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Le tendió la mano a Valentina y, cuando sus miradas se encontraron, empezó a respirar entrecortadamente. Se acercó para besarla otra vez, pero una pareja que salía de la pista de baile chocó con ella y se disculparon con poco entusiasmo. Bastó aquella interrupción para romper el hechizo; Jul simuló naturalidad lo mejor que pudo y continuaron avanzando hacia la puerta. Tan pronto como salieron al frío de la noche, Valentina se levantó su cabello que lo traía suelto en ondas, para refrescarse y Jul vio la fina película de sudor que le cubría el cuello. Le habría gustado pasar la lengua y atrapar aquella humedad, pero la interrumpió un agudo grito de saludo y no pudo satisfacer el impulso.

—Valentina, me parecía que eras tú.

—Andrea... —dijo Valentina, disimulando mal su consternación. Jul la miraba con una expresión de deseo que casi la derrumbaba. Sacando fuerzas de flaqueza, sonrió a la colega de trabajo—. Me alegro de volver a verte. —"Qué fastido."

—Valentina, ¿dónde te metes? Tienes que venir conmigo. Quiero presentarte a Samuel Suarez. —Andrea, según su costumbre, no le dio ocasión de contestar a la pregunta y siguió cotorreando—. Estás guapísima con ese modelo. ¿De dónde lo sacaste? —Tendió la mano a Valentina y, como si lo hubiera pensado tarde, se dirigió a Jul—. Por cierto, soy Andrea Infante. Nos disculpas un minuto, ¿verdad? No tardaremos.

Valentina lanzó una mirada suplicante a Jul, como diciendo: "¿Qué quieres que haga?". Andrea siempre le había parecido poco discreta, y lo corroboró cuando la empujó hacia la sala de baile y le dijo en un fuerte susurro:

—¿Has pensado en lo que te conté hace unos meses?

Desconcertada, Valentina miró a su alrededor con la esperanza de que no hubiera ningún conocido por allí que pudiera oírlas.

—Lo siento, Andrea, no sé muy bien si...

—¡Eh, nada de falsa modestia! —bromeó Andrea—. La comunidad necesita un abogado hábil y bien relacionado, como tú, y seguro que lo harás estupendamente. Pasarte al ejercicio en el ámbito privado es justo lo que necesitas, seguro.

"Maravilloso. Cuéntaselo a todo el mundo, anda." Andrea y Valentina había sido adversarias en un caso, hacía ya casi dos años, y, poco después, le sorprendió que se le acercara en un seminario de derecho en Los Ángeles. Se pasó toda la tarde hablándole de una abogada famosa que estaba a punto de retirarse y que buscaba a alguien que la relevara. Era representante de las mujeres y los niños en la ciudad y se había ganado el respeto de toda la comunidad. Valentina se lo había planteado, pero todavía no se sentía preparada para cambiar. Le gustaba mucho trabajar en Baston y Asoc.

—En realidad, no he vuelto a pensar más en ello, Andrea —respondió.

—Pues le dije que la llamarías.

Valentina suspiró. Ella no había quedado en dar ningún paso, pero Andrea era una especie de martillo, cuando se le metía una idea en la cabeza.

—De acuerdo, lo pensaré.

Después de hablar con ella un poco más, se excusó y volvió al patio, donde Jul la esperaba con una bebida fresca en la mano.

—Lo siento. Me agarró desprevenida.

—Es un auténtico huracán, ¿no? —Jul le pasó la bebida y Valentina se tranquilizó al comprobar en su mirada que la situación le hacía gracia, que no la había irritado, como esperaba—. ¿Quién es? ¿Una ex? —Jul subrayó la pregunta subiendo las cejas.

—¡No! —replicó Valentina enérgicamente. No quería que Jul pensara que una persona tan indiscreta podía atraerla—. No, no, nada de eso. Andrea representó a un empleado que denunció a Baston y Asoc por despido improcedente. Fui su rival y perdió el caso —remató, levantando la barbilla con orgullo.

Cuando Tú Quieras (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora