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Eres mi momento favorito del día.

Manuel Rivas.

—Y explícame cómo te caíste de nuevo, mujer. —me río sujetando el teléfono entre mi hombro y mi oreja.— No puede ser que hayas hecho de nuevo una tontería.

—En mi defensa no fue una tontería, tenía que correr porque estaba llegando tarde y que me caigo de jeta justo frente a la casa de mi ex. ¿Sabes lo vergonzoso que fue?

Lanzo una nueva carcajada y Saak niega llevándose los platos a la mesa. No puede creer que realmente haya congeniado tan bien con Karol con solo una cita.

Pero digamos que el encuentro con Ruggero y Candelaria ayudó un poco. Ella es una muy buena persona, y aunque él es un idiota total, Karol ha logrado justificarlo.

Es cierto lo que dice, incluso yo traería un humor de perros si supiese que mi hijo está enfermo de la noche a la mañana.

No los juzgo, solo intento comprender la actitud del italiano.

—Debo suponer que te regresaste a ti casa. —musito ocupando mi lugar en la mesa. Ella se ríe.— No me digas que aún así fuiste a trabajar.

—Ya sabes, primero lo primero. Aunque si, no me moví del mostrador por nada del mundo. Me dolía la vida entera.

—Y si a eso le sumas el dolor de la humillación, debes querer morirte. Pobre de ti.

—Ay no, no te imaginas lo vergonzoso que fue, llegué llorando y no podía ni siquiera explicar lo que me pasó. Adriana pensó que me robaron y salió corriendo buscando al culpable.

—No jodas, ¿es en serio?

—Te juro que si... Espera un momento.

Silencio total por un rato, aprovecho para servirme mi porción de puré mientras Saak toma fotos de la comida para su tóxica. Esa mujer en serio lo tiene controlado.

En todo momento quiere saber qué hace y con quién está.

—Ya, volví. —suspira.— Fue incómodo.

—¿Qué? ¿Tu caída? Juraría qué si.

—No, eso no. Es que, una pareja se mudó a la casa que había estado desocupada casi dos años hace mucho. —me explica.— Y como tenía la cortina levantada, noté que el señor ese me miraba y fue incómodo porque cuando me levanté a cerrar la ventana, me sonrío de una manera no sé... ¿Coqueta? Y bueno, lo ha hecho muy seguido durante el último mes. Me siento acosada.

—Bueno, es mejor que tengas cuidado. Nunca sabes con quien te encuentras.

—De eso estoy segura. Pero dime, ¿por qué no acompañaste a Anne hoy?

—Porque mis turnos en el trabajo ya están establecidos, y porque ahora su madre se está haciendo cargo. Fue bueno mientras duró.

—Si, era lindo verte los días de terapia. —suelta una pequeña risita.— Tengo que colgar porque Montserrat se va a volver loca si no le devuelvo el teléfono pronto. ¿Hablamos mañana?

—Hablamos mañana. —confirmo.— Cuídate y suerte en tu día.

—Lo mismo digo, Chucho. Bye.

Ella cuelga, sonrío dejando el teléfono a un lado. Saak niega.

Y aquí vamos de nuevo.

—No te había visto así por alguien desde...

—Melania, no quiero hablar de ella. —ruedo los ojos.— Eso solo no funcionó y ya.

Love HerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora