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—Me parece que no puedo seguir de pie.

—Entonces —dijo Jul, sonriendo contra el cuello de Valentina— será mejor que nos acomodemos aquí.

*****

Sin dejar de mirarla a los ojos, Jul retiró los cojines de la cama extragrande. Depositó a Valentina sobre las frescas sábanas y Valentina la arrastró consigo, procurando que el contacto no dejara de ser total. Jul acudió rápidamente a los pechos, que suplicaban su atención, y lo que empezó como leves besos de mariposa rápidamente cobró intensidad, en la medida en que los labios y la lengua no lograban saciarse.

La sensación era tan intensa que Valentina agarró la sábana con las dos manos. Se le cortó la respiración cuando Jul la cubrió de besos hasta el comienzo de los pantalones. Jul separó la boca lo imprescindible para desencajárselos de las caderas y tirarlos al suelo. Cuando volvió, emprendió un viaje de besos desde el comienzo de las piernas de Valentina hasta la punta de los pies, donde le hizo unas leves cosquillas en los dedos. Las manos acompañaron a la boca en aquel viaje y se detuvieron en el húmedo triángulo que forma la ingle con los muslos, sobre el último obstáculo del placer. Lentamente, le quitó las braguitas de seda, se echó hacia atrás y se sentó en los talones para contemplarla con reverencia.

—Eres una preciosidad —dijo, y volvió a acercarse para besarla, pero sin unir los cuerpos esta vez. se quedó a su lado levemente recostada.

"¡Me estás torturando!" Valentina no lo soportaba más; soltó la sábana y le quitó la camiseta a Jul por la cabeza. Jul no llevaba sujetador y Valentina entró en contacto con su piel inmediatamente. Dioss que bella!" Empezó a reconocer la carne que apretaba con los dedos mientras Jul reanudaba los besos. Topó con tela áspera.

—Quítate la ropa —dijo Valentina, ahogadamente—. Quiero sentirte toda.

Jul se quedó petrificada, desbordada de deseo. Lentamente, se puso en pie y se quitó los pantalones sin apartar los ojos de Valentina ni un segundo. Cuando se desnudó del todo, vaciló, pero no dijo nada, para que fuera Valentina quien decidiera si quería continuar o no.

Ya no había vuelta atrás y, sin pensarlo ni un instante, Valentina le tomó la mano y la atrajo sobre sí y se cubrió con su cuerpo por completo.

Jul suspiró de placer. "Despacio, no corras Jul." Quería recrearse en cada sensación tanto tiempo como fuera posible y quería que Valentina lo gozara tanto como ella. Valentina le hundía los dedos en el cabello.

—Eres maravillosa —dijo Valentina, admirada.

Jul sonrió y le acarició tiernamente las mejillas con el dorso de los dedos.

—Esto es solo el principio... Jul la besó una vez más. —¿Nunca tendré suficiente de ti ni de tu boca?.  Bajó un poco, apresó un pecho con la boca y mordió el pezón con suavidad. Debajo de ella, Valentina arqueó la espalda y gimió audiblemente. Jul siguió saboreando aquel pecho, al tiempo que deslizaba las manos por el estómago y las caderas de Valentina, acariciándola muy cerca de la calidez que sólo esperaba recibirla. Se detuvo en la parte interior de los muslos y se acercó insoportablemente al clítoris, esperando ser invitada. Valentina levantó las caderas con expectación. Jul dejó la mano quieta al lado del clítoris sin moverse y la miró a los ojos.

El ardor que Valentina vio era reflejo del suyo propio y no dejaba dudas respecto al deseo de su compañera. Apartó la mano de la espalda de Jul y la bajó lentamente por su brazo, provocando espasmos en los músculos. Llegó a la mano de Jul, puso la suya encima y la condujo hasta el clítoris. "¡Por favor, tócame!" Al primer roce, cerró los ojos y gimió de placer.

Cuando Tú Quieras (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora