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Salí del centro de capacitación, corriendo, no quería ser grosera, pero en estos momentos no necesitaba mas amigas como Marivel. 

Pase a Soriana antes de ir a casa, compre algunos pañales y la leche de los bebés, estaba sumida en mis pensamientos.

Alguien toco mi hombro, me arrepentí al instante de haber dicho su nombre unos minutos antes. 

-Necesitamos hablar amiga.

-¿Amiga? Marivel, tu y yo no somos amigas y si me disculpas no tengo nada que hablar contigo.

-Claro, tendrás a los mocosos con niñera, por que tu marido ni para eso sirve.- Sus palabras salieron con coraje.

-No, a diferencia de ti, tengo un "Marido" esperándome en casa junto a nuestros hijos.- Rete.- ¿A ti quien te espera?.- Pronuncie de la misma manera. 

-Por lo menos yo no estoy casada con un infiel. 

- Un infiel al que querías para ti ¿Ya no te acuerdas?, cada quien conoce su lugar y si por equivocación a Eduardo se le haya metido en la cabeza acostarse contigo, que, siendo sincera, lo dudo mucho por que no tiene tan mal gusto, tu no pasarías de ser la otra, por que hasta para eso hay clases mamasita, ahora si me disculpas, tengo a un esposo y a mis hijos esperando en casa, Adiós.- Agarre todo mi orgullo y pase el carrito de compras por los pasillos caminando hacia la caja.

Pague y Salí hasta el estacionamiento. 

Llegue a casa y aunque pensé que todo estaría como un caos, encontré a los dos bebés dormidos en la sala y a Eduardo editando un vídeo y viendo televisión. 

-¿Como se portaron?.- Pregunte. 

-Bien, lloraron poquito pero nada que un gerber no arregle.- Contesto sin dejar de ver la computadora. 

-Tenemos que buscar una niñera, me da pena estárselos dejando a cada rato con tu mamá.- Me senté en el sillón frente a el. 

-No ni lo pienses, ¿No has visto esos vides donde maltratan a los bebes?.- Dijo medio enojado. 

- ¿Entonces quien los va a cuidar?.- Le pregunte.- Ya pagaste le curso y solo es un mes, pero si es necesario dejo de ir.- Dije convencida. 

-Me caes mal aveces Isabela, Yo los cuido, voy a tratar de no salir de la ciudad y si se necesita salir de la casa pues me los llevo, nada mas son tres horas las que vas.- Comento el. 

-Tu también me caes mal Eduardito y no solo aveces, pero ya hablando enserio ¿Puedes hacerlo?.- Me quede pensando, la mayoría del tiempo estaba grabando para su canal, es por eso que nunca pasaba tiempo con nosotros. 

-Ya se lo que estas pensando y de eso quería hablar, yo creo que ya es momento de que el mundo se entere que estoy casado y que tengo dos hijos y uno mas en camino.- Comento el dejándome helada. 

-¿Que? ¿Estas seguro?.- Dije sin poder creerlo. 

-Si, lo he estado pensando, me pase de verga con ustedes, no pensé en ti nunca mas lo que yo creí que era lo correcto para ti y para ellos.- Su mirada me hizo temblar. 

-Se van a volver locas.- Comente con miedo. 

-Yo estoy aquí para sumar, ademas nunca los negué, solo los escondí y nadie fue tan lista para darse cuenta.-  Se rió de su comentario.- Y creo que tengo un presentimiento de tu amiga, creo que hará algo. 

- Hoy la vi.- Comente viendo hacia el piso. 

-¿Donde?.

-En Soriana, fui antes de llegar aquí.- Explique. 

-¿Te dijo algo la hija de la chingada?.- Me pregunto molesto. 

-No, solo quería hablar según ella, aunque le deje claro que no tenia nada de que hablar con migo por que ya no teníamos nada en común.

-No tiene vergüenza.

-Ni tu tampoco Eduardo, no puedo creer que tengas trabajando a tu "Amiga" todavía después de lo que hizo.- Dije enojada.

-Isabela, no podía correrla entiende.

-Si podías por que eres el jefe, te engaño o al menos eso es lo que tu dices.

-Eso quería escuchar ¡Aun no confías en mi isabela! ¡No me crees!.- Exploto Eduardo. 

- ¿Y como quieres que te crea? La tienes trabajando para ti, después de lo que hizo y tiene el atrevimiento de llamar a mi casa, tuviste que haber pensado en mi, en tus hijos, ¿Tu crees que yo voy a estar muy tranquila con ella acechándote?.- Hable un poco mas calmada. 

-Hable con ella ¿No te basta?.

-No, no me basta, ponte en mi lugar, tu tampoco podrías estar tan tranquilo.- Dije intentando jugar con su mente, no se si estoy haciendo mal, pero ella no merecía ese trabajo. 

-Yo lo mato.- Dijo simple. 

-Bueno, entonces cuando tomes una decisión  y me compruebes que lo hiciste hablamos.- Tome las bolsas de compra y subí a acomodarlas en el cuarto de los bebés.  


Fui hacia el cuarto y me quite los zapatos, me recosté en la cama y encendí la tele.

Mi teléfono, me hizo sobresaltar, un numero desconocido me estaba marcando. 

Con miedo acepte la llamada esperando que la voz del otro lado apareciera. 

-Isabela.- Menciono ¿Mi papá?

- ¿Bueno?.- Dije para no parecer tan obvia.

-Soy... tu... papá.- Dijo algo nervioso. 

-Creen que puedas venir a la casa, bueno a tu casa, estoy aquí con tus hermanos.- Su voz sonó un poco mas normal.

-Claro.- Dije simple. - Ahora nos vemos.- Colgué. 

¿Que habrá pasado?, el no me hablaba para nada, tampoco iba a la casa, el se habia dedicado por completo a su nueva hija y su esposa, estaba feliz por el, el tenia derecho a ser feliz, pero lo que me dijo sobre mi embarazo me hirió mucho.

Me puse los zapatos nuevamente y tome la pañalera de los niños. 

-Mi papá me hablo.- Le dije a Eduardo cuando entre en la sala, quise reírme cuando vi su cara de asombro.- Quiere que vaya a la casa ¿Quieres ir?.- Pregunte 

-Si, vamos.- Guardo su avance y cerro la computadora.- Agarra a Frida, Vamos en mi carro.- Pare en seco ¿Que acababa de decir?.- Ay no, ya ves a empezar, no me veas así, ya te dije que las cosas iban a cambiar.

Agarre a la bebé y subimos a su carro, se sentía raro, ir con el así en familia, pocas veces lo habíamos echo y siempre era lo mismo. 







TENIAS QUE SER TÚ (Markitos Toys)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora