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Al día siguiente los cuatro nos levantamos temprano y decidimos salir a buscar que almorzar.
Avanzamos por las calles de la ciudad y mi hermano se paro finalmente en un puesto de tacos, bajamos y comimos, después paseamos un rato entre las calles y nos fuimos de vuelta a casa, salude a May que estaba ahí afuera, platicamos y yo entre a mi casa.

Tarde todo el día en desempacar y tratar de acomodar toda la ropa nueva y al final saqué una maleta con ropa que debía donar.
Baje las bolsas para meterlas al carro y mañana preguntarle a Mary donde las puedo donar.

Abrí las persianas y apagué la luz de mi cuarto para salir al balcón a terminar el libro que hace poco empece a leer.

La noche estaba muy tranquila, me senté en la mesedora y comencé a leer,  solo tenia una luz tenue de la lámpara de la calle y eso me bastaba.

Seguí con mi lectura hasta que oí como un carro llegaba y se estacionaba frente a mi casa, algo en mi me decía que no volteara, pero nuevamente mi corazón me traicionó y lo vi, mi corazón latió fuertemente, el entro a su casa cerrando la puerta, me quedé viendo hacia la nada.
El encendió la luz de su habitación y se iluminó empezó a bajar las persianas hasta que llegó a las de enfrente, se me quedó viendo, tome mi libro y entre para cerrar la puerta y bajar las cortinas.

Volverlo a ver solo hizo que volviera a recordar que el aún vivía en mi corazón, no entiendo como es que a pesar de tanto daño yo no pueda olvidarlo.

Intente conciliar el sueño pero no pude, los recuerdos azotaban mi mente a cada minuto.
No sabía cómo podría vivir con el viviendo enfrente, no sabía cómo podría superarlo viéndolo todos los días, todo esto me estaba consumiendo.

Carlos me despertó para avisarme que el desayuno estaba listo, así que baje las escaleras con todo el suelo y pesadez del mundo y me senté en el comedor.

-Que cara traes Chave, parece que no has pegado el ojo.- comentó Carlos sirviéndose la comida.

-No pude dormir, lo qué pasa es que tenía mucho calor.- expliqué.

-Ya acabé patrón.- Entro Jaimico con una franela en la mano.- También en el la Chavelita.- Mire mi hermano sin entender y el saco un billete y se lo extendió.

-Siéntate a Desayunar Jaimicon.- mi hermano le dijo a Jaimico y este se sentó en el comedor en silencio..- Le dije que lavara los carros, ya mañana entras a trabajar.- Comentó el sin dejar de comer.- ¿Tú no vas a comer o que?

-No tengo hambre, traigo como el estómago cerrado siento que si como algo lo voy a terminar regresando.- Dije poniendo mi mano en la boca.

-Ándale pendeja no me digas que el Fernando ya me hizo un sobrino.- Bromeo mi hermano y yo mire incomoda a Jaimico.

-Estás loco wey.- Le avente la ficha del jugo y el la esquivo.- Me voy a cambiar, nos vemos Jaimico.- Me despedí y subí las escaleras, me cambié por un vestido olgado y unas sandalias blancas, iría a Office Depot a buscar materiales para el trabajo.- Agarre mi bolso y salí de casa.

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MARCO P.O.V.

Desperté tarde, casi no dormí, ayer que llegue del lavado vi a Isabela en su balcón, ya había llegado.
Oí como Jaimico tocaba la puerta según el, para terminar abriéndola de todos modos.

-Marquitos a que no sabe que.- Dijo ansioso sentándose en la cama.

- ¿Que traes wey? .- le pregunté.

- El Carlos me dijo que le lavara los carros y me invitó a comer y su vieja se sentía mal y el Carlos dijo que estaba embarazada del Fernando.- Eso fue lo único que escuché, el se quedó hablado y platicando sabrá que madres, escuché como un carro se encendía y baje en chinga de las escaleras agarrando las llaves de la troca de mi hermano.

Eso no podía ser cierto, no podría ser cierto.

Cuando salí el carro ya no estaba, tenía que buscarla y encontrarla, para mi suerte el carro estaba en el semáforo, la seguí hasta el Office Depot donde ella bajó, se veía hermosa, sonreí para mis adentros, a la verga yo estoy enojado.

Camine rápido hacia ella lo más rápido que las chanclas me dejaban claramente.

-¡Isabela!.- Le grite casi corriendo haciendo que ella se volteara y apresurara El Paso.- ¡Necesito hablar contigo!.- tome su brazo por el codo haciendo que ella se volteara en seco y chocara con mi pecho.

-Estás haciendo un escándalo Eduardo.- Me susurró enojada pero no me importo.

-Bueno, entonces hablemos.- pedí.
Ella sacó la alarma de su coche y subió en el haciendo que yo siguiera el acto por el lado del copiloto.-Yo no se como hacer esto, nunca pensé en hacer esto, perra madre... digo... Perdón.... Perdóname, yo se que la he cagado miles de veces y que te he prometido chingos de veces que voy a cambiar y que voy a ser mejor por ti, quiero decirte que no importa que yo no sea el padre El Niño, yo lo puedo criar como mío y quien quita que después tengamos otros....

-Haber ¿Que? ¿De donde sacaste eso Eduardo.- Me interrumpió abriendo sus ojos molesta.- ¡No estoy embarazada! ¿De donde sacaste eso?.

-¿Que? ¿No?.- me sentí estúpido.

-No.- Ella soltó una carcajada sonora, lo entendía para todo estaba quedando como un pendejo, su carcajada paro.- Ya se de donde sacaste eso ¿Fue Jaimico verdad?.- asentí en respuesta.-Puedes quedarte tranquilo no estoy embarazada.

-¿Podemos hablar de nosotros?.- Pregunté humillándome mas.

-¿Que quieres hablar? No quiero escuchar tu historia con ella.- Dijo esquivando la mirada triste.

-Yo se, discúlpame, no encuentro la manera de pedirte perdón, no me veo en otra vida si no es contigo.- De verdad estaba sintiendo lo que estaba diciendo.

-¿Y que quieres que haga? ¿Que perdone todo? ¿Que haga como si nada hubiera pasado?.- me preguntó.

-No, solo quiero que me des una oportunidad, que sea la última, quiero que estes segura que no voy a fallarte.- Pedí tomando su mano suavemente.- Eres todo lo que yo quiero y amo y si no me había dado cuenta es por que estaba pendejo, te demostrare con hechos que no valgo verga.

-Ay Eduardo no se, déjame pensarlo, me hiciste mucho daño.- Si mirada se tornó triste y yo entendí que ella necesitaba tiempo, le daría lo que fuera necesario, pero yo la necesitaba a mi lado y estaba seguro que ella también.

TENIAS QUE SER TÚ (Markitos Toys)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora