XXXVI

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─Enserio se tienen que ir? ─ preguntó el pequeño Talcott, mirando a los chicos, quienes asintieron.

─Cuanto antes salgamos, mas pronto llegaremos ─ respondió Iggy, mirando al niño que se veía triste.

─Esta bien... ─ susurro el niño tratando de sonreír, más la sonrisa no llegaba a sus rostros ya que estos mostraban desilusión.

Le revolví el cabello sonriéndole, tratando de levantarle el ánimo al mismo tiempo que Iris se acercaba a él y lo abrazaba mirando a los chicos con tristeza.

Los chicos se despidieron de todos para despues alejarse unos pasos, esperando que yo me despidiera. Pero antes de hacerlo, saque mi mochila de mi espalda, la cual ya tenia tanto comida como agua guardados, para dejarla en el piso y sacar de esta el peluche. Teniendo el juguete en mis manos, me acerque a Talcott para arrodillarme y ponerme a su altura, mirándolo algo avergonzada por lo que haría a continuación.

─Este peluche lo tengo desde que cumplí los 6 años, mi madre me lo regaló para que me haga compañía mientras ella iba a trabajar. ─Empecé explicando mientras desviaba mi mirada del peluche al niño, quien miraba el muñeco con curiosidad. ─ Pero ya no puedo seguir trayendolo conmigo en el viaje, puede romperse o malograrse, hasta lo puedo llegar a perder si no encuentro mi mochila.

Me quedé en silencio durante unos segundos, recordando a mi madre y la sonrisa que ella me dio el dia que me regaló al pequeño peluche. Haciendo que en estos momentos sintiera sentimientos confusos, ya que estaba entre feliz y triste por recordar ese dia, en donde apenas era una niña y no tenía que preocuparme de nada. Deseando volver a tener esa edad y volver a estar en los brazos de mi madre, en donde me sentía protegida y sabía que nada podría lastimarme si la tenia a mi lado.

─Por eso─ seguí, despues de salir de mis pensamientos y sonreirle al pequeño, tratando de hacerlo de la misma forma que mi madre lo hizo conmigo. ─Pienso que es momento de dárselo a otra persona, el pequeño ya se siente solo de pasar dia tras dia en el interior de mi mochila y no es justo, el también se siente solo. Es mi tesoro mas preciado y estoy buscando a alguien que lo cuide de la misma forma que yo lo hice en mi niñez. Así que pensé.... lo cuidarías por mi? 

El niño se quedó en silencio, mirando al pequeño peluche analizando lo que habia acabado de decir para despues mirarme con emoción. Empezando a asentir muchas veces para despues acercarse mas a mi, queriendo agarrarlo pero pidiéndome permiso para poder hacerlo con la mirada.

─Si aceptas, es todo tuyo, tú serás su nuevo dueño y... ─ me acerque a su hasta llegar a su oreja, poniendo mis manos alrededor de esta, como si le estuviera contando un secreto. ─ Si llegas a sentirte solo, tan solo basta darle un abrazo para que esa soledad se vaya. Cada vez que lo abraces imagina que soy yo o la persona que mas quieres abrazadote. Y te puedo asegurar que es el mejor en guardar secretos, puedes hablarle de lo que quieras y nunca le contara nada a nadie. ─ Me aleje de el para despues pararme y ver como el abrazaba su muñeco para levantar su mirada y dirigirla hacia mi. ─Así que, qué dices? Aceptas?

─Sí ─ murmuró para despues correr y abrazarme con fuerza. ─Lo cuidare muy bien.

─Muy bien, porque el también me prometió que te cuidara a ti ─ le dije, abrazándolo con fuerza para despues separarme y darle un beso en la mejilla. ─ Es momento que me vaya, pero pronto nos volveremos a ver, así que cuídate mucho!

─Si! ─ respondió para acercarse a Iris y pararse a su lado.

Con una pequeña movida de manos, me despedí del señor Cid e Iris, quienes simplemente asintieron para despues adentrarse a la casa con el pequeño Talcott. 

Final Fantasy XV [Noctis y Tu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora