11

1.7K 125 6
                                    

Entre a la cocina temprano, esperando a los niños, Eduardo estaba sentado tomando café y checando su teléfono.

-¿Puedes dejar de ignorarme?.- Preguntó mientras yo me acercaba a la cafetera.- No puedes seguir así, me tratas de la chingada.

-¡Ay por favor ni al caso! Yo nunca me queje cuando me negabas o me ignorabas en la calle solo para que no nos vieran juntos así que no te quejes.- Le respondí seca.

En estos momentos ya no tenía claros mis sentimientos, todo estaba tan confuso, sabía que había algo de verdad pero aún quedaba la duda ¿Quien me aseguraba que era cierto todo lo que decía?

-Es que no entiendo tu actitud Isabela, ya te expliqué y tú me sigues mandando a la verga.- Eduardo interrumpió mis pensamientos.

-Es que yo no tengo ninguna conversación contigo, no se si puedo o no perdonarte por que estar a tu lado es verla a ella también, aunque tú digas que no hubo nada la duda persiste Eduardo.- Le dije enojada.

-Puedes intentarlo, tenemos casi tres hijos.- Insistió.

-Estoy cansada de hacer las cosas por otras personas,nuestros hijos crecerán y se irán ¿No te das cuenta? Yo lo dejé todo por ti y por nuestra familia, me encerré en un mundo de biberones, leche, comida, casa, ropa, mientras tú salías de fiesta, aparentando no tener hijos ni esposa, saliendo de viaje cada dos por tres sin tener el más mínimo interés de invitarme por cortesía.- Le dije al borde de las lágrimas.- Tu dime ¿No lo he intentado?.

Como siempre huí de mis problemas, salí de la cocina subiendo las escaleras nuevamente.
Mi desesperación era horrible, me sentía sola aunque sabía que había personas que me querían, inservible a pesar de saber que mis hijos me necesitaban y reemplazable al encontrar comparándome con las amigas de Eduardo.
Los niños llegaron, dios me bendijo con dos angelitos que no hacían nada más que dormir y comer la mayoría del tiempo, si no, no se que es lo que haría en estos momentos en los que no me soportaba a mi misma.
Limpie mis lágrimas una vez más como era costumbre y me arregle, le mande mensaje a May para pedirle que cuidara nuevamente de los niños por la tarde pues empezaba el curso.

-¿A donde vas?.- Me preguntó

-Milagro ¿Que haces aquí?.- Evadí su pregunta.

-No empieces por favor.- Suspiro cansado.- ¿A donde vas vestida así?.- Volvió a preguntar.

-Al curso.- Conteste apurada, alistando la maleta de los niños.

-¿Y los niños?.

-Se los voy a ir a dejar a tu hermana.

-No, yo los cuido, hoy no haré nada, tú ve tranquila.- Me contestó dejándome helada ¿Quien era el y donde había dejado a Eduardo?.- No me veas así.

-Okay.- Suspire insegura, no es que no confiara en el, pero muy pocas veces se había quedado solo con los dos y el se desespera muy fácilmente.- Si llora Frida es por que tiene hambre hace rato no comió mucho, ya está preparado todo solo le pones el agua que está en el termo, aquí están los pañales y las toallitas, no los bañes hasta que yo llegue.- Le dije mostrándole cada cosa.- Si quieren un poco de papilla, esta aquí.-Explique.

-Ya mujer, ya vete, se te va a hacer tarde y ahí vas echa la chingada.- Me dijo el.

Me despedí de mis hijos y aunque quise hacerlo de él algo me detuvo y pude ver la decepción en su rostro.

Salí en el coche directo al lugar donde impartirían el curso.

Admito que me sentía como en secundaria, aunque no fuera más que un simple curso, tome mi bolso y entre, esperaba ver gente mayor pero sólo sabía chicos y chicas jóvenes se veían de mi edad o menos de los treinta.
Me senté un poco alejada, no quería ser sangrona pero mi mala suerte para elegir amigas se había echo notar ayer.

Saqué la computadora cuando el "Profesor" si se le puede llamar así, nos lo indico e instalamos el programa que el nos dijo, empezamos con lo fácil un poco de Photoshop a imágenes bajadas de internet.
Después de una media hora, nos avisaron que teníamos un Break de quince minutos.
Me quedé sentada checando mi celular, pero dos chavas se sentaron a mi lado haciéndome sentir un poco incomoda.

-¿No vas a salir?.- Me preguntó una de ellas, tenía el cabello pintado de muchos colores y un par de piercings.

-No, prefiero quedarme aquí.- Le sonreí impaciente.- ¿Ustedes no van a salir?.- Les pregunté a ella y a la otra muchacha de lentes que tenía el cabello color rojo fuego.

-No ¿Podemos quedarnos contigo?.- Pregunto

-Claro.- Dije incomoda.

-¿Por que no salieron?.- Preguntaron dos muchachos, bastante atractivos,  sentandose en  el filo de la mesa.

-Nos quedamos a acompañar a nuestra nueva amiga.....

¿Amiga?.

-Isabela.- Respondí por instinto.

-Isabela, yo soy Ruth.- Se apuntó la del pelo loco.- Ella es Fanny.- Señaló a la de la gafas.- El es Héctor y el Pablo.- Presentó a los dos chavos.

-Mucho gusto.- Les dije a todos.

-No eres de aquí de Culiacán ¿Verdad?.- Preguntó Fanny.- Tú acento no está tan marcado.

-No, soy de San Luis Potosí, aunque ya llevo tiempo viviendo aquí.- Respondí.

-Yo también soy de haya, Bueno mi mamá.- Hablo Pablo.- De Matehuala.

-Somos paisanos.- Le respondí con más confianza.

- Y ¿A que te dedicas?.- Pregunto Ruth.- Nosotros trabajamos en la estación de radio de aquí de Culichi pero pues no nos da tanto, así que quisimos poner un negocio entre todos.

-¡Ay que padre! Yo bueno pues, era educadora, trabajaba en un Kínder pero pues lo dejé por la maternidad y dedicarme a la casa y eso.

-¿Enserio eres mamá? No se te nota, estás echa una barbie.- Me alago Fanny, eso sigue así.

-Muchas gracias, pero pues una barbie con aproximadamente dos meses de embarazo.- Reí tocándome el vientre.

-¡Wey! No mames, que chido.- Gritó la loca de Ruth haciendo que varias cabezas voltearan a vernos.

Max el "Profesor" llegó a interrumpir la charla, pero para mi sorpresa Fanny, Ruth y los Chavos  tomaron asiento en mi mesa para "Hacerme compañía".

Bueno, trataría de no cometer el error de decir que soy la esposa de "Markitos Toys"

TENIAS QUE SER TÚ (Markitos Toys)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora