VI

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Ahora mismo ya era de noche, por lo que habíamos decidió acampar después de hacer otros dos trabajos sobrantes y recibir la paga. Me sorprendí mucho al ver al príncipe con una que otra herida en el rostro, y mi cara de preocupación al parecer le pareció gracioso a el rubio que se arreglaba su cabello mas de lo que yo lo hacia con el mio.

Al igual que las noches anteriores, Ignis me enseño a hacer la cena, pero el hacia la mayoría. Y como las otras noches, todos nos fuimos a dormir, pero volví a escuchar como alguien se paraba y caminaba hacia afuera. Me quede acostada unos minutos sin saber que hacer, no sabia si mi parecencia le incomodaba al príncipe o si por lo menos le agradaba que yo estuviera afuera con el.

Después de unos minutos de pensarlo, me levante y camine hacia afuera encontrándome al príncipe sentado viendo la luna. El al escuchar mis pisadas se dio la vuelta para verme, nos quedamos viendo pero con su cabeza me señalo la silla que estaba a su lado y no la de al frente como veces anteriores. Camine a paso lento y con timidez a su lado, me senté y me quede mirando la luna en un silencio que se estaba volviendo incomodo.

─Pensé que no saldrías esta vez─ escuche su voz, no lo mire, porque ni yo pensaba hacerlo, pero mi curiosidad me había ganado.

No sabia que responder, después de unos días, el me dirigía la palabra, y no era yo a el... bueno solo fue una disculpa, así que no podía considerarlo una conversación de por si. Pero el punto era que no sabia que hacer. 

─Si mi presencia le incomoda su majestad, puedo irme y dejarlo disfrutar de la noche en paz ─susurre incomoda moviéndome en la silla, lista para pararme e irme.

─No es necesario. 

Fue lo único que había dicho, yo no me moví de mi asiento y simplemente el silencio volvió pero yo quería preguntar como se había hecho las heridas en la cara, y porque no quería curarse las. La sangre seca en su cara era un hecho, y yo lo único que pensaba era que no podía presentarse de ese modo a la dama Lunafreya.

─Puedes preguntar lo que esta rodeando tu mente ─hablo, pero en ningún momento se digno a verme el rostro, era como si estuviera evitando mirarme.

─Por que no se limpia las heridas?

─Porque no son nada grave, ni siquiera duele ─respondió pero yo me levante de un salto, sentí su mirada curiosa pero no le hice caso y camine hacia mi mochila. 

La abrí y saque una pequeña caja, el miraba el movimiento de mis manos con curiosidad, pero yo me concentre en abrirlas y sacar un algodón junto a una botellita de alcohol.

─Si no las limpia, es posible que se vayan a infectar y el resultado seria peor y le dolería un montón ─me quede unos segundos en silencio, mordiendo mi labio por nerviosismo. ─Me permite?

El asintió sin decir mas y me acerque para sentarme en el piso delante de el, agarre con cuidado su cara mirando los golpes que tenia, eran solo dos cortadas, con sangre seca y había un poco de suciedad adornado su cara. Separe mis manos y agarre el algodón junto al alcohol para vertirlo, cuando ya estaba listo, con cuidado agarre su mejilla y le empece a limpiar sus heridas. Solo tenia vendas, me había olvidado traer curias por lo que no podía ponérselas y dudaba que me dejara.

Así me la pase unos minutos, limpiando sus heridas, quitando la sangre seca y me fue algo gracioso ver sus caras al no soportar el ardor del alcohol. Había notado muchas veces como las criaturas lo empujaba y lo hacían caerse, nunca mostró señal de debilidad ante ello. Pero cuando le aplicaba un poco de alcohol, ahí si había un problema.

Cuando termine, deje el algodón en el suelo durante un segundo y agarre un trapo para después vertirle un poco de agua y empezar a limpiarle el rostro. Podía sentir sus ojos en mi, pero yo no podía evitar recordar a mi hermano, esto era lo que hacia cuando el llegaba de la escuela todo golpeado por meterse con bravucones.

Final Fantasy XV [Noctis y Tu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora