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No te rindas nunca, porque nunca sabes si el próximo intento será el que funcionará.

Karol Sevilla.

Meses después.

—Dicen que su caminas, tus caderas se abren y así no sufres al momento del parto.

—Si, pero, ¿ya pensaste en qué pasa si el bebé nace porque si? Tiene cinco de dilatación.

—Agustín, cálmate. —me río acariciando mi vientre mientras camino por la sala.— Vas a desesperar más a Ruggero.

Montserrat se ríe cuando ve a Ruggero bajar con la pañalera y mi bolso listos. Niego divertida.

Quiero que este proceso sea lo más normal posible e intento no pensar en nada más.

Ayer en la noche fuimos al hospital, tenía solo cinco de dilatación así que volví a cada a esperar. Estoy tan relajada que se me hace imposible que mi bebé vaya a nacer ya.

Nueve de septiembre en la mañana, Ruggero no puede con tanta felicidad. Su hijo va a nacer cerca de la fecha de su cumpleaños.

Una nueva contracción se siente, suspiro sentándome en el sillón.

—Deja de moverte así o me marearás. —susurro mirando a mi esposo.— Amor, estamos bien.

—Ya sé, es solo que estoy ansioso.

—Tengo hambre.

Mi prima se pone de pie buscando algo dentro de la cocina. Agustín sigue tecleando en su teléfono.

Estoy feliz por él. Salir de su trance por el abandono de Melania fue difícil.

Agustina contribuyó mucho pero no son nada. Lo intentaron durante dos meses, y cuando terminaron, siguieron siendo esos amigos de siempre.

Ahora ella ya tiene una nueva pareja y Agus está conociendo a alguien. Es una muchacha hermosa y sumamente carismática.

Yo la amo y tanto Maxi como Ruggero aprueban la unión.

De Melania no puedo decir mucho. Ella y Manuel se separaron tan rápido como volvieron.

Ni ella ni él eran felices.

Supe que tuvo a su hija a los siete meses. Y que ahora ambas están bien viviendo lejos de aquí.

Intentó buscar a Agustín. Pero por el bien de su salud mental, él solo se alejó.

Jadeo, una nueva contracción se siente. Sujeto la mano de mi esposo.

Ya llegó el momento de irnos.

—Llévame al hospital.

Aliviado Ruggero me ayuda a ponerme de pie.

Caminamos hacia el auto con Agustín y Montserrat detrás. Y mientras Ruggero conduce, me siento más que emocionada.

Vamos a tener un bebé, nuestro amado Liam.

Sonrío, mis ojos se llenan de lágrimas.

En cuanto llegamos al hospital me siento aliviada, me duele todo el maldito cuerpo pero asumo que estaremos bien.

Me inyectan epidural y los dolores pasan a ser soportables. Comprueban mi dilatación.

Estamos en nueve.

Con razón comenzó a doler tanto.

De inmediato avisan que harán la intervención. Ruggero dice firme que no quiere estar durante el proceso.

Love HerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora