XVIII

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Nos había tomado un tiempo pero habíamos lograr salir de la cueva, todo un día nos habíamos pasado ahi dentro, habíamos entrado con la luz del sol y ahora teníamos la luz de la luna iluminándonos. No me había sorprendido, tenia la leve sospecha que íbamos a salir tarde de ahí, pero eso no quitaba el hecho de que me moría de hambre y sueño.

Nos paramos afuera de la cascada para recuperar el aire, habíamos corrido durante toda la trayectoria de regreso, tratando de salir lo mas rápido. Debía de agradecerle a Glad, ya que en mas de una ocasión evito que me cayera de cara al suelo por mis tropiezos, y me agarro de la mano arrastrándome, mientras seguíamos a todos y sentía que ya no tenia aire en mis pulmones, teniendo de resultado el deseo de querer morirme para ya no tener querer morirme. Tal vez estaba exagerando un poco, pero habíamos estado corriendo durante todo el día y estaba muerta de cansancio, no estaba acostumbrada a hacer tanto ejercicio. Pero también debía ser agradecida, especialmente con el príncipe, que había bajado levemente el ritmo al ver que yo iba atrás de todos. 

Pero eso no evitara que me sintiera que era la debilidad del equipo, solo los retrasaba, por lo que tuve que esforzarme mucho mas para subir mi velocidad y poder estar a la altura de todos. Así que en estos momentos me encontraba cansada y mi mayor y único deseo era acostarme y dormir, no importaba si era en una cama, en el piso, en el auto o en una cama de clavos.

Estaba parada recuperando el aliento cuando al lado mio empece a escuchar quejido, así que me di la vuelta encontrándome con el príncipe, quien empezó a cerrar con fuerza los ojos y llevar una mano a su cabeza. Lo mire con preocupación y me acerque a el con rapidez al igual que los demás chicos.

─Su majestad se encuentra b... ─no logre terminar mi frase porque cuando le agarre el hombro para llamar su atención, sentí como mi visión se nublaba.

Las cosas a mi alrededor empezaron a girar y girar, hasta que poco a poco empezaron a cambiar, ya no era de noche, sino de día. Al frente mio se encontraba el hombre que habíamos conocido en el puente, en los primeros días del viaje el cual tenia cabello largo y ropas negras. Los chicos estaban al frente de el, no podía escuchar de que hablaban pero si pude reconocer el lugar, estábamos en la ciudad donde había conocido a Talcott, estábamos en Lestalum en una clase de mirador.

Mi visión se volvió a nublar y esta vez solo había un ser gigante de piedra al frente mio, podía notar que ni siquiera su dedo mas pequeño era de mi estatura, por lo que era muchísimo mas grande que yo, que a su comparación, yo parecía una mosca. Estaba mirándolo y cuando gire la cabeza podía notar que estaba el príncipe atrás mío, como si estuviera protegiéndolo del grandote. Sentí algo raro en mi interior, era como si supiera que tenia que correr, pero no lo hacia, estaba parada sin hacer nada. 

Solté al príncipe con rapidez, dando unos pasos hacia atrás alejándome lo mejor posible de el. Me quede pensando en lo que había visto, no tenia un buen presentimiento con aquello, mi instinto me decía que no podía confiar en aquel hombre y que nos traería problemas, pero también sabia que mi instinto era un asco conmigo. No era la primera vez que me metía en problemas por ello, y encima mis visiones tenían un 50% de equivocación, por lo que decidí ignorarlo y restarle impotencia.

Me concentre en que esta vez había tenido dos visiones juntas, una seguida de la otra, algo que nunca antes me había pasado, por lo que no sabia si era algo bueno o malo. Y de paso, había sentido algo, sentí el miedo y nerviosismo como si estuviera ahí, y al igual que lo anterior, esto no me había llegado a pasar antes, nunca había podido sentir mis emociones futuras en mis visiones. No sabia que estaba pasando conmigo y eso me empezaba a preocupar.

Tuve suerte que los chicos no notaron lo que había pasado, por lo que sacudí levemente la cabeza sacando aquellos pensamientos y me concentre en el príncipe. Saque su botella de agua de mi mochila y se la extendí para que la tomara, lo cual no dudo en hacer, aunque esta vez tuve mucho cuidado de no tocar su mano, si el había sido el causante de ambas visiones, no quería volver a experimentar aquel mareo que sentí cuando las cosas empezaron a girar a mi alrededor.

Final Fantasy XV [Noctis y Tu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora