29

6.5K 587 89
                                    

Valentina tomaba el segundo café disfrutando del agradable sol del final de la mañana, en la terraza de atrás de su casa, mientras esperaba a que Jul pasara a recogerla. Sorprendentemente, la había invitado a un partido de fútbol especial de la liga española que se celebraba el fin de semana. Jul la había llamado después de la reunión del lunes con Beltran, le había dado las gracias una vez más y le había preguntado si le apetecía ir con ella al partido.

En los días siguientes, le envió una cesta de fruta y con un mensajero compró otro móvil de línea prepago para evitar escuchas y la llamó un par de veces para ponerla al corriente de los progresos que se estaban produciendo en el conflicto que la abrumaba. Todavía no habían averiguado gran cosa y Beltran insistía en que Jul se pusiera en contacto con un agente especial que conocía. Jul le había dicho que lo pensaría.

Una de las muchas personas que corrían por el parque le llamó la atención. Reconoció a una mujer delgada, con un pantalón corto color naranja, que pasó ante ella y la saludó. Era Josefina (Fina), la vecina de al lado, con la que tenía amistad en los cinco años de vecindad que llevaban. Valentina supo enseguida que Fina era lesbiana, y de vez en cuando hablaban del tema.

Se acordó de la primera vez que la invitó a una fiesta. Estaba un poco nerviosa, porque era una de las pocas mujeres heterosexuales del grupo, compuesto mayoritariamente por lesbianas, pero Fina le aseguró que nadie se la iba a comer y que conocería a algunas mujeres interesantes. Y realmente se lo pasó muy bien, observando, intrigada, pero todo cambió cuando conoció a Jul Valdes, con ella el mundo se le detuvo y era una señal inequívoca de su preferencia.

Valentina estaba consiente que se perdía muchas cosas relacionándose con hombres. En sus años de estudiante y de profesión, había salido con algunos hombres e incluso había estado a punto de casarse, pero no sabía por qué, al final no le gustaban, no le satisfacían, ni en la vida normal ni en la cama. Definitivo no quería pasar toda la vida con un hombre pero faltaba el otro lado de la moneda.

En los últimos años, había confiado a Fina las sospechas crecientes que albergaba sobre su posible lesbianismo, y Fina la había ayudado a ordenar sus pensamientos, sin dirigirla hacia ninguna tendencia determinada, no había conocido esa mujer que le hiciera pensar en serio en sus sospechas. Entre litros de café, copas de vino y kilómetros de paseos por el parque de Chapultepec, Valentina había puesto en palabras lo que sentía y pensaba, lo habían discutido y, finalmente, había sacado sus propias conclusiones.

Había salido con algunas mujeres e incluso estuvo a punto de acostarse con una, pero no se sentía lo suficientemente cómoda como para hacer el amor con ella. Achacó sus dudas a la hora de perder la virginidad por segunda vez a una falta de madurez, comparable a la época, veinte años antes, en que tonteaba con Elio Gasparini en el patio de atrás de su casa. Sabía que hacer el amor por primera vez con una mujer sería determinante en su vida y no tenía intención de tirarse de cabeza sin estar completamente segura. No era tan ingenua como para creer que tenía que estar enamorada de la mujer en cuestión, pero sabía que reconocería el momento oportuno cuando la ocasión se presentase.

—¡Valentina! —Jul estaba al otro lado de la terraza, mirándola con curiosidad.

"El momento oportuno es contigo, sin duda, Jul Valdes".

—¡Hola!

—Pensé que estarías aquí. Llamé varias veces pero no contestabas. —Sin que Valentina lo advirtiera, Jul había aprovechado la ocasión para observarla en silencio, antes de anunciar su presencia. Se quedaba sin respiración contemplándola. Estaba increíblemente guapa allí sentada, relajada, con la brisa removiéndole el pelo.

—Perdona —dijo Valentina, incorporándose un poco—, estaba ida soñando despierta.

—Si ésta fuera mi casa, no podría hacer otra cosa. Entiendo que te guste estar aquí.

Cuando Tú Quieras (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora