí de la casa con mi bolsa de material en mano.
Al llegar al jardín y entrar a mi salón encontré un arreglo de tulipanes color rojo y blanco hermoso.
Me acerqué al escritorio y leí la nota que tenía encima.

"Te quiero. Te quise desde el primer momento en que te vi. Te quise incluso antes de poder hablarte, lo nuestro fue tan inesperado que nos encontramos sin buscarnos, acepta este pequeño detalle de muchos otros que vendrán en camino, quiero demostrarte que mi amor es sincero, Te Quiere Marcos Eduardo"

Suspire, jamás me habían mandado flores y no lo esperaba de él saqué mi teléfono dándole gracias por el detalle y diciéndole que no se hubiera molestado a lo que él solo respondió "Te mereces eso y más discúlpame por no haberme dado cuenta antes" ...

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Suspire, jamás me habían mandado flores y no lo esperaba de él saqué mi teléfono dándole gracias por el detalle y diciéndole que no se hubiera molestado a lo que él solo respondió "Te mereces eso y más discúlpame por no haberme dado cuenta antes"  y yo sonreí enamorada.

Los niños empezaron a llegar y me concentré en mi trabajo.
Al terminar mi jornada, cargué con ayuda de Erick las flores al auto y me fui a casa.
Las lleve a mi cuarto y las puse en un lugar donde todo el mundo las viera y se diera cuenta que por primera vez había recibido flores.

Parecía niña chiquita viéndolas a cada rato pero es que me emocionada mucho poder presumirlo.

TENIAS QUE SER TÚ (Markitos Toys)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora