LXIX

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Mire con diversión, curiosidad y ternura la forma en la que la criatura daba pequeños pasos al lado de Sarah y moviendo sus manos, estando ambos delante de mi y Noctis. Y aunque sabia que esto era una estrategia de parte de el para poder ver cada movimiento que ambos hacían, eso no impedía que quisiera abrazar al alienígena y nunca soltarlo.  Parecía uno de esos peluches que los padres les regala a sus hijos para que puedan dormir con ellos porque parecían bastante abrazables y muy suaves. Además que su estatura me hacia recordar a el Señor Abrazos, mi querido oso marroncito que se encontraba en estos momentos en el cuidado de Talcott.

─Alguna vez pensaste que nos encontraríamos en una situación como esta? ─ me pregunto Noctis, por lo que voltee a verlo para después sonreír con algo de burla al notar su ceño fruncido ligeramente.

─Nop, pero para ser justa, tampoco estaba en mis planes salir a una aventura con un príncipe dormilón, un amante de los Chocobos, un gigante cariñoso muy fuerte y el mejor cocinero del mundo ─ murmure, recibiendo un pequeño golpe en mi hombro con el suyo por la forma en que lo había llamado. 

─Gigante cariñoso ─ cuestiono en un tono divertido por lo que simplemente me dedique a asentir con una pequeña sonrisa, para después notar como este se cruzaba de brazos y alzaba las cejas.─ Y por que solo Gladio e Ignis tienen buenas descripciones?

─ Miento? ─ pregunte, notando como este giraba ligeramente la cabeza para evitar mi mirada, así que decidí molestarlo un poquito mas. ─ Además, los de ustedes tambien tienen su encanto, especialmente el tuyo.

─De verdad?

─Pues claro, de niña mi madre me contaba cuentos de la bella durmiente, pero nunca pensé conocer a su hermano gemelo ─ hable, notando como las mejillas de el pelinegro se llegaban a calentar un poco de mi pequeña bromita, pero lo que no me esperaba es que el tambien se burlara de mi.

─Así que te parezco guapo ─ murmuro, causando que me atragantara con mi saliva, mientras escuchaba la primera risa que Noctis soltaba en este lugar. 

 ─Yo... ─murmure, sintiendo como la sangre subía a mis mejillas y mi corazón latía con rapidez. ─ Regresando al tema principal, no miento, Iggy cocina mejor que nadie en este mundo y Gladdy es la persona mas dulce y cariñosa que conozco ─ conteste, mientras cambiaba de tema y me dedicaba a mirar a Sarah, tratando de evitar la mirada de Noct. Sin embargo, grande fue mi sorpresa al notar como ella se le quedo mirando a cierto príncipe después de haberlo escuchado reírse por primera vez. 

─Dulce? Te puedo asegurar que esta muy lejos de ser eso, especialmente en los entrenamientos ─ me explico, mientras mi interior se relajaba al notar como había aceptado el cambio de tema. 

Pero al escuchar su respuesta, tan solo pude pensar en la gran diferencia que había entre la forma que Gladdy me enseñaba a mi y la forma que le llego a enseñar a Noctis. Sabia que el grandote era mas duro con el pelinegro, debía serlo, después de todo, él era un príncipe, pero nunca me llego a explicar totalmente en que consistía sus entrenamientos, por lo que cierta curiosidad empezó a surgir sobre como un pequeño Noctis de 10 años había entrenado con un Gladio mas joven y no tan musculoso. 

─Conmigo es bastante dulce, el me ayudo mucho a mejorar mi estado físico.

Respondí, rascándome ligeramente la oreja al recordar como al principio me costaba bastante seguirle el ritmo. Y es que al comienzo él me pedía dar 10 vueltas, las cuales me costaba mucho terminar, pero el no permitía que me sentara hasta que por fin terminara todas. Aun así, recuerdo las conversación de que mi hermano solía tener con mi madre describiendo sus entrenamientos para convertirse en un soldado del rey y siempre recordaba que lo que el pasaba era mil veces mas difícil que dar vueltas para después entrenar un poco con el arco. 

Final Fantasy XV [Noctis y Tu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora