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Llovía por la mañana, desde hacía cuatro días. Una corriente de aire frío entró por el conducto de ventilación y le puso la carne de gallina a Valentina. Gruñó al ver los grandes números rojos de su despertador de viaje. Sólo habían pasado diez minutos desde la última vez que miró la hora. Irritada por el persistente insomnio, se quitó la manta de encima y puso la CNN. Y se arrastró hacia el cuarto de baño dispuesta a prepararse para otro día en Nueva Delhi

El viaje había surgido repentinamente, cuando Baston y Asoc recibió una notificación del Securities and Exchange Board de la India, según la cual se estaba investigando a la compañía como parte de una investigación general de la bolsa de Bangalore.

Los cargos que se le imputaban eran falsos, pero se requirió la presencia de Valentina de todos modos para terminar el caso. En dos días, tuvo que dejar el despacho en México, hacer el equipaje y coger un avión hasta la otra punta del mundo.

Se lavó los dientes y, estaba a punto de abrir el grifo de la ducha, cuando una voz conocida la obligó a pararse en seco. Muy despacio, se acercó a la puerta del cuarto de baño y el corazón le dio un vuelco. La cara de Jul ocupaba toda la pantalla del televisor: estaba respondiendo a unas preguntas de un periodista financiero.

Estudió aquel rostro y se fijó en las ojeras, que el maquillaje de la televisión no lograba disimular del todo. Un traje sastre color crema le acentuaba el tono de la piel y, al hablar, le brillaban unos pequeños pendientes de diamantes en las orejas. Parecía más delgada, y Valentina percibió además un matiz nuevo en ella. Un aire de tristeza.

La esquina de la cama se hundió cuando se sentó, como hipnotizada. Se le encogió el estómago cuando la vio reírse por algo. El carisma que tanto la había atraído desde el principio era patente, incluso a través de la pantalla. "¿Cómo pude hacerme ilusiones de que una persona así llegara a interesarse por mí? ¡Mírala!" No apartaba los ojos de la pantalla, atrapada por aquella melodiosa voz. ¡Salía en la televisión internacional, por Dios! «¡Por no hablar de lo impresionante que es!» Podía tener a la mujer que quisiese.

Apagó el televisor y volvió al cuarto de baño, riéndose. "Mierda, parece que no me extraña que no me haya vuelto a llamar." Se frotó el cuerpo con gel de baño, pero no podía quitarse la capa de incertidumbre que la siguió a la ducha. Unos días antes, durante las veintitrés horas que había durado el vuelo, estuvo repasando el ultimátum que había dejado en el contestador de Jul el día en que se marchaba.

Nunca había suplicado a un amante y, desde luego, no iba a empezar ahora. El mensaje que le dejó era claro y concreto. Le explicó lo que sentía y por qué le atraía tanto; el siguiente paso le correspondía darlo a ella.

Al igual que todas las vírgenes, se decía riéndose de sí misma, no quería que la primera vez fuera con cualquiera. Desde el momento en que Jul prácticamente la arrolló, supo que nunca había conocido a una mujer igual, y que nunca la conocería. Después de su tormentosa despedida, había justificado con mil argumentos el hecho de que Jul no la llamara, desde los más absurdos hasta los más morbosos, pero siempre volvía a una idea persistente.

¿Jul pensaba que era tan tonta como para creerla capaz de lanzarse ciegamente en brazos de una mujer por puro capricho? ¿No se le había ocurrido pensar en las consecuencias que eso tendría en su carrera profesional? Jul era lesbiana desde siempre y la aceptaban tal como era, sin más, mientras que ella se lo jugaba todo. No tenía la intención de quedarse en el armario para siempre; ya estaba experimentando su nuevo despertar sexual y quería compartir su vida abiertamente con la persona a la que amaba, cuando llegara el momento. Podía perderlo todo. ¿Acaso Jul creía que podía tomarse una decisión semejante a la ligera?

Después de secarse, se miró en el espejo. No le gustó lo que vio. Era como revivir los ligues de la adolescencia: estaba arriesgando la confianza en sí misma, una confianza que había cultivado durante toda la vida de adulta, por una nimiedad como estar pendiente de una llamada de teléfono.

Cuando Tú Quieras (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora