¿Mi deseo? Déjame verte una última vez. Deja que este te amo brote de mis labios ir última vez.
Karol Sevilla.
—Ya, deja de llorar. —ordena mamá y sorbo mi nariz sin dejar de abrazar a mi niño.— Basta, Karol.
—Ruggero ya lo sabe y siento que esto será trágico. —sollozo.— No quiero verlo, mamá. Dile que la tierra me tragó.
—Sea como sea él es el padre, Karol. Tiene derechos. Y el que se haya inventado una excusa para venir a ver al niño es...
—¡Estúpido! No debió hacer eso.
El timbre suena, me encojo en mi lugar abrazando con más fuerza al pequeño que duerme en la cama.
Mi pequeño.
Tengo tanto miedo de que las cosas salgan mal. Absolutamente todo puede salir mal esta mañana.
Y el que Ruggero haya decidió viajar después del cumpleaños de su esposa se me hace extraño. No sé para qué vino, debió quedarse en Italia.
Si de todos modos nosotros viajamos mañana.
—Está aquí, Karol. —dice mamá.— Los voy a dejar a solas. Por favor, intenten tomarlo con calma.
—¿Tomarlo con calma? Me ocultó a mi hijo durante cuatro años.
—¿Y qué querías que dijera? Estuve a punto de decirlo cuando dijiste esa estupidez de.... No damos para más, Karol. No estamos hechos para estar juntos. Lo mejor es que tú sigas tu camino y que yo siga el mío. Pues sorpresa, seguí mi camino si ti. —salgo de mi escondite.— No lo mires, no mires a mi hijo.
Sus ojos se iluminan al instante, se acerca y se sienta en la cama. Liam se remueve y abre los ojos.
Me mira, le sonrío.
Pero él se percata de Ruggero y centra su atención en él. El gesto de ambos me es difícil de explicar.
¿En qué te metiste, Karol?
—Hola, pequeño. —susurra él con un tono de voz fraternal. Liam sonríe.
—¿Quién es, mami?
—Bueno. —suspiro.— Él es...
—Tu papá. —interrumpe Ruggero. Le lanzo lo primero que encuentro.— No voy a quedarme callado.
—¿Mi papá?
Liam me mira emocionado, ha estado deseando esto desde siempre. Aprieto los labios y asiento.
Y es solo cuestión de minutos para que mi pequeño se lance a los brazos del italiano asegurando que está muy feliz.
Ay, Dios. Esto no me gusta nada.
Ruggero sonríe, abraza con fuerza al niño y deja en beso en su frente confundiéndome demasiado.
¿En serio no le afecta enterarse que tenemos un hijo?
—¿Por qué no viniste antes? —pregunta mi hijo enarco una ceja esperando que el italiano responda.
—Vamos, dile algo que le afecte y no vives para contarlo. —amenazo.— Nada te costaba esperar.
—Bueno, yo no vine antes por dos razones. —explica él.— La primera es porque tu madre nunca me habló de ti. Y la segunda es porque tienes un hermano menor que está enfermo y nos hizo pasar las fiestas más horribles de toda la vida. Pero él ahora está bien y seguramente va a querer conocerte.
—¿Tienes otro hijo, mami?
—No, yo no. —sonrió.—- Tu papá si.
—¿Y por qué?

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Love Her
عاطفية¿Qué sientes cuando ves al amor de tu vida? Muchas veces me pregunté eso, y para saberlo, debía ver la historia desde tres puntos distintos. Jamás imaginé que uno de ellos dolería tanto. Y no iba a ser el mío precisamente.